Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

domingo, 26 de marzo de 2023

¡A QUEMAR A LA BRUJA!

 

“Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable” (Voltaire).

 

Los afanes del siglo XVII colonial parece que reverdecen laureles cada que se presenta la ocasión en los Estados Unidos. Los recuerdos perfumados de chamusquina humana llenan el aire, como una nueva primavera que resuma chovinismo, xenofobia y ganas de joder.

Al grito de “Make America great again”, los vecinos del norte se ponen emprendedores con un entusiasmo equiparable al de los viejos colonos puritanos del siglo XVII persiguiendo brujas y discípulos del diablo en Salem, Massachussets.

En ese tiempo de fe homicida, en la Norte América colonial se buscaban los signos de posesión o contubernio diabólico en vecinos y gente de paso, temerosos de la contaminación luciferina, con el infaltable linchamiento público para tranquilidad de las piadosas almas aldeanas que acudían extasiadas a la quema de brujas.

Las mujeres eran las candidatas perfectas para colmar las expectativas sádicas y homicidas de los buenos ciudadanos puritanos, quienes podían participar con honores en el encausamiento de sus malquerencias femeninas y, de paso, desfogar los deseos y pensamientos sexuales reprimidos.

Aquí se tiene claro que la insidia, la venganza, el odio y la calumnia pueden lograr el milagro de la pureza de la imagen personal y el celo ciudadano en la defensa de las buenas costumbres y la moral pública. Acusar es doblemente meritorio y útil: echar al hoyo al enemigo y lavarse la cara y las manos a los ojos de los demás, ocultando la propia miseria moral. La hipocresía en la sociedad estadounidense en ciernes alcanza promisorias alturas reivindicatorias. 

En la actualidad, los representantes de Satanás en la tierra son el comunismo (comodín ideológico útil para los nostálgicos de la guerra fría), el carácter terrorista atribuido al narcotráfico (rollo estelar de los adictos posibilistas), Rusia y China (por razones de comercio y hegemonía), en orden de la relevancia mediática utilizada para aderezar los discursos patrióticos y de defensa de los intereses y “seguridad nacional”, proclamado por quienes se pudieran considerar los herederos del infame reverendo Samuel Parris, cazador de brujas de Salem.

Las soluciones a estos problemas varían en creatividad e intensidad porque van de las amenazas puramente retóricas a la implementación de sanciones y acciones que huelen a sabotaje, donde la inteligencia y la “buena fe” se demuestra mediante el uso de explosivos, sin olvidar los cercos financieros, comerciales y mediáticos que dificultan la vida del enemigo.

La quema de brujas moderna tiene como componente esencial el patrocinio de grupos apátridas y entreguistas en el país objetivo, lo que recuerda fuertemente a los Claudios X, con sus llamados a la oposición que, en el lenguaje corriente, es pedorra y traidora, y que de muchas y variadas formas tiene un papel instrumental en la estrategia del país hegemónico: son los llamados luchadores por la democracia, por la libertad, entre otras expresiones frente a la de “bad hombres” del expresidente Trump.

No es de extrañar que el Poder Judicial de un país amenazado con una posible intervención militar se ponga en el plan de batear todas las iniciativas del mandatario en turno, o que en un arranque de estupidez se use al espantajo llamado Corte Penal Internacional para declarar reo de herejía al presidente de Rusia como un apoyo ciego a la beligerante Ucrania, o que se declare subversiva y satánica la aplicación  TikTok, ahora peligroso medio chino de espionaje y manipulación de las conciencias limpias y puras de los usuarios occidentales.

La bruja es Huawei, TikTok, la soberanía rusa, cubana, venezolana, iraní, siria y el etcétera que se le ocurra, incluyendo la mexicana al no permitir que los gringos decidan sobre su política exterior y su comercio.

Hoy como ayer, la democracia y la libertad se toman como franquicias administradas por Washington mediante su red de agencias vigilantes del “American way of life” (CIA, DEA, NSA) y las expectativas de la industria armamentista y de “seguridad nacional” que lucra con la miseria y el temor que se induce a través de los medios de información corporativos.

