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sábado, 16 de enero de 2021

Hermosillo y el código rojo sanitario

 

“Hay una circulación común, una respiración común. Todas las cosas están relacionadas” (Hipócrates).

 


En reciente conferencia de prensa se dio a conocer un programa que se aplicará en Hermosillo, Nogales y SLRC durante dos semanas, del 11 al 23 de enero, con el propósito de mitigar los contagios y, consecuentemente, reducir la demanda de camas Covid-19 en los hospitales.

Aquí se retoman algunas de las medidas ya conocidas en el caso de estar en el nivel de riesgo máximo dentro del semáforo naranja, aunque hay algunas que llaman la atención por ser parte de la experiencia reciente en el caso de Hermosillo.

La decisión de “cerrar la ciudad” de 8 de la noche a 6 de la mañana suena a toque de queda que se desdibuja por razones semánticas: se dice que no es toque de queda sino una forma de disminuir la movilidad, cuestión claramente necesaria si tenemos en cuenta que el virus contagia gracias al contacto personal y al intercambio de secreciones en condiciones de proximidad, aunque si hablamos de horarios, resulta poco comprensible que este bicho funcione mejor en horario nocturno y que por eso haya que cerrar más temprano.

Las autoridades han comunicado que el transporte seguirá funcionando después de la hora de cierre y que los trabajadores que salen de sus labores a las 8 PM podrán aprovechar la última vuelta de los camiones que será a las 21:30 horas. Cabe esperar que en efecto se cumpla con este horario, considerando que el transporte es una actividad esencial y que se debe contar con las unidades necesarias para cubrir la demanda ciudadana (Expreso, 14.01.21).

Se advierte que no habrá sanciones pero sí vigilancia en las calles, y que buena parte de la responsabilidad del alza de contagios se debe a la movilidad de los jóvenes de entre 20 y 40 años que al acudir a fiestas y reuniones llevan el virus a casa de sus mayores, dando por resultado que una persona que respeta el “quédate en casa” se contagie de Covid-19. Servicio a domicilio, pues.

Nos informan que el problema no está en los negocios porque observan las disposiciones sanitarias, aunque algunos están siendo cerrados por causas que los propietarios ignoran.

En este contexto, Canirac se pronuncia contra los negocios, sobre todo informales, que no cierran a la hora establecida, mientras Coparmex llama a la responsabilidad de los ciudadanos (El Imparcial, 14.01.21).

En cualquier caso, no estaría mal que en vez de derrochar recursos logísticos en despliegues y demás exhibiciones oficiales, se emprendiera una intensa campaña dirigida tanto a los comerciantes como a los jóvenes llamando a su conciencia y sentido cívico.  

A pesar del oscuro panorama que se nos presenta, vemos que la presión de los dueños de gimnasios dio resultados y que ahora estos negocios resultan ser “esenciales”, lo que demuestra cuán endeble es la voluntad de las autoridades ante los empujones del dinero, y más en temporada de caza de simpatías y posibles apoyos electorales.

Sin embargo, independientemente de la forma en que se haga valer la recomendación oficial de la necesaria restricción de la movilidad y la toma de precauciones personales, la respuesta social debe ser responsable y solidaria, ya que la obligación de las autoridades es proteger a la población dentro de las competencias que expresamente establece la ley.

Hasta la fecha resulta un misterio cómo por un lado se aplican medidas restrictivas y por otro se abren espacios claramente no esenciales, salvo para los intereses de los particulares dedicados a estos giros. La holgura de criterio ha sido una característica de la acción de la autoridad local, y ya va siendo tiempo de que se actúe sin ocurrencias y con respeto a los derechos ciudadanos.

Es importante que la restricción de la movilidad sea por un acto de conciencia ciudadana, que se eviten las fiestas y reuniones y que, de manera oportuna, la autoridad acuda al lugar donde se pone en riesgo la salud de las personas concurrentes y haga las advertencias del caso, de otra manera tendremos la desafortunada repetición de un ilegal toque de queda que se disfraza de medida preventiva “no coactiva”.

A estas alturas nos debe quedar claro que con o sin medidas restrictivas la epidemia seguirá presente y que seguirá habiendo personas contagiadas, pero también queda claro que la reducción voluntaria de la movilidad es esencial. Lo importante es seguir las recomendaciones que desde el inicio de la epidemia anunció la autoridad sanitaria federal. No tiene caso buscarle mangas al chaleco.

 

 

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