A principios de mes (El Imparcial,
7/02/2014) el Banco de México nos dio la noticia de que el problema mayor en
México no es la pobreza, ni las consecuencias del modelo económico que se ha
impuesto al país, con su cauda de desempleo, bajos salarios y cada vez más
estrecha seguridad social; ni siquiera la inestabilidad financiera
internacional o la debilidad del mercado interno y externo, sino la
“inseguridad pública”.
Los expertos del banco suponen que las
reformas estructurales impulsadas por la presidencia y aprobadas aceleradamente
por el Congreso, resuelven el panorama económico y que solamente habría que ver
el tema de la inseguridad pública para que el cielo se haga realidad en tierras
mexicanas. El paraíso soñado tendría su aterrizaje perfecto una vez que las
reformas pudieran funcionar sin tropiezos y molestias derivadas del clima de
violencia organizada o desorganizada que se sufre en las calles de cualquier
ciudad o núcleo de población mexicano.
Se parte de la convicción de que los
cambios constitucionales aprobados a las carreras resolverán los problemas
asociados con la falta de competitividad y el libre flujo de recursos
naturales, inversión y políticas propicias para los negocios impulsados por las
trasnacionales, obrando el milagro de acabar con la idea del nacionalismo y la
soberanía que impide políticamente el saqueo por medios modernos de las
riquezas mexicanas. Asimismo, las reformas abrirían las puertas a la iniciativa
neocolonial que no sólo opera a nivel económico sino que reclama espacios de
decisión en los asuntos políticos y legales, habida cuenta que una colonia no
tiene política económica y marco normativo propios.
El paraíso prometido cuenta con la
ilusionada expectación de los gobiernos que orbitan a Washington y, para tener
la plena seguridad de este interés, tenemos las visitas de Obama y funcionarios
de su administración, que relanzan la idea imperialista de la “cooperación”
como los mecanismos que hagan posible la subordinación del país a los intereses
de nuestro vecino del norte.
Quizá la muestra más palpable de
subordinación y entrega esté representada por la acelerada captura del narco
“Chapo” Guzmán, prófugo desde hace una década y ahora, tras la Cumbre de Toluca
donde se renovaron los votos de la subordinación nacional hacia el norte
anglosajón, repentinamente es capturado en un “operativo” conjunto que fue
operado por la Marina, para efectos de foto y reportaje.
Si bastaron 15 días para cumplir con la
solución del supuesto de los expertos del Banco de México referido a la
“inseguridad pública” como el principal obstáculo del país tras la aprobación
de las “reformas estructurales”, y que preponderantemente apunta hacia la
peligrosidad y penetración de los cárteles de la droga y más específicamente al
villano de moda que es el llamado “Chapo” Guzmán, entonces la cosa está
resuelta y los “inversionistas” petroleros del “fracking” podrán estar
tranquilos en sus operaciones de exploración, perforación, extracción y
almacenamiento y transporte del gas esquisto o “shale”.
A partir de este providencial suceso,
México queda oficialmente dispuesto a emprender la ruta de la anexión por otros
medios, dejando en manos de los que “saben cómo” su futuro energético y, de
paso, sepultando la embarazosa hazaña cardenista de la expropiación petrolera y
la fundación de Petróleos Mexicanos. Sin duda el próximo 18 de marzo tendrá una
especial vigilancia por parte de las trasnacionales de la energía, ahora con el
control del aparato de seguridad pública (sic)
y el de los medios de comunicación masiva.
A diferencia de Venezuela, los gringos
no tienen que patrocinar y tutelar a grupos fascistas a su servicio por que ya
cuentan con el gobierno federal, como queda demostrado por el sentido de las
reformas que Peña Nieto se apresuró a presentar y hacer que fueran aprobadas
por ese cascarón legítimo llamado Poder Legislativo, ahora sin el estorbo de la
representación popular que establece la Constitución.
En este contexto, mientras que en
México los consumidores de noticias chatarra se horrorizan de las “atrocidades”
de un gobierno nacionalista en Venezuela, debidamente desinformados y
manipulados por Televisa y TV Azteca, como por CNN y otros medios occidentales
bajo el dominio del Departamento de Estado gringo, algunos otros ven el final
del Estado nacional y la emergencia del trasnacional. El peligro para la vida y
futuro de México es enorme, más sin embargo, la inmensa mayoría de los
ciudadanos están y quieren estar como si
nada.
Sin bien es cierto que existen núcleos
ciudadanos que van ampliando su poder de convocatoria y mecanismos de lucha
pacífica en las calles y las redes sociales, aún queda mucho por hacer si se
tiene consciencia de que la lucha es por la sobrevivencia de la república.
El aniversario de la expropiación
petrolera está cerca. ¿No crees que es tiempo de salir y manifestar nuestro
amor a la Patria y la necesidad de defender nuestro patrimonio? Debemos
entender que México está bajo asedio extranjero y que sus enemigos, hoy como en
el pasado, también están dentro.
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