Por otra parte, ¿no le ha llamado la atención el bloqueo, restricciones y advertencias en redes sociales a medios como RT o Sputnik y programas como “¡Ahí les va!” o los reportes y comentarios geopolíticos de Liu Sivaya, entre otros?

El caso es que EUA y sus instrumento políticos y militares ONU-OEA- OTAN elevan el tono de la inseguridad internacional con cada vez más acentuados colores imperiales, frente a una prensa daltónica y sumisa. Es claro que el cerco informativo y las restricciones informativas navegan por aguas de las redes sociales, y que los reportes independientes son sofocados por la versión unipolar de los hechos y que la mentira y la manipulación informativa nos regalan cada día los frutos podridos de la infodemia.

México y Latinoamérica debieran refugiarse al menos en el escepticismo cuando no en la razón y la justicia, y no bajo la capa hedionda del inquisidor occidental, del fanático autocomplaciente que sangra al mundo con la quema de las nuevas brujas. Ya basta.

 

 

martes, 21 de marzo de 2023

CUANDO MANDA EL HÍGADO

 “La guerra no es un fenómeno independiente, sino la continuación de la política por otros medios” (Carl von Clausewitz).


Me gustaría ver una película o serie de televisión donde un gringo (o alguno que asuma esa cultura como propia) no vomite a las primeras de cambio cuando se asuste, vea un muerto, se frustre, se agite, se estrese, se impacte con una noticia o se vea envuelto en algún tipo de escenario conflictivo.  

El vómito como pauta emocional supone un gran reto para el entendimiento de cualquier ser normal sobre la tierra, salvo para quienes viven en la anglosfera o su periferia cultural que lo asumen como algo no sólo correcto sino prácticamente obligado. ¿Qué sería de un drama cotidiano sin una buena vomitona?

Me da la impresión de que la cultura política está influida por la del vómito, que parece estar ligado fatalmente con la visceralidad que coloquialmente se representa por el hígado. Así las cosas, el hígado puede dictar la política exterior estadounidense, su idea de mundo y, desde luego, su idea de futuro. En este tenor, no es raro que los asuntos normalmente entendidos como propios de los demás pasen a ser de “seguridad nacional” para el hígado gringo.

La libre determinación de los pueblos se ve con sospecha, con la rencorosa percepción de que alguien está mandándose solo y que puede ser con el fin de afectar la deseada y tranquilizante unipolaridad mundial que necesitan desesperadamente, dado que ven a las naciones que ejercen su soberanía como potencialmente dañinas, frustrantes y opuestas a sus intereses.

¿Cómo permitir que los demás puedan decidir y resolver sus propios problemas sin la tutela de quien se siente el dueño del circo mundial? ¿Cómo aceptar que los recursos naturales de otros no puedan ser administrados y aprovechados por ellos? Las afirmaciones de la general Laura J. Richardson, comandante del Comando Sur de EU dan muestra clara de cómo piensan y del “trabajo” que tiene que hacer el país del norte al respecto (1).

El inicio de la primavera marca el de la invasión a Irak hace 20, basada en una idea falsa, ridícula y desproporcionada que provocó la alarma de un país que ve la guerra como medio de equilibrar su economía y garantizar su control político mundial (2).

Ante el temor de que Irak tuvieras armas de destrucción masiva procedieron a atacar masivamente a Irak y destruir todo lo que estuvo a su alcance, saqueando su patrimonio cultural y echando mano de sus recursos. Hasta la fecha, el caos y la incertidumbre son la “nueva normalidad” del pueblo iraquí, una víctima más de la “liberación” occidental.

En un mundo cambiante y diverso cualquier atisbo de inteligencia y pensamiento independiente puede desencadenar la vomitona militar y económica del Tío Sam, con salpicaduras de sanciones, acuerdos pandilleros de contención y represión que, como en el caso de la OTAN y EU frente Rusia, cuestan mucho más que trabajar por la paz y el entendimiento internacional en condiciones de igualdad, equidad y respeto.

Parece que los elementos esenciales de la política exterior de los vecinos del norte son la amenaza militar, económica, política y mediática, ante cualquier sentimiento de “decepción” y “frustración” por causa de enfrentar a un pueblo con dignidad y sentido de la historia, como ocurre en medio oriente, África, el Caribe y Latinoamérica, agredidos y en eventual resistencia contra el intervencionismo yanqui.

