Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

domingo, 24 de septiembre de 2023

ALGUNAS CUESTIONES URBANAS

 “Cuando los recuerdos se desvanecen, ¿puede uno volver a casa realmente?” (Floyd Skloot).

 

Ya se aprecian ligeros cambios en la temperatura de nuestra querida ciudad capital de Sonora, el agua no quema desde temprano y da un cierto margen de maniobra para bañistas y otros usuarios; el aire es más respirable y los casos de golpe de calor y deshidratación empiezan a entrar en temporada baja.

El clima influye en la forma en que vemos la vida, cómo nos sentimos y expresamos, porque no es lo mismo una mala racha con baja temperatura que lo mismo chorreando sudor y con la ropa pegada al espinazo.


En nuestras arideces se forja tanto la memoria colectiva como el cáncer de piel, la utilidad de la melanina como el bloqueador solar, pero, a pesar de ello, la conciencia del valor del agua parece habitar un mundo paralelo al que somos impermeables, tanto como las áreas pavimentadas que sustituyen a las arboladas, en un criterio que nada tiene que ver con la realidad en la que vivimos y morimos.

Aquí se destruyen áreas verdes y se desvían cauces de ríos por razones de “desarrollo inmobiliario”, se usa y abusa del agua “para atraer inversiones que crearán empleos”, volteando para otro lado ante los avisos de riesgo y estrés hídrico como si las mejores fuentes de empleo fueran las que requieren cantidades masivas de agua, pasando por encima del derecho humano al líquido.

Se promueven inversiones mineras, cerveceras, refresqueras, industriales de diverso tipo, incluyendo los puestos de lavado de autos, donde los chorros a presión generan charcos que fluyen a la calle y las alcantarillas.  

Se publicitan fraccionamientos y desarrollos verticales u horizontales con lago artificial y agua inagotable, para que usted pueda abrir el grifo y dejar correr el líquido mientras decide qué hacer, imaginando que es gringo en pleno ejercicio de su derecho al desperdicio, tal como muestran las películas y series de televisión.

Considerando lo anterior, ¿qué tanto sabemos y entendemos de nuestro entorno? ¿Qué tan preparados estamos para sobrevivir a la serie de fenómenos que los periódicos y revistas acreditan al calentamiento global? ¿Las energías limpias lo son en realidad? ¿En serio la humanidad puede mover su industria sin combustibles fósiles? Pregunta radical: ¿Habría árboles y demás vegetación sin CO2?

En otro asunto, se observa con más frecuencia el uso del teléfono celular reputado como inteligente como si fuera un radio, es decir, activando el altavoz. La ventaja es que funciona lejos de la cara del usuario, pero la desventaja es que cualquiera puede enterarse de la conversación, y hacerse una idea de cuán trivial, hueco, vulgar e intrascendente puede ser un diálogo, además del mal gusto de interrumpir otras conversaciones vecinas.

Lo cierto es que la tecnología se convierte en medio de expresión de la enanez intelectual de quien la usa, de la ridícula exposición de sus miserias, y sirve para magnificar y dejar expuesta la sórdida propensión al ridículo que alienta el dispositivo electrónico cuya capacidad rebasa por mucho no sólo el pudor y la discreción, sino la autoestima del feliz poseedor.

Pero, hablando de cosas esperanzadoras en la capital de Sonora, parece que el Mercado Municipal No. 1, corazón comercial tradicional de Hermosillo, será sometido a una rehabilitación largamente postergada, la cual durará algunos meses, quizá un año.

Es de esperar que el arranque de las obras sea pronto y que no quede como un buen deseo, generador de frustraciones y encabronamientos.

Lo anterior recuerda la supuesta rehabilitación de la Escuela Leona Vicario, que solamente se desocupó y dejó para que la gente se olvidara de ella. Me parece que el abandono de este plantel educativo de larga memoria regional es una mentada de madre a los habitantes de la ciudad y, sobre todo, a las familias afectadas.

El edificio de la escuela debe volver a su uso original, sin chapuzas inmobiliarias de tufo “modernista”, respetando tanto su historia como su derecho a seguir siendo la escuela de muchos ciudadanos con derecho a recordar y celebrar sus raíces formativas.

¿Qué se estará pensado el gobierno del Estado, la secretaría correspondiente, y la ciudad de Hermosillo? Echar tierra sobre la memoria de muchos ciudadanos no es lo que se espera del actual gobierno, tampoco se espera que, de repente, la Leona Vicario se nos devuelva en forma de museo, de plaza comercial privada, de restaurante o estacionamiento público.

