Temeritas
est damnare quod nescias
(Es una temeridad condenar aquello que ignoras)
Séneca
Sumario:
1. El
agua y el fracking.
2. La huelga de la Universidad de Sonora.
1.
Como sabe el informado lector, el pasado
domingo 22 se celebró el día mundial del agua, en medio de serias advertencias
sobre los peligros del uso abusivo del vital líquido y la necesidad de ser
racionales en su gasto y gestión. El pronóstico para el año 2025 no puede ser
más alarmante: muchos sufrirán de escasez, por lo que es imperativo su cuidado
(http://www.expreso.com.mx/notas-sonora/del-editor/101525-este-domingo-se-celebra-el-dia-mundial-del-agua.html ).
En México, la suprema sabiduría de los
diputados parece inclinarse por poner en manos “de los que sí saben” los
recursos hidráulicos del país, es decir, abrir la puerta de la cadena
productiva y distributiva a la iniciativa privada trasnacional, con el fin de
que su sabia y provechosa administración maneje cuencas, decida redes de distribución
y fije los precios correspondientes, en el entendido de que así se generarán
los empleos “que el país necesita” y se librará nuestro gobierno de la dura
tarea de ser el responsable de este valioso recurso, ahora desperdiciado por
ingentes poblaciones que creen que el agua es para beberla cada que se les
ocurre.
Desde luego que no faltan las veces
críticas a tan previsora medida. Ahí tiene usted al Papa Francisco, que se pone
en plan populista al declarar que el agua es de quien tiene sed y que es
pecaminoso su acaparamiento. “A nadie se debe privar de agua”, es la condena
terrible a los afanes neoliberales de convertir el líquido en mercancía. El
Papa sostiene que es un derecho humano (http://www.expreso.com.mx/mobile-mundo/101531-el-papa-exige-que-nadie-sea-excluido-del-derecho-al-agua.html). Los diligentes emporios como Nestlé y
Coca-Cola ven con temor tan aventurada afirmación del jerarca vaticano.
A pesar del entusiasmo de los señores
diputados que aprobaron la ley de aguas en comisiones y que no la presentaron
al pleno por ahora, existen evidencias científicas avaladas por geólogos y
ecólogos que señalan con dedo flamígero el potencial peligro que existe en la
actual iniciativa de ley, ya que, a pesar de las diatribas de los diputados de
“lento aprendizaje”, quedó claro que se trata de una iniciativa privatizadora,
que excluye a las comunidades interesadas y que niega el derecho de hacer
investigación sobre esta materia, con lo que se incorpora el elemento de
opacidad y secretismo a la operación de las futuras administradoras
trasnacionales del recurso. A lo anterior se le añade el problema de que el
agua se podría canalizar al servicio de las empresas energéticas que a la
sombra protectora de la reciente reforma, se van a dar a la tarea de extraer
gas lutita o shale mediante el
nefasto y ecocida método de la fractura hidráulica, o fracking, ampliamente
desacreditado en los países donde se ha aplicado, incluyendo EEUU (http://www.sinembargo.mx/22-03-2015/1285959).
El caso es que el día del agua es una
fecha mundial para expresar los buenos deseos de sustentabilidad que los
señores legisladores mexicanos no comparten, tan es así que legislan a espaldas
de las instituciones científicas y las organizaciones civiles interesadas en la
defensa de los recursos naturales, así como las comunidades agrícolas usuarias
del recurso. Se pretende tomar por asalto un bien cada vez más escaso y, por
ende, más valioso, a pesar de las experiencias internacionales que desaconsejan
su privatización, en oposición a la línea del FMI, y otros espantajos financieros
internacionales.
La relación entre la reforma energética
y la de aguas es cada vez más evidente y terriblemente amenazadora para enormes
sectores de población que se verían seriamente afectados por la privatización
hidrológica, ya que limitaría sus expectativas de desarrollo agrícola, su
calidad de vida y su salud. Lo sensato es actuar en oposición a los intentos
legislativos que parecen en sintonía con las trasnacionales, y que afectan no
sólo la salud rural y urbana, sino que socaban la soberanía y el dominio
nacional sobre los recursos naturales.
2.
En otro orden de ideas, Los sindicatos
de la Universidad de Sonora han emplazado a la administración de esta casa de
estudios, de tal suerte que si no hay respuesta razonable a sus demandas,
estallaría la huelga el día 16 de abril, a las 17 horas. Para no variar, a la
mayoría de las demandas sindicales, la administración ha contestado que no.
A propósito de lo anterior, el coro de
plañideras ha dado la voz de arranque a sus críticas y lamentaciones en contra
de la huelga y a favor del resignado aguante de los trabajadores: el señor
Arzobispo de Hermosillo, Ulises Macías, se pone la camiseta de experto en
educación y dice categórico que la huelga perjudica la preparación de los
estudiantes porque el tiempo perdido se traduce en un deficiente perfil de
egreso: “…imagínense los profesionistas que van a egresar”, dice en tono
chismoso don Ulises. Por su parte, Xóchitl Lagarda Burton, vocera educativa de
Coparmex señala que las huelgas impactan en la educación y “en el resultado
final de alumnos formados con calidad” (Expreso, 23/03/2015).
Con más de 30 años de experiencia en
educación superior a cuestas, me llama la atención este tipo de afirmaciones,
por ser falsas, manipuladoras y evidentemente políticas. Reflejan de manera
lamentable una postura patronal, inhumana, de franca oposición al ejercicio de
los derechos laborales que dan una mala señal a los estudiantes y a sus
familias porque, como se vea, ponen frente a los derechos laborales el sofisma
de la buena o mala preparación.
Lo cierto es que el derecho a la
educación no se ve afectado en absoluto, subsiste mientras el estudiante reúna
los requisitos para permanecer en la universidad, de acuerdo a lo establecido
en el Reglamento Escolar. La suspensión de actividades no es factor de retraso
en el aprendizaje, por la simple y sencilla razón de que no es un proceso de
almacenaje de conocimientos, sino de procesamiento y apropiación de los mismos
que no sigue la lógica lineal de una cadena de producción por que depende más
bien del nivel de significancia que tenga el conocimiento adquirido. Muchas
veces no se aprende en el aula, sino cuando se recrea la lección y se analiza
en la serenidad del hogar. La huelga, de haberla, puede ser aprovechada para
que los jóvenes se pongan a leer, a repensar los temas, a apropiarse del
conocimiento. Esto no ocurre al mismo ritmo o la misma intensidad.
Tanto el Arzobispo, la funcionaria
patronal, como el gobernador del Estado, que recientemente declaró ver “un trasfondo
político en la huelga”, están trágicamente equivocados. Lo razonable es que no
se metan en asuntos que ignoran ya que, en todo caso, sus opiniones revelan en
efecto un “trasfondo político” francamente porfiriano, antisindical, contrario
a la propia legalidad de las acciones de los trabajadores organizados en
sindicatos (http://www.expreso.com.mx/notas-sonora/del-editor/101613-movimiento-de-huelga-si-tiene-tintes-politicos-staus.html).
¿Podrán algún día superar su trauma autoritario prerrevolucionario? ¿Tendrán idea
del contenido social de la Constitución y la legislación que de ella emana?
¿Alcanzarán a imaginar que los trabajadores universitarios son cabeza de
familia de muchos estudiantes que merecen mejores condiciones de vida? ¿Sabrán
que los actuales estudiantes son los trabajadores del mañana? Es claro que si
lo saben les importa un rábano.
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