Los señores del Grupo México nos
persuaden de que en nuestro país todo es posible, que la ecología y la
protección al ambiente pueden figurar en los discursos y los compromisos
internacionales, pero sin conocerse y menos acatarse por las autoridades y los
empresarios interesados en la extracción de metales. México en general y Sonora
en particular han sido escenario de una variopinta tropa de excavadores que
hablan diversos idiomas y tienen distintos aspectos: güeros, morenos, blancos o
amarillos, pero con iguales propósitos de uso y abuso de los recursos naturales
de un país blandito ecológicamente y apático ambientalmente. El oro, la plata o
el cobre son metales que sólo la mentalidad desarrollada de las empresas de
clase mundial puede entender, por eso hay que dejarlas hacer y pasar.
Las concesiones mineras que se
reparten como anuncios de barata son la garantía de que mañana o pasado
estallará una bomba ambiental gracias a la laxitud oficial que se hace de la
vista gorda para “atraer inversiones y generar empleo”, en un entorno donde lo que se requiere son
apoyos a las actividades productivas. Lo anterior no debería significar que se
extiendan cheques en blanco, pero en la vida real los empresarios gozan de
patente de corso y prácticamente son intocables. En nuestro medio, la
recolonización empezó antes de las reformas de don Copetes. Son producto neto
de la pesadilla neoliberal o, si se quiere, de rescate neoporfirano de nuestra
dependencia.
Es frecuente que se denuncien abusos
por parte de las empresas mineras, las maquiladoras y otras que se acogen a la
benevolencia legal mexicana y a sus peculiares formas de interpretar y aplicar
la ley. Al parecer, la legalidad depende tanto del origen como del monto de la
cuenta corriente del emprendedor y no de aquello que esté codificado y sea
oficialmente observable. El placer de la evasión sólo lo proporciona una buena
relación política o económica con alguna autoridad competente, donde los
simples ciudadanos de a pie tienen el papel de sujetos de la acción legal,
gracias a que somos una república representativa y popular en la letra
constitucional pero un espacio de franquicias y concesiones en la realidad. Sin
dinero, ¿bailaría como lo hace el perro nacional?
El surrealismo mexicano de cada día
nos hace ver cosas que no existen o que no deben estar donde están: el agua
contaminada por una mescolanza de metales pesados, entre los que se encuentra
el arsénico, fierro, cadmio, litio y cobre en cantidades muy por encima de la
norma y que, para simplificar, al caldo se le llama “sulfato de cobre
acidificado”, es declarada inocua, no tóxica, por la minera culpable, ahora
conocida como Buenavista del Cobre y filial del Grupo México de Jorge Larrea (http://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=147036&relacion=&tipo=Sonora&categoria=1),
en abierta contradicción con la opinión de algunos especialistas que han señalado
la irresponsabilidad de la empresa y advertido de la peligrosidad de la
substancia derramada (http://www.uson.mx/noticias/default.php?id=17313
).
Desde luego que las consecuencias no
se han hecho esperar y el incidente ha tenido que ser reconocido por las
autoridades como un desastre ecológico. Por lo pronto, los productores de leche
y queso han tenido que suspender sus labores productivas debido a la toxicidad
del agua, lo que representa un duro golpe a la economía regional (http://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=147125).
El agua del río que es sinónimo de vida, gracias al señor Larrea ahora lo es de
muerte.
En los medios nacionales circula la
noticia del desastre nuestro de cada día (http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/08/14/976304),
proyectando el hecho a las páginas más oscuras de los crímenes contra el
ambiente, donde la dimensión humana se acrecienta cuando se reflexiona sobre el
riesgo que corre la salud de los habitantes de Sonora gracias a la negligencia
y afán de lucro de uno de los empresarios más favorecidos por el sistema
(¿Quién no recuerda la tragedia de Pasta de Conchos, que goza de cabal
impunidad?).
Sin duda, somos una sociedad
eufemística, basada en las apariencias, sin valor para llamar a las cosas por
su nombre, sin el coraje y la conciencia cívica para tomar cartas en el asunto
colectivamente y exigir el castigo a los culpables y el cierre de las empresas
contaminantes. Aún en ese tenor, la declaración de la empresa minera sobre la no toxicidad del sulfato de
cobre acidificado es una nueva mentada de madre a la dignidad e inteligencia de
los sonorenses. Al respecto, el sindicato desmintió de inmediato el dicho de la
empresa (http://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=147158).
El delegado del sindicato minero,
Héctor Verdugo, fue enfático al señalar el daño que se estaba produciendo a la
flora y fauna debido al derrame de los 40 mil metros cúbicos de la substancia: “Definitivamente sí es ácido sulfúrico en
un 99 por ciento, que no los quieran engañar, el daño a los mantos acuíferos,
al medio ambiente, a la flora y fauna es una lamentable realidad que desde hace
años se vienen presentando, familiares, amigos, compañeros y habitantes de
Cananea han padecido desde alergias hasta cáncer en la piel y en otros órganos
del cuerpo” (http://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=147048).
¿Más claro?
Pero hablando de otro tipo de
derrames, mientras en Sonora el tema del agua parece no dejar de tener vigencia
periodística, los miembros de la diputación pitufa federal se deschongan en un
elegante y costoso encuentro con teiboleras y pasan a la historia como la
fracción parlamentaria más derrochadora, libidinosa e hipócrita del momento (http://www.contactox.net/index.php/12047-teiboleras-manoseos-condones-en-encerrona-de-diputados-federales-del-pan).
Pero la fama no viene sola, ya que las labores legislativas de éstos y sus
cómplices neoliberales de otras fracciones como el PRI, Verde, Panal y PRD, hicieron
gala de su vocación prostibularia al aceptar generosos bonos especiales por
haber aprobado sin chistar las reformas propuestas por el ejecutivo a cargo de
la liquidación nacional, como puede verse en el cuadro siguiente: http://www.yoexpreso.com/edicionimpresa/20140813/1/13.pdf
Para hablar de las últimas hazañas de
la pitufez local, resulta interesante constatar que la comparecencia ante los
diputados de Teresa Lizárraga con el fin de aclarar el paradero de los más de 2
mil millones de pesos del desfondo del Isssteson, se frustró gracias a que la
mencionada no sólo no contestó los cuestionamientos sino que fue apoyada por
una maniobra de distracción al provocarse un zafarrancho donde estuvo
involucrado el diputado priista cuestionante y un fotógrafo al servicio del PAN
en funciones de porro, quien provocó al diputado, con lo que los panistas alcanzaron el objetivo de desviar la atención
del asunto del Isssteson. Así las cosas, el misterio del desfondo queda sin
resolver (http://youtu.be/v2rcx7Y48Ak).
Para no variar, el pueblo de Sonora
sigue estando sin representantes verdaderos y sus intereses desprotegidos, pero
contando con los nuevos, oportunos y divertidos temas de conversación que
proveen los legisladores de los diversos partidos y los propios funcionarios
locales. Que no quepa duda: en Sonora nadie se aburre.
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