La cultura del vómito y la preeminencia del hígado convierten en peligro a países como Cuba, Venezuela, Rusia y China, o algún ignoto planeta que se manifieste en nuestras inmediaciones planetarias, según suponga la NASA y el Pentágono con el apoyo de la obsequiosa prensa aliada, presta a justificar cualquier intervención a nombre de la “democracia” y la “libertad”.

El hígado puesto en acción puede declarar objetivo militar tanto a una nación que presuntamente viola derechos humanos pero que cuenta con petróleo, uranio o litio, como a otra que supuestamente protege a narcotraficantes (que alimentan sus vicios), pero que casualmente también tiene recursos naturales apetecibles.  

Es totalmente factible que la sola posibilidad de actividad en algún lejano planeta presuntamente habitado represente una amenaza para la “seguridad nacional” de EU, ahora guardianes de la galaxia, y que, por razones de defensa, se intensifique la demanda de petróleo, litio y otros metales de importancia estratégica para la “paz mundial” (y universal) defendida por ellos (3).

En el juego político internacional que lideran los vecinos, las primeras en ser sacrificadas son la razón, la libertad y la democracia, ya que el cerebro queda subordinado a las decisiones del hígado y se confirma que el vómito se lleva mejor con sus expectativas militares.

 

(1) https://deverdaddigital.com/comando-sur-de-eeuu-por-la-boca-muere-el-imperio/

(2) https://www.jornada.com.mx/2023/03/20/mundo/025n1mun

(3) https://heraldodemexico.com.mx/tendencias/2023/3/16/una-nave-nodriza-alienigena-habria-enviado-recientemente-sondas-la-tierra-pentagono-489679.html

 


viernes, 17 de marzo de 2023

¿EL PAÍS ESTÁ SEGURO?

 

“Nada es más valioso que la independencia y la libertad” (Ho Chi Minh).

 

Con frecuencia leemos que una persona o incluso una familia son atropellados por un carro que se da a la fuga. El exceso de velocidad y una jodida ausencia de empatía, además de una mentalidad enajenada e individualista, hacen posible que se cometa un crimen que puede pasar por accidente.  

De repente, el barrio o la colonia se convierte en una zona de guerra donde se lucha por el mercado de la droga, por el coto de caza del delincuente con sentido territorial, o del vecino violento que descarga su estupidez en el vecindario, o el melómano expansivo que comparte a toda bocina las exquisiteces de su selección musical con olor narcótico, o los grupos de jóvenes que protagonizan el abuso y la agresividad como signo de reafirmación hormonal.

Las calles sudan miseria cívica en forma de un valemadrismo de proporciones épicas, de repercusiones formativas que impactan en las nuevas generaciones, con el agravante de que la contaminación conductual se ve reforzada por la sebosa manipulación mediática y la impudicia que campea en las redes sociales, resumidero de frustraciones convertidas en espectáculo.

El mantra social del “libre desarrollo de la personalidad” suena bien y resuena mejor, pero tras el discurso y la plataforma legal de las libertades se esconde un gusano que parasita la inteligencia y destruye el sentido de pertenencia, la responsabilidad social y la identidad, en un gran ejercicio de ingeniería social que incluye la adopción de nuevos valores y modelos de comportamiento.

En este tenor, tenemos ciudadanos que atienden más a los dichos y los hechos de los diarios, los programas televisivos, y a los opinantes gringos antes que a los connacionales, por lo que los actores políticos buscan afanosamente la visibilidad en foros extranjeros y las protestas locales miran hacia el norte.

La idea de que lo mejor está fuera de nuestro país refuerza la dependencia política e ideológica que se une a la económica, en una especie de camisa de fuerza mental que los medios se encargan de magnificar.

Así pues, no faltará quién aplauda el impulso intervencionista de nuestros vecinos en materia migratoria, seguridad pública, ambiental o de seguridad alimentaria y riesgos fitosanitarios, porque allá “hay legalidad y justicia”, lo que explica que siendo un país soberano nuestras decisiones internas tiendan a pasar por la consideración y simpatía del vecino.

Pero nuestros vecinos tienen más de 800 bases militares alrededor del mundo y el presupuesto de defensa esperado por el presidente Biden rebasa los 835 mil millones de dólares, en una cifra cuyos alcances bien pudieran resolver la pobreza y marginación existente en su propio país y seguramente sería un alivio para el resto del continente.

Es decir, tienen secuestrado militarmente a una buena parte del mundo, controlan las principales vías del armamento y patrocinan a incontables organizaciones cuyos fines no están necesariamente claros aunque con un carácter intervencionista  que se manifiesta en los momentos políticos importantes de los países anfitriones, e intervienen en todas las guerras y conflictos internacionales y pretenden imponer su modo de vida y costumbres, que para eso sirve el dinero y la amenaza armada.

Y qué decir respecto al tráfico de drogas, donde las agencias gubernamentales y los delincuentes tienen una historia común en aras de preservar “la paz y el orden internacional” de acuerdo a las reglas del vecino del norte, lo que permite la intervención en países soberanos pero dependientes.

La violencia que se exporta gracias a los mecanismos de “asistencia y cooperación internacional” impulsados desde occidente explica la compra del equipo y armamento, sea para policías o militares, para el crimen y para quienes lo combaten, en un círculo vicioso en cuyo centro brillan las barras y las estrellas.

Así pues, en el barrio, la ciudad, el estado o el país, en la región o el mundo, la vida gira en torno a la lucha entre nuestra moral, memoria e identidad frente a las de ellos, que insisten groseramente en reescribir nuestra historia, porque creen tener el derecho de hacerlo, y pasan por encima del derecho internacional e ignoran o manipulan los acuerdos y tratados, como recientemente los de Minsk, en el caso de Rusia y Ucrania.

Ya en el plano nacional, es claro que el T-MEC actúa como la cadena, como el cerco político que limita y condiciona nuestra soberanía y, paradójicamente, como la barrera real y evidente que limita nuestro derecho a decidir qué y a quién comprar o vender. Una verdadera negación al libre comercio, además de ser una limitante al ejercicio de la soberanía nacional.

Sin duda, la herencia neoliberal sobrevive gracias a los opositores al cambio, incrustados en el actual gobierno, en eventual coincidencia con los intereses del vecino país que decide, desde su óptica, qué debemos entender por democracia y libertades. Es claro que mientras las cosas no cambien, ni el barrio, la ciudad, el estado, el país o el mundo estarán seguros. Pensemos y actuemos en términos de libertad, dignidad y justicia.

 

 

sábado, 11 de marzo de 2023

¿VANDALISMO JUSTICIERO?

 

“El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos” (Simone de Beauvoir).

 

Tuvimos un nuevo día conmemorativo de las luchas y el reconocimiento social a las aportaciones de la mujer, pero como ha sucedido últimamente, el vandalismo y la falta de respeto a las instituciones se hicieron presentes, lo que lleva a plantear la pregunta siguiente: ¿Tiene sentido exigir respeto y el alto a la violencia mediante la falta de respeto y el uso de la violencia? 

Si la respuesta fuera sí, resultaría lo mismo que afirmar que un incendio se combate con gasolina. Si es no, entonces habría que considerar las manifestaciones agresivas y francamente vandálicas como un atentado en contra del mismo objetivo que dicen perseguir.

Lo anterior, de alguna manera, me recuerda la lucha que se libra contra el narcotráfico, donde los buenos representantes republicanos en el congreso de EUA, plantean atacar con soldados a los carteles mexicanos de la droga, dejando fuera del asunto a los millones de consumidores estadounidenses que demandan entusiastamente su provisión de drogas cada vez más fuertes y peligrosas, además de obviar el detalle de que somos un país independiente y soberano.

En el caso de la marcha y el vandalismo resultante, la responsabilidad debe ser compartida. El gobierno debe hacer su parte, pero la ciudadanía también está obligada a aportar lo que le corresponde. Así pues, la violencia es un asunto compartido y la solución también, por lo que cualquier intervención debe actuar en beneficio del objetivo que se persigue, no en contra. En cualquier caso, resulta una broma pesada pretender cambiar para bien las conductas socialmente negativas mediante otras que llevan en su contenido alguna forma de violencia.

Es claro que en una relación social entre distintos, en este caso hombre y mujer, debe privar la igualdad legal, es decir, que a ambos se les reconozca el mismo derecho a ser y decidir, sin perder de vista la obligación social de responder a las necesidades de cada quien, es decir, con equidad.

En un mundo donde todos somos distintos, el punto de equilibrio debe estar en las afinidades, en la inclusión, en el respeto a la diferencia. En las interacciones sociales nadie es superior o inferior, y la igualdad y la equidad deben ser siempre la constante en una buena relación incluyente y democrática.


La vandalización de edificios y monumentos, la afectación y daño de propiedad pública y privada, ¿deben considerarse argumentos válidos para el reclamo social? En todo caso, ¿a quién le conviene la violencia? ¿Quién patrocina el vandalismo en un país con una oposición burda y apátrida, encaramada en una rabiosa defensa de sus privilegios?

Resulta curioso ver que mediante el uso de la violencia se reclama el cese de la misma, y que mediante el vandalismo y la agresión se exija respeto a los derechos e integridad de bienes y personas.

Resulta inmoral decir que el fin justifica los medios, y una flagrante contradicción violentar la paz social y los derechos de terceros bajo el supuesto de que se los defiende.

Resulta perverso utilizar los reclamos legítimos de las mujeres para fines que nada tienen que ver con los objetivos que enuncian, y quizá lo más lamentable es que en cada acto desproporcionado y absurdo se grite “fuimos todas”, enmascarando a quienes no persiguen ni respeto ni justicia.

Un buen deseo sería que los movimientos legítimos pudieran separar, con madurez y congruencia, el trigo de la paja y dieran con su ejemplo las pautas para una sociedad más civilizada, justa e incluyente.



lunes, 27 de febrero de 2023

LA MARCHA POR EL INE Y EL VOTO

 “Gracias a la libertad de expresión hoy ya es posible decir que un gobernante es un inútil sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco” (Jaume Perich).

 

Como se sabe, la marcha del domingo 26 del presente tuvo como consigna principal la defensa del INE, como equivalente de la democracia, del voto y de las libertades ciudadanas en este país que, según apuntan, está al borde de “convertirse en Venezuela” u otra horripilante provincia del comunismo internacional.

Los marchantes, seguramente de buena fe postulaban una lucha que, se supone, va en contra del desmantelamiento del árbitro electoral, del custodio del padrón de electores, del organismo que da certidumbre a los resultados de los comicios y, sobre todo, la defensa de la libertad de elegir y decidir cívicamente el rumbo de nuestra sociedad.

Las consignas de “el INE no se toca” y “mi voto no se toca”, estallaron en el cielo sonorense con un entusiasmo sin contexto, sin memoria y sin destino claro en la ruta enunciada como democrática.

Sin contexto, porque se evitó en lo posible hacer alusión a la obesidad del aparato administrativo, al dispendio y la duplicidad de funciones, a los sueldos y condiciones de privilegio de las que gozan las cabezas del INE, con prestaciones y finiquitos millonarios, con holgura de gastos propios de un potentado y no de quien ejerce una función pública.

Sin memoria, porque la honrosa medianía y el acatamiento de la ley de austeridad republicana parecen un chiste pasado de moda en las elegantes estancias del instituto electoral, y bajo la consigna de “el INE no se toca” sus funcionarios pueden seguir tranquilamente cobrando sueldos superiores al del presidente y un despilfarro que nada tiene de democrático.

Les molesta que la reforma propuesta por el Ejecutivo federal, sea para dar eficiencia y reducir costos de operación del INE, no para desmantelarlo ni correr empleados. La reforma conocida como “plan B” no toca a los trabajadores operativos, sino que procura evitar la duplicación de funciones y el gasto excesivo resultante; procura adelgazar el aparato directivo, dar agilidad a los procesos electorales y fortalecer su autonomía.

En este orden de ideas, no desaparecen las instancias locales y distritales, sino que simplemente se reducen las vocalías, y queda a criterio del propio instituto los ajustes que permitan el mejor cumplimiento de su misión institucional.

Las personas que marchan el defensa del voto seguramente ignoran el contenido de la reforma electoral y siguen confiados las consignas emanadas de los partidos de la oposición a López Obrador y la 4 T. En este sentido, se puede decir que la marcha del domingo es la marcha de la ignorancia o del acarreo, cuando no de las fuerzas más retardatarias, aunque despistadas, del país y el estado de Sonora, por lo que la marcha no tiene un destino claro en la ruta por la democracia.

Parecen confundir la democracia con el INE y el INE con la cúpula dorada que actualmente lo dirige, en una curiosa transposición de imágenes que nada tiene que ver con lo que realmente se persigue con la reforma ni con los verdaderos intereses que quienes promueven este tipo de manifestaciones.

Es importante recordar que, tanto Lorenzo Córdova como Ciro Murayama, han asumido un papel faccioso que nada tiene que ver con la calidad de árbitro electoral, que ha extralimitado sus funciones y se han convertido en un beligerante más en las filas de la oposición al gobierno actual y a sus propuestas reformistas. Es así que su imparcialidad queda desmentida por los dichos y los hechos.

Visto panorámicamente, pareciera que los actores principales no son necesariamente quienes consideran que defienden el voto, sino quienes se empeñan en apuntalar lo que queda del PRI, PAN, PDR y el posible ascenso de otras formaciones políticas neoliberales, que operan en modo de franquicia y que viven a costa del erario.

La marcha fue, finalmente, la marcha de la ignorancia, del conservadurismo, de la desmemoria, del engaño cívico, del enojo mamón de quienes se sienten desposeídos de sus privilegios y de quienes los siguen sin saber ni querer saber qué es lo que verdaderamente está en juego.

Así, pues, tenemos la marcha de los pillos de siempre, de los desclasados, de los despistados en busca de una visibilidad que no tendrían si esto fuera realmente una dictadura, una sucursal del infierno comunista según los gringos, o una anticipación de Venezuela o Cuba, según ese mismo criterio.

Marchar al lado de quienes representan los intereses de la cúpula de PRI-PAN-PRD y de la clase empresarial evasora de impuestos y gandalla, no es necesariamente honroso ni cívicamente correcto, porque defender privilegios y acarrear gente con base en argumentos falaces y mentiras no es, ni podrá ser, un llamado a la defensa de la democracia, sino todo lo contrario.

(Las imágenes fueron tomadas de El Sol de Hermosillo y El Imparcial)


 

sábado, 25 de febrero de 2023

GATO ENCERRADO

 “Los gatos tienen una absoluta honestidad emocional; los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero el gato no” (Ernst Hemingway).

 

Durante varios días se oyeron lastimeros maullidos que provenían de una casa deshabitada en el centro de la ciudad. Un gato había caído al interior por un hueco en el techo.

El caso es que una vecina estuvo pendiente del felino quien, suponía, padecía de algún trauma físico tras la caída que lo llevó a ser huésped involuntario del domicilio convertido en cárcel mortal. Ponía croquetas y agua a través de una ventana con vidrio roto, mientras observaba el abandono interior, aunque sin llegar a ver al habitante involuntario.

Las llamadas al ayuntamiento, a la policía, a las diversas instancias de “protección” animal resultaron tan infructuosas como firme fue la voluntad de las autoridades de respetar el sacrosanto derecho a la propiedad privada.

“No podemos hacer nada porque es propiedad privada”, repetían casi con la misma vehemencia que el gato prisionero que maullaba en el día o noche. La propiedad privada está, en este caso y como en todo lo demás, por encima de la vida de los bichos domésticos de cuatro y dos patas.

La propiedad privada atraviesa el derecho, las costumbres, la cultura, la corrección política y las prácticas sociales. Atraviesa la vida misma.

Los maullidos eran más notorios por las noches, y la sensación de malestar llegó al extremo de buscar comunicarse con un familiar de la propietaria ausente y darle cuenta de la situación. Se buscó su autorización para poder ingresar al domicilio tras la negativa de la autoridad “competente”.

Finalmente, según el relato de una vecina, el candado que sellaba la casa amaneció roto, quedando un colgajo curvo y metálico que sugería el paso de alguien que quizá ignoró el sacrosanto respeto por lo ajeno, o se sentía autorizado para ello.

Según la vecina de marras, la visión a través del vidrio roto daba cuenta del desorden interno, de objetos movidos o tirados, de un paseo clandestino por el lugar. Las especulaciones y el “sospechosísimo” tienen la cancha lista para el baile de los supuestos.

¿Quién pudo forzar la entrada, tronando el candado? ¿Qué fue del gato? ¿Quién se hará responsable de un acto que luce como robo, por el desorden encontrado? ¿Fue un sorpresivo rescate felino disfrazado de algo que, a primera vista, pareció robo domiciliario?

El misterio se desveló, cuando en la puerta apareció un candado nuevo que calmó las dudas de vecinos y mirones accidentales. El caso se consideró cerrado cuando el gato apareció en la barda de una casa vecina al día siguiente, y la vida del barrio volvió a su normalidad.

Queda la vaga impresión de que la legislación para proteger a los animales se queda corta, que simplemente cubre los casos más aparentes de maltrato; que no existe una conciencia cabal de lo que significa una vida en peligro, que la respuesta es limitada y que así puede seguir.

Por otra parte, la población canina y felina es socialmente visible sólo en el caso de afectar a los seres humanos, pues los animales callejeros muchas veces pueden ser considerados potencialmente agresivos o quizá portadores de alguna enfermedad.

Es decir, vemos la vida y obra animal en función de nuestros intereses, no necesariamente en razón a su derecho a la vida y salud y, como en este caso, un animal atrapado y sin ayuda está condenado a sufrir y morir con la impunidad que da el respeto a la propiedad privada.

¿Se podrá establecer una norma que prevenga estos casos? ¿Tendrá responsabilidad penal quien ignore una llamada de auxilio que involucre un bien inmueble que tenga en propiedad o custodia?

No lo sabemos, pero sí sabemos que habiendo gato encerrado muchas cosas pueden pasar.

Nota aparte: La Corte de Brooklyn, en Nueva York, con fecha 21 de febrero de 2023, declaró a Genaro García Luna (quien fuera director de la Agencia Federal de Investigaciones en el gobierno de Vicente Fox y secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón) culpable de todos los cargos en su contra y queda en espera de sentencia.  

Considerando la relación con Genaro García Luna, el siguiente en rendir cuentas debe ser Felipe Calderón. La pregunta es ¿cuándo será reclamado por la justicia? Por otra parte, ¿cómo se explica que un tribunal colegiado de México haya desbloqueado las cuentas de la esposa, para que pueda disponer del dinero? ¿De qué tamaño es la moralidad y confiabilidad del Poder Judicial nacional cuyos jueces y magistrados siguen la pauta neoliberal?

Los expresidentes panistas Fox Quezada y, en particular, Calderón Hinojosa, ahora defensores del INE-no-se-toca, impulsores de marchas y protestas contra el actual gobierno, están embarrados por las acciones de su muy cercano colaborador. Sólo falta que la justicia mexicana asuma el papel que le corresponde y cumpla con su deber.

En caso contrario, seguro que hay gato encerrado.


sábado, 18 de febrero de 2023

NUEVAS REGLAS, MISMO JUEGO

 

“Dime lo que comes y te diré quién eres” (Anthelme Brillant-Savarín).

 

Ir al céntrico mercado municipal significa pasear por una parte representativa de la jungla urbana, dejarse atrapar por el misterio tras la abigarrada colección de adiposidades que luce mucha de la gente que marcha en un desfile de grosores y matices desafiante y lúdico.

¿Cómo llegó tal cúmulo de horrores digestivos a nuestra ciudad, y más allá? ¿Cómo nos convertimos en la pasarela tercermundista que traga las gorduras y excresencias del Imperio? ¿Será, acaso, una maldición gitana transformada en arma de destrucción masiva en los sótanos de la CIA, el Pentágono o el Departamento de Estado? No lo sabemos del todo, pero lo que sí es claro es que los deseos de Washington tienen su expresión formal en el llamado T-MEC.

El citado tratado, entre otras cosas, contiene un escandaloso mecanismo de imposición de patrones de consumo que adoptamos a empujones de la Casa Blanca, a través de la agencia encargada de la agricultura y las asociaciones de productores de granos transgénicos y, por supuesto, los millonarios comercializadores de las semillas de Frankenstein, avalados, según se alega, por el tratado trilateral llamado T-MEC.

México ha declarado a punta de decretos que no queremos ni glifosato ni productos transgénicos… aclarando que nomás se refiere al maíz blanco, para consumo humano “porque somos autosuficientes”, en cambio, se le sigue dando el pase al maíz amarillo, usado como alimento animal y otros como el algodón y la canola como insumos para la industria que llega tan campante a las mesas de los consumidores.

También se recorre la fecha para lo del glifosato, que puede seguir circulando en el campo nacional hasta el 31 de marzo de 2024… a reserva de nuevos ajustes (La Jornada, 15-02-2023).

El nuevo decreto de “te cierro la puerta, pero no por completo” provocó la “decepción” del gobierno que preside Joe Biden, con lo que dicha sensación de desencanto se abre paso como categoría comercial y política. Cabe recordar que el vecino se declara decepcionado cuando no se cumplen sus deseos, sus expectativas o sus caprichos imperiales.

El nuevo decreto supone un ligero fruncimiento en la cordialidad bilateral, porque azota el alma de los vecinos, tan afectos al regalo de una voluntad complaciente y la obligatoriedad de obsequiarla siempre (DOF:13/02/2023). ¿Qué harían sin la genuflexa disposición de los gobernantes de la periferia?

Pero, volviendo a los horrores urbanos en una ciudad marcada por la influencia del Norte, el problema está en que los habitantes “de bien” ven la frontera como quien descubre la caja mágica que contiene la fiesta de chatarra multicolor, reluciente y rápida de las franquicias que venden pollo o carne rica en hormonas y colorantes artificiales que aparentan salud y suculencia, el asunto de la alimentación puede ser peor de lo que parece.

Nuestra población alcanza cifras alarmantes en materia de obesidad, diabetes y cardiopatías, y significativos lugares en la gastronomía basada en carnitas asadas y tortillas de harina, consumo de refrescos azucarados, alcohol y tabaco.

Las grasas, azúcares y sal se erigen en la sabrosura misma, en el culmen de la satisfacción culinaria. Sin esos elementos la cocina “no sabe” porque las viandas cuyos componentes principales son vegetales, pescados y mariscos suelen ser menos apetecibles que las producidas en los corrales de engorda, que se alimentan de maíz amarillo, hormonas de crecimiento, antibióticos varios y una opresiva estabulación que demuestra que los negocios y el libre pastoreo van por distinto carril.

La gordura urbana va de la mano de los puestos de hot dog, de los refrescos de cola, de las frituras empaquetadas en presentaciones multicolores que encubren las grasas trans, los colorantes artificiales de potencial capacidad cancerígena, con sabores de laboratorio ácidos o salados que dan sabrosura adictiva porque “no puedes comer sólo una”.

La prohibición de productos transgénicos, aunque limitada y permisiva, supone un dolor en el trasero de los productores gringos, pero un dolor pequeño, habida cuenta que sigue la manga ancha en otros productos, como los aceites vegetales donde el maíz transgénico brilla con luz propia (https://youtu.be/LcpTo1oJyj0).

Si el maíz blanco es apto para consumo humano y el amarillo lo es para consumo animal, entonces, ¿qué hay de la carne de ganado alimentado con transgénicos y que se usa con alegría en las “carnitas asadas”? ¿Los nutrientes transgénicos (aparte de las hormonas y antibióticos) se eliminan mágicamente cuando la carne pasa por el carnicero y de ahí a la fiestecita de familia o de cuates? ¿Las salsas, las tortillas de harina y la cerveza quitan los malos efectos de una alimentación transgénica?

Las comidas rápidas o chatarra, los refrescos de consumo generalizado y frecuente seguramente no “decepcionan” a los dueños de los negocios que, en forma de franquicia, se instalan para recoger dinero de este lado de la frontera, sino que demuestran las ganas que tenemos de modernizarnos y seguir siendo un pueblo amigable, cooperador y, eventualmente, tan enfermo como quien cambia la cocina tradicional por la rapidez y el sabor de la chatarra.

Pero no decepcionemos a los vecinos y sigamos alimentando su economía como seguramente esperan de nosotros, siguiendo nuevas reglas, en el mismo juego.