El rescate de edificios venerables no significa su muerte y transformación en simples fachadas. Son historia viva, parte palpitante de nuestro pasado y destino. En otras palabras, no son ni deben ser objeto de manoseos especulativos o mecanismos de lucimiento personal. Se espera que haya respeto y seriedad. Pero el tiempo corre…

Por último, en serio, ¿tiene sentido que la oposición prianista-claudioequisista siga haciendo el ridículo en donde quiera que esté?  



sábado, 9 de septiembre de 2023

QUIEN PRESIDE ES PRESIDENTE

 “Si haces una mala elección, engendrarás un monstruo” (Mathias Malzieu).

 

Ahora que estamos en temporada de apoyos, berrinches y conatos de deserción en los partidos me viene el recuerdo el trienio en el que ocupó la presidencia municipal Célida López, rabiosa panista que, por obra de la proximidad electoral, brincó a Morena y a los brazos de López Obrador.

Ese fue un trienio de pandemia, cancioncillas pedorras y exhibicionismos autoritarios, también lo fue de tratamientos con olor a confusión terminológica, a vaciedad cultural y, finalmente, a imposición conceptual: Célida fue la “presidenta” municipal, no la presidente municipal, por obra de poner una “a” en cualquier lugar posible.

Así como Sonora “ya estaba lista” para ser gobernada por una mujer, Claudia Pavlovich, Hermosillo también lo estaba para Célida López, como si el sexo fuera determinante para el desarrollo de la función pública, los valores democráticos, la honestidad y el compromiso social y político de la gente.

Ahora, propios y extraños agitan la bandera del sexo como argumento político-electoral y proclaman como un triunfo que en el 2024 habrá por vez primera una mujer en la presidencia de la república. Las dos posibles candidatas ya estrenan en sus discursos la palabra “presidenta”.

Sucede que quien preside es presidente, quien pasea es paseante, quien estudia es estudiante, quien ama es amante y así sucesivamente, sea hombre, mujer o quimera. Y no está de más decir que, en cualquier caso, quien preside está sujeto a las mil y una contingencias de la función pública, y que la tabla de salvación es su integridad, el respeto a la ley y su fidelidad al programa de gobierno propuesto, no su sexo (o género, si lo prefiere).


Desde luego que usted puede decirlo como le dé la gana e incluso apoyarse en la coladera lingüística de la Real Academia Española, tan inclusiva que se sospecha que su cada vez más amplia apertura apunta decididamente hacia su intrascendencia e inutilidad normativa.

Dicho lo anterior, en medio de las oleadas de encuestas flota la democracia cuantitativa en un ejercicio técnico que evade al votante popular, en vivo y a todo color, porque las urnas no pueden ser sustituidas por cuestionarios telefónicos, electrónicos y mediáticos, salvo para dar una especie de tendencia.

Sin embargo, si el método de encuesta fue aceptado por los interesados, la suerte está echada sobre la mullida superficie de la sobrevaloración tendencial, de los supuestos que pasan a ser verdades consensuales, de sustitución pragmática del mecanismo electoral que requiere de las urnas, boletas, padrón, auscultadores, árbitro y demás elementos que permiten asegurar su legitimidad. veracidad y fuerza. Pero bueno, menos mal que el método elegido no fue tómbola.

En el acto de aceptación de los resultados de Morena, destaca la ausencia de Marcelo Ebrard. La llegada de sus representantes sin la identificación de rigor dio la nota discordante, y la respuesta obligada de los elementos de seguridad fue que rechazaron su ingreso al recinto del cómputo, con el resultado de la queja airada del aspirante derrotado.

Marcelo, con sus mariposeos y vulnerabilidades, se declara víctima, al más puro estilo de los perdedores sin gracia, de los que participan con ánimo de propietario, de “hijo de algo”, de poseedor del boleto premiado en la rifa de las vanidades, los supuestos alegres y la fascinación por la propia imagen. El ser un mal perdedor da pie a suponer que hubiera sido un mal ganador, pero eso ya no se sabrá.

Le confieso que el candidato de mi simpatía era Adán Augusto López Hernández, pero entiendo que las tendencias a veces pueden más que las razones. El boleto premiado fue para la señora Scheimbaum, y no hay vuelta atrás.

Según se ve, una mujer presidirá la República, en calidad de titular (no titulara) del Poder Ejecutivo Federal. En ese carácter será presidente, pero usted dígalo como se sienta mejor. El resultado será igual.

Por último, un deseo que reúne cada vez más adeptos es el de que don Mario Delgado y comité encargado de decidir el palomeo de candidaturas, no incurra (llegado el momento) en un ataque mortal de inclusión en beneficio de los chapulines panistas que buscan espacios legislativos (o cargos en estados y municipios) para, desde ahí, actuar en contra de las iniciativas o el programa de Morena. Aunque los gusanos tienden a hacer suya cualquier manzana, la historia no debe repetirse. 


 

viernes, 1 de septiembre de 2023

¿QUÉ TAN VIEJO TE VES?

 

“¡Viejos los cerros, y todavía reverdecen!” (Expresión popular).

 

La vejez es una etapa del desarrollo humano cuya culminación natural se sitúa a tres metros bajo tierra o, si se prefiere, en el horno crematorio de alguna agencia funeraria que lo procesa a usted y convierte en su versión minimalista pulverizada, fácil de transportar y de guardar.

El caso es que, siendo tan común y general el fenómeno mortuorio, resulta un tema evitable, atemorizante y francamente feo. Sin embargo, es un negocio donde le ofrecen a usted una amplia gama de posibilidades, que van de modestas y prácticas a elegantes y engorrosas, siempre aderezadas con “café las 24 horas”.

Morir es algo personal, sin embargo, se convierte en un evento social que convoca a los más cercanos, a parientes, amigos, vecinos y simples mirones, que van tomar café mientras se enteran de los detalles de la vida, pasión y muerte de quien hoy se encuentra bajo el escrutinio público en alguna capilla privada, con libro de visitantes y olor a arreglos florales.

Pero si la muerte es un pase a la eternidad y posiblemente a las cuentas por pagar por los deudos, ahora convertidos en deudores, que merece esquelas en los medios, novenarios y rostros cariacontecidos, ¿qué hay de los años previos? ¿Qué pasa con la vejez y sus circunstancias?

Un conocido medio informativo local reporta (con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, primer trimestre de 2023) que tenemos un total de 430 mil 366 ciudadanos mayores de 60 años en Sonora, de los cuales el 43 por ciento vive en condiciones vulnerables (jodidos, pues) por su nivel de ingresos.

Para colmo, de los aún laboralmente activos, el 37 por ciento sólo recibe un salario mínimo que en estos tiempos sirve para maldita la cosa, situación que se agrava con el hecho de que de ellos más del 72 por ciento no cuentan con seguridad social (El Imparcial, 28-08-2023).

Para los que tienen en qué caerse muertos la situación no está necesariamente libre de escoyos, baches y contingencias, si revisamos las innúmeras denuncias de los afiliados a la seguridad social, pongamos por caso, del ISSSTESON.

La falta en el abasto de medicamentos sigue siendo una queja recurrente, a pesar de los esfuerzos institucionales, a lo que se suman los problemas de respuesta en el caso de consultas, servicios de laboratorio, radiología y cirugías, además del retraso crónico en los dictámenes de pensión y jubilación.

Los viejos, que ridículamente se les llama “de juventud acumulada”, o en términos suavizados “adultos mayores” o de “tercera edad”, son el blanco del ninguneo social, en los centros de trabajo, en el seno familiar, en el ambiente social, a pesar del discurso azucarado de ocasión que obliga a la gratitud y el reconocimiento de los viejos, en calidad de fundadores, de formadores, de pioneros, de memoria viviente del acontecer organizacional, aunque tras la ceremonia y los discursos, procede la patada en el trasero del homenajeado… ¡por viejo!

Incluso, en ciertos sindicatos “democráticos”, “progresistas” e “incluyentes”, el reconocimiento formal se traduce en la exclusión real, en el mensaje de desprecio a trayectorias y aportaciones, en la idea de que el jubilado es solamente un recurso retórico, sin peso ni valor en el día a día de la organización.

Así, pues, se les regatean o condicionan logros sindicales plasmados en el contrato colectivo, se les excluye, por ejemplo, de apoyos de tipo mutualista porque “fueron pensados para trabajadores en activo”, así que cuando alguien se jubila lo excluyen de cualquier beneficio posible, a pesar de que ciertas cosas se entienden al servicio de los miembros del sindicato, sin exclusiones estatutarias ni reglamentarias.

El dar, restringir o negar son expresiones del poder sindical, del control que se ejerce sobre la base y la oportunidad de crear clientelas que eventualmente deberán votar a favor los candidatos de la corriente dominante, lo que de por sí excluye a opositores o propuestas alternativas en los órganos de dirección de la organización.

Curiosamente, las dirigencias no creen estar en vías de envejecer y siguen acotando, restringiendo e incluso negando derechos a los jubilados y pensionados, como si la vejez y el eventual retiro fueran algo ajeno y distante a ellos mismos.

La idea de eterna juventud de ciertos liderazgos demuestra qué tan frágiles son los propósitos discursivos de democracia e inclusión, por lo que resulta cada vez más complicada una respuesta sincera a la pregunta ¿qué tan viejo te ves?

Lo anterior viene a ser un reflejo claro de una sociedad excluyente, anclada culturalmente en el menosprecio y el abuso. Nadie se reconoce viejo, o en vías de serlo, y por eso los trabajadores retirados pueden ser vistos con molestia, como un mal augurio, estorbo o piedra en el zapato de la autoestima organizacional.

Los viejos son el espejo acusador cuya imagen debemos cubrir con el velo de la distancia, el ninguneo y, dado el caso, la intolerancia y la exclusión.

Esta “viejofobia” está presente en los que buscan imponer gravámenes a las pensiones convirtiendo viciosamente salarios mínimos en UMA mientras que bailan sobre el derecho a la seguridad social de los ciudadanos.

¿Y usted, qué tan viejo se ve?

  


viernes, 25 de agosto de 2023

PIEDRAS EN EL ZAPATO

 

“Hágase justicia para que el mundo no perezca” (Hegel).

 

Está debidamente documentado que nuestro país padece en casi la mitad de su territorio una grave situación de estrés hídrico; es decir, que los requerimientos de agua rebasan su disponibilidad, o, dicho en otras palabras, que la oferta del líquido es menor que su demanda.

Los expertos señalan que en el hemisferio occidental somos, en la escala de 0 a 5 de estrés hídrico, el país que ocupa el número 4, y que Sonora está entre las entidades más afectadas, con 4.93.

Lo anterior viene al caso si consideramos la activa promoción económica que se realza en el extranjero para atraer inversiones, en una especie de venta de garaje con factura al futuro que se sostiene a partir de la buena nueva del Litio, los parques solares y la adecuación de los puertos sonorenses de cara a la esquizofrénica competencia del Tío Sam con los países eurasiáticos, donde destacan como objetos del deseo el petróleo, el gas y los minerales estratégicos que tienen Rusia, China y alrededores.

No es difícil pensar que el libre comercio no funciona igual para todos sino, sobre todo, en beneficio del país que la promueve desde occidente con sus reglas e intereses, de suerte que la periferia (México incluido destacadamente) debe sudar calenturas ajenas y cumplir con el papel de traspatio o plataforma logística del norte.

Pero bueno, volviendo a la cuestión del agua, ¿hay alguna posibilidad de que se replantee la política de expansión inmobiliaria, el uso, volumen y destino del agua, la expansión minera y la distribución de la energía, incluyendo sus costos para los usuarios?

Y hablando de costos, se tiene el caso de personas que reportan incrementos excesivos en la factura eléctrica, que les da miedo prender el aire acondicionado, que la desesperación ha llegado al extremo de que la ciudadana Marisela Barraza está en huelga de hambre en San Luis R.C., desde el día 13, con la esperanza de que alguien haga algo (El Imparcial, 24.08.2023). ¿Habrá respuesta de la parte “competente”?

Cada vez son más los ciudadanos que se quejan de aumentos desproporcionados en la tarifa gracias a los nuevos medidores que una empresa particular instala bajo la cobertura de la CFE. ¿Será que los costos de la actualización en el registro del consumo corren a cuenta del usuario cautivo? ¿Los medidores digitales van por la precisión y justicia en los cobros o son la tajada de algún empresario con enchufes eléctricos de alto nivel que baila un zapateado de impunidad sobre la justicia social y transparencia que postula el actual gobierno?  

Por el lado judicial, crece la indignación por el asesinato de la joven Alma Lourdes, empleada de una carnicería en Ciudad Obregón, a manos de un acosador que fue rechazado y regresó para matar. En el domicilio de “presunto” se encontraron varias armas, por lo que el caso de asesinato se complica con otro asunto que es de la competencia federal. El deseo ciudadano es que a la autoridad no se le haga bolas el engrudo judicial y que se haga justicia de manera fluida, transparente y expedita.

Otra aprehensión en esa ciudad es la del presunto (sic) homicida del abogado Abel Murrieta, exprocurador de justicia del Estado. Estos casos recientes parecen advertir que por rumbos del Yaqui hace falta una buena pasada de aspiradora judicial, respetando, desde luego, los derechos humanos y las leyes vigentes (en espera de su cumplimiento).

Para muchos es más que evidente que la tarea de desestabilización del gobierno corre a cargo de ministros y jueces que “cumplen el deber” de poner piedras en el camino del gobierno para que no cumpla cabalmente lo que le corresponde.

Son recurrentes las noticias de que un juez guarda para después un recurso contra un evasor fiscal de grueso calado, de un criminal de cuello blanco, o concede fallos favorables a personas u organizaciones que ponen el interés privado por encima del público, aun a costa de la justicia basados, en interpretaciones sesgadas y facciosas del texto constitucional.

El jaloneo en torno a los libros de texto de la Nueva Escuela Mexicana resuma jodidez conceptual e ideológica, acedo conservadurismo y carencia de sentido de la historia.

Se promueven amparos, se reúnen firmas, se dan declaraciones en una acción política que tiene las mismas características de otras, como aquella de “el INE no se toca”, cuyo trasfondo no encuentra asidero más allá de la ignorancia de muchos, la malicia de algunos y la capacidad manipuladora de pocos con olor a dinero y privilegios.

El suponer que las acciones de gobierno nos llevan a ser “Venezuela” o “Cuba” y que inoculan mediante los libros de texto el virus del comunismo es, con todo respeto, una pendejada de las más gordas que se han conocido en los últimos años.

Negar la realidad de una sociedad que se mueve y manifiesta, que tiene memoria y que busca el cambio es, por lo menos, absurdo.

Podrán molestarnos determinadas referencias históricas, o estar en contra de ciertas posiciones relativas a la llamada diversidad sexual, a la variedad en la composición de las familias, a las nuevas formas de comportamiento social y a las maneras en que el lenguaje expresa estos cambios, pero no podemos negar su existencia, como tampoco debemos caer en la aceptación acrítica de lo nuevo.

Después de todo, el libro y la escuela no son sustitutos de la familia, sus valores, costumbres y tradiciones. De hecho, la tolerancia y el respeto no pueden ni deben confundirse con aceptación, sino que son la vía segura para la paz, la seguridad y la solidaridad social.

 


martes, 22 de agosto de 2023

LOGROS CON FACTURA

 “Quien gobierne Europa del Este dominará el Heartland; quien gobierne el Heartland dominará la Isla-Mundial; quien gobierne la Isla-Mundial dominará el mundo” (H.J. Mackinder, 1919).

 

Se festeja por anticipado y sin ningún motivo sustentable, que Sonora y México serán de los primeros en la lista de los exportadores de gas natural. Aquí la realidad le pega de cachetadas al optimismo aldeano dado que nuestro país es un gran importador de gas natural, por ejemplo, por vía del gasoducto “Sur de Texas-Tuxpan”, que desemboca justamente en el golfo de México, por donde fluyen las compras de ese insumo para mover algunas ramas de la industria en territorio nacional.

Lo anterior evidencia que el optimismo basado en supuestos peregrinos es una especie de fantasía triunfalista, o una broma estudiantil, o un deseo que se despegó de la realidad a la hora de declararlo formalmente realizado.

Queda claro que los dichos y los hechos no tienen la misma calidad, porque no es lo mismo depender de las importaciones que ser un productor y exportador. Aquí, el optimismo parece encubrir la cruda dependencia de los designios de otra nación.

Parecer que la situación inicia con el plan gringo de competir con Rusia y otros países gaseros que chorrean hidrocarburos y venderlos a la industria que se asienta en la región Asia-Pacífico, aprovechando las sanciones comerciales por parte del campeón del libre comercio contra los más dotados competidores, en una aparente jugada con dados cargados de imperialismo neocolonial y de premonición geopolítica.

Queda claro que el petróleo, el gas, los minerales y la geografía son razón suficiente para justificar casi cualquier acción en el terreno internacional para países donde los escrúpulos y el derecho frente a las ansias de dominación salen sobrando.

Por otra parte, México está situado en la línea de los intereses del Tío Sam por varias razones ligadas a recursos naturales, posición geográfica, dependencia financiera y tecnológica, vulnerabilidad política abonada por la influencia ideológica y cultural del vecino, que nos sujeta mediante una cadena de hierro en forma del T-MEC, es decir, el tratado que legaliza la relación comercial del tiburón anglosajón con la sardina latinoamericana y hace operativo el ideal imperialista.

Que pasen un tubo desde las soleadas y racistas tierras texanas para aprovechar el gas de lutita o Shale (producto del despanzurramiento del subsuelo mediante substancias altamente contaminantes, procedimiento que en México está prohibido), y cruzar hasta puerto sonorense pasando por Chihuahua, no nos hace “exportadores de gas”, sino simple plataforma logística de las exportaciones gringas.

Cabe recordar que la región del golfo de California no es la única “beneficiada” con inversiones texanas, si consideramos los proyectos en el golfo de México, en una maniobra envolvente y de alto peso estratégico para EUA.  

Pero claro que se podrá peinar y maquillar la metida de tubo a Sonora con la justificación de que “estamos atrayendo inversiones que generarán empleos fijos y temporales”, gracias al costal de maravillas que significan 15 mil millones de dólares.

No estaría mal que también se informara sobre el significado geopolítico de estas inversiones milmillonarias, en cuyo primer impacto Sonora se pondrá en el radar de los “intereses nacionales” gringos y donde tendrán paso libre al golfo de California, para dar salida al gas lutita texano con rumbo a Asia.

Seguro que a alguien se le ha ocurrido pensar en lo que significa el acceso de EUA al Mar de Cortés, y recordar que desde los tiempos del gobernador Beltrones se hacían cuentas en favor de los intereses gringos en el litoral sonorense, particularmente Guaymas como “puerto de salida de Arizona”, en ese tiempo gobernada por el republicano Fife Symington.

La bronca está en que dicho acuerdo o asociación “estratégica” con Texas roza temerariamente ciertas líneas que no debieran ser cruzadas, por decir algo, fortalecer intereses extranjeros en costas y aguas nacionales y abrirles un área de oportunidades en materia de energía, cosa que quedó fuera del T-MEC.

Se entiende que el proyecto de la 4T es de corte nacionalista, defensor de la soberanía, de los intereses del pueblo mexicano por encima de cualquier otro, que “no somos colonia de nadie” y que “aquí el pueblo manda”. Pues justamente por eso debiera haber una mayor cautela en los tratos con el extranjero, sopesando sus alcances y temporalidad, sus ventajas y consecuencias, y más si involucran costas y aguas mexicanas, en los términos del artículo 27 constitucional.

En este sentido, resulta recomendable una política exterior más definida a favor de la soberanía y más apegada al ideal bolivariano de aportar al esfuerzo de unidad y progreso de la Patria Grande. En consecuencia, debiera hacerse un mayor esfuerzo en favor de la multipolaridad y, por consiguiente, abrirse al esfuerzo económico y político de los países integrantes del BRICS, desde la trinchera latinoamericana.

Así pues, de manera inadvertida Sonora se encuentra en la órbita de las grandes decisiones en materia geopolítica regional y mundial. Por eso resulta banal y superfluo celebrar las inversiones extranjeras sin valorar los posibles riesgos en materia de soberanía.  Después de todo, también nuestra seguridad nacional cuenta… o debiera contar.

Es tiempo de abandonar el determinismo geográfico y dejar de ser, en los hechos, el traspatio de una nación cuyos negocios pasan por encima de la dignidad de los pueblos.



viernes, 11 de agosto de 2023

ANIVERSARIO DESMEMORIADO

 

“La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo” (Platón).

 

Del 6 de agosto de 1945 al mismo día y mes de 2023 hay una distancia de 78 años. Si se trata sólo del tiempo, la medida resulta relativa: en la vida de una persona puede ser mucho, pero en la de una nación resulta poco.

Ahora, si el hecho a recordar es enorme, tremendo, inédito y aterrador, pues es seguro que las siete décadas se reducirán instantáneamente a cambio de una pavorosa intensidad: la bomba atómica que explotó en Hiroshima y que se replicó en Nagasaki arrojó un resultado (oficial) de 140 mil muertos e incontable número de afectados en la época y hasta la actualidad.

Que una nación haya decidido lanzar el bombazo mortal a población civil en un acto que se reveló como medida humanitaria para acelerar el fin de la guerra, acaba con toda idea de civilización, humanidad y sentido común. El este caso, el dedo acusador del conjunto de países arracimados en la ONU debió apuntar hacia los buenos y simpáticos chicos del Tío Sam. Pero eso nunca pasó.

En cambio, en un giro cómplice por parte de la ONU y el propio gobierno de la nación masacrada por vía del despanzurramiento atómico, es decir, Japón, con Hiroshima al frente, jamás mencionó al perpetrador, Estados Unidos, en un acto de olvido selectivo y optaron por señalar el peligro nuclear ¡representado por Rusia!, en un alarde de lameculismo imperial y de oportunismo mediático en favor de sus propios victimarios, que mantienen en el país del sol naciente 120 bases militares con, al menos, 57 mil efectivos. 

A estas alturas, nadie puede negar la evidencia histórica de la gratuidad del claramente genocida ataque nuclear, ni el hecho de que los “defensores de la democracia y el libre comercio” son los únicos que han hecho explotar bombas atómicas contra algún pueblo, lo cual nos debiera dar pistas acerca del carácter y condición de dicho país que, además, tiene sitiado al mundo con algo así como 800 bases militares y que cuenta con el más jugoso presupuesto para fines bélicos.

¿La conciencia y memoria histórica de los japoneses se borra en favor de sus opresores a cambio de croquetas geopolíticas? ¿Ese es el precio de la “amistad y cooperación” entre estas dos naciones? ¿La memoria, el orgullo y la dignidad japonesa acabó junto con las ciudades bombardeadas?

Pero, el hecho que acapara la atención internacional sigue siendo la guerra ruso-ucraniana por sus consecuencias presentes y futuras, lo cual sugiere otra barrida de memoria al ignorar de plano la cuidadosa estrategia que en 2014 dio por resultado la puesta en escena ucraniana promovida por EEUU que, tras continuas provocaciones con olor a genocidio, culminaron en la operación especial emprendida por Rusia.

Es inevitable recalcar el hecho de que los vecinos del norte se mueven por intereses y que el más grande y significativo es el de mantener una política extractivista neocolonial en países de la periferia, pero poseedores de recursos naturales con valor estratégico. Tanto Latinoamérica como Asia y África son testigos vivenciales del extractivismo y ánimo depredador del norte.  

El problema de una economía parasitaria fincada en el consumismo y la disposición irracional de recursos es que tiene que basar su supervivencia en la guerra, manteniendo y ampliando el mercado armamentista, fomentando el terrorismo, la desestabilización política internacional, el mercado de las drogas como necesidad estratégica y, desde luego, a los medios de (des) información internacional, donde hay que incluir el cine y la televisión como redes de penetración ideológica y cultural.

Por otra parte, es esencial el mantenimiento del control monetario para efectos de comercio de factores y productos, y cabe recordar que la dolarización de la industria petrolera es una fuente privilegiada de recursos financieros para el sistema “americano”, lo que resulta curioso toda vez que EEUU eliminó desde hace décadas el patrón monetario basado en el oro y su libre convertibilidad, produciendo papeles sin valor más allá de lo especulativo y coyuntural.   

Así pues, tenemos una economía basada en recursos ajenos, en chatarra financiera, en politiquería barata, en mentiras, en coacción militar y terrorismo, según convenga.

Viendo cómo pinta el verde, México debería tener una política de alianzas más de acuerdo a las evidencias y tendencias históricas, de ahí que resulte una tontería no perfilarse en la línea de los BRICS y apoyar en los dichos y los hechos la construcción de un mundo multipolar, basado en el derecho internacional y no en reglas que impone la hegemonía de las barras y las estrellas en perjuicio de los demás.

El papel de policía del mundo asumido por EEUU no pasa de ser una imposición absurda y sangrienta, cuyos costos no deben ser cargados a la cuenta de la libertad y la democracia, sino a la más oscura y terrible conjura contra el derecho y la razón. No podemos hablar de genocidio “por razones humanitarias” y Japón debiera de recordarlo.

México, Latinoamérica y la gran región Asia-Pacífico deben dar pasos firmes hacia la independencia y soberanía política y económica, cultural e identitaria, y hacer frente a la uniformidad anodina y vulgar que propone el norte a fuerza de corrupción y distractores inaceptables. La multipolaridad llama a la puerta, a pesar de la insidia y mezquindad del Occidente colectivo. Abramos vías, construyamos puentes hacia el futuro.

En otro asunto: es increíblemente absurdo rechazar los nuevos libros de texto con el pretexto trasnochado del “virus del comunismo”. El retraso intelectual (o la mala leche) de los opositores es demasiado evidente como para ignorarlo.

 

 


viernes, 4 de agosto de 2023

EL LIBRO ES EL MENSAJE

 

“La ignorancia es el peor enemigo de un pueblo que quiere ser libre” (Jonathan Hennesse).

 

Tremendo revuelo ha causado el asunto de los libros de texto de la Nueva Escuela Mexicana, modelo educativo que conecta historia y propósitos de futuro para las generaciones.

Ya ve usted que uno de los oráculos noticiosos de la actualidad nacional ha propuesto quemar a la bruja para evitar la propagación del “virus comunista” y conservar la salud del sistema que sostiene e inspira la inmovilidad social como la mejor respuesta a los problemas de la misma.

La televisora del señor Salinas Pliego en voz e imagen de su bigote mejor recortado nos ha revelado la virulencia de la posesión y lectura de los libros (vehículos del mal y la depravación), por parte de maestros y alumnos con rumbo a un destino incierto: lograr un pensamiento crítico y una identidad basada en el conocimiento de la historia comunitaria y el desarrollo de su sociedad.

Sin duda los horrores de la realidad se complementan con la conciencia de que existen desigualdades, que hay clases sociales, que la distribución del producto social depende de factores ajenos al esfuerzo productivo, que la escasez puede ser intencional, que la enfermedad y muerte son producto muchas veces de la marginación y del atraso, y que éstas a su vez obedecen a los imperativos del sistema económico y el entramado político que lo defiende.

Para ciertos personajes la sola mención de conceptos como oligarquía, clase social, explotación, desigualdad, marginación, disidencia, represión, pueden ser tan irritantes como una mentada de madre en ayunas, y qué decir de las explicaciones sobre los factores causantes de los males sociales así conceptualizados en las ciencias sociales pero dejados en la vitrina de la educación libresca y anacrónica, anodina y neutra tan favorecida por la ciencia “seria y objetiva” que cotiza alto en la meritocracia universitaria.

Parece que el conocimiento para mantener las cosas como están es más tranquilizante que aquél que apunta hacia la transformación disciplinar y social, muy a pesar del discurso progresista que emite la inmovilidad institucionalizada.

Los nuevos libros de texto tienen una visión muy distinta a la tradicional porque pasan del lenguaje y contenidos lineales y momificados a aquellos que aterrizan en la cotidianidad, en la desacralización de las formas en beneficio de la interacción colectiva con la realidad que construimos y que podemos cambiar. Son, para hablar claro, un reto para los docentes, una nueva exigencia de preparación académica, de conocimiento contextual, de creatividad, iniciativa y habilidades áulicas.

Ciertamente llama la atención el lenguaje, más coloquial, un tanto despegado de la corrección gramatical en aras de darle vida y color a la comunicación, aunque sin negar los modos y formas convencionales. Aquí como en el resto la labor del maestro es fundamental, porque el libro es solamente una guía y no un recetario o manual de procedimientos. Orienta, pero no dirige; señala un derrotero, pero abre el espacio de decisión y diálogo a docentes y estudiantes en el marco de los intereses comunitarios.

Declarar que el contenido de los libros de texto gratuitos es un virus comunista huele a macartismo trasnochado, no sólo a lucha inquisitorial por el dominio del conocimiento y la conducta de los sujetos en formación, empeñado en crear camisas de fuerza que limiten las posibilidades de conocimiento de la realidad y, desde luego, de sus posibilidades de transformación.

Los libros de texto nos ponen frente a la historia contemporánea pura y dura, frente a la realidad social que nos empeñamos en ocultar o maquillar. Toda una bofetada a la hipocresía.

En este contexto, vemos con asombro el levantamiento de nuevas fogatas expiatorias del pecado de tener juicio crítico, de quemar y destrozar el texto herético, según proponen tanto Marko Cortés como Javier Alatorre, en una parodia que prospera en las coordenadas de la novela Fahrenheit 451, que bien pudiera sorprender al mismo Ray Bradbury por su cruda estupidez.

Las parvadas de “expertos”, de padres de familia “preocupados”, de organizaciones y capillas piadosamente defensoras del sistema dominante, de buenas conciencias ancladas en la fobia política de la derecha nopalera que ahora llega a extremos protagónicos de rancia intolerancia al cambio y defensa aceda al viejo discurso educativo aséptico, individualista, anodino y autocomplaciente.

Si antes fue el INE no se toca, la SCJN no se toca, ahora los gritos y pedorretas son “con los niños no”, o si se quiere, los libros de texto no se tocan, en una nueva versión del fascismo alemán de los años 30, que quema y destruye libros creyendo que mata conciencias.

Con el rechazo de la nueva producción editorial se defiende la pureza de lo acedo y el valor de lo rancio, de aquello que de tanto conservarlo sólo se parece a los sueños indigestos de la oligarquía pedorra que respira su propia flatulencia.

Aquí no les importa el beneficio de un cambio de enfoque que incorpore historia y señale problemas actuales, que trate de fortalecer la identidad del grupo, que reconozca y acepte la diversidad étnica y cultural, que motive a aceptar la pluralidad social, que construya desde el aula los cimientos conceptuales de la nueva sociedad, del proyecto que todos compartimos, de la utopía que abrazamos.

La lucha por la educación es, por mucho, la lucha por el país. Esa es su importancia.