La
equidad debe acompañar a la ley (Digesto Jurídico).
Mientras que los sindicalistas
experimentan avances en sus demandas por mejores condiciones en materia de
pensiones y jubilaciones, se aprecia un desfase en el terreno de la equidad
distributiva. Ahora se tienen dos tipos de sindicalistas jubilados: los que
salieron antes de la revisión de 2015 y quienes se jubilan o pensionan después.
En la citada revisión se logró un avance
significativo en cuanto a acortar la distancia entre las percepciones del trabajador
retirado y el activo, ya que ahora se sale del servicio con alrededor del 90
por ciento del salario. Es innegable el beneficio logrado, sin embargo resulta
inocultable el hecho de que la lucha sindical ha puesto su acento en tal solo
una parte de la comunidad académica sindicalizada: los activos, dejando fuera
de la mesa de las discusiones a los académicos ya jubilados y pensionados.
Lo anterior nos presenta una especie de
disonancia cognitiva, ya que por una parte se reconoce y apoya la existencia de
una delegación de pensionados y jubilados (DPJ), pero en la mesa de las
negociaciones con la administración en período de prehuelga no se ha visto que
la organización sindical esté considerando reivindicar la igualdad de derechos
de la DPJ. En otras palabras, en la misma forma en que la administración
universitaria declara inexistentes a los
pensionados y jubilados, el sindicato excluye este sector en las negociaciones.
Aunque trabaja por mejorar las condiciones de jubilación de sus activos, ignora
completamente a los que ya pasaron a ese estado. Es evidente que a la
organización gremial le ha faltado una visión integral de las necesidades de
sus miembros y, en consecuencia, la claridad para resolver los problemas que
existen en su seno.
Existe un concepto clave en el
sindicalismo que es el de solidaridad. La organización lucha y adquiere sentido
mediante la protección de los derechos colectivos de sus miembros, pero también
a través de la acción en favor de personas o sectores que así lo requieren. No
existen lícitamente sindicatos encapsulados en los asuntos meramente laborales
porque una parte esencial de su identidad es social y política. Se actúa frente
a la injusticia de un sistema opresor en cada emplazamiento, en cada
declaración pública sobre la situación institucional o de cualquier eventual
ataque a los derechos de los trabajadores. Así las cosas, ¿le suena lógico que
en una misma organización sindical existan jubilados de primera y de
segunda?, ¿la exclusión de una parte
integral de la organización de los beneficios logrados colectivamente?
Con el ánimo de avanzar hacia la
necesaria y urgente equidad sindical, se propone un mecanismo simple que
contribuya a dar tranquilidad a los actuales y futuros jubilados y pensionados:
la creación de un fondo complementario de solidaridad sindical (el nombre es lo
de menos).
Una vez al año se descontaría un día de
salario a todo el personal académico sindicalizado activo, preferentemente en
la fecha en que se entregue la prima vacacional para efecto de reducir el impacto en las finanzas personales, el cual
se integraría al referido fondo complementario. Los recursos obtenidos se
destinarían a compensar proporcionalmente la pensión de los jubilados de antes
de la revisión de 2015 con la de los nuevos pensionados y jubilados, hasta que
todos los académicos retirados puedan aproximarse o lograr una pensión del 100
por ciento del salario vigente. Los recursos que ingresen darían un respaldo
firme y actualizable al actual fondo para la pensión complementaria, que no es
ilimitado, evitando que llegue el momento en que dejen de pagarse las pensiones
por falta de recursos.
Los actuales miembros del personal
académico estarían complementando su propia pensión a futuro, a la par que le
darían vigencia al concepto de solidaridad sindical. La administración de los recursos señalados se decidirá
mediante el mecanismo que el propio Comité Ejecutivo decida, sobre las bases de
transparencia y rendición de cuentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario