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lunes, 24 de mayo de 2021

Cuando los vaqueros se juntan...

 “En política hay que sanar los males, jamás vengarlos” (Napoleón III).

 

Usted recordará que el edificio del Museo y Biblioteca de la Unison tiene colocados dos cañones, uno a cada lado, como adornos memoriosos de otras épocas en las que las diferencias políticas y territoriales se arreglaban con fuego graneado.

El cañón del costado sur desde el lunes 17 se ve desencajado de su base, gracias al golpe propinado por un vehículo conducido por ese tipo de personas que suben el vehículo a las banquetas, toman de estacionamiento cualquier espacio y creen que quedan muy bien exhibiendo su valemadrismo. No hay duda de que la miseria cívica también anida entre los que orbitan la Universidad y toman la explanada del museo como estacionamiento público.

Pero no nos distraigamos con daños a cañones ornamentales, porque lo que se sospechaba desde un principio (Chapulín Colorado aparte) ya es cosa pública: Ricardo Bours, hermano del gobernador Bours en tiempos del incendio de la Guardería ABC, se unió a la campaña de Ernesto Gándara: todo por salvar a Sonora de caer en manos de un partido distinto a los de siempre.

Valiente y oportuna decisión en aras de salvaguardar los intereses de nuestra oligarquía vacuna y avícola frente a las amenazas del cambio, en medio del revuelo por el asesinato de quien fuera el Procurador de Justicia de Eduardo Bours y habilidoso custodio de evidencias y expedientes relacionados con el citado caso de la guardería, entre otros asuntos.

Se sabe que la unión contra Durazo (Morena) es por ser “un peligro para Sonora”, porque molesta a las fuerzas que engordaron gracias al control político y económico del Estado y que ahora se exhiben como las dos caras del neoliberalismo aldeano.

Pero si los dos candidatos, en mayor o menor medida, han hecho carrera fuera del Estado, ¿por qué apoyaríamos a uno y rechazaríamos al otro, al margen de apellidos y relaciones familiares? La respuesta está en el proyecto político que representan.

Cabe aclarar que la imagen de Durazo (el experimentado trapecista político que fue de Colosio a Fox y de Fox a López Obrador) no me parece tanto como para quemarle incienso, pero no es posible desligar al candidato de Morena del movimiento nacional encabezado por AMLO y que se propone sacar del poder al PRI-AN-RD-MC, limpiar el cochambre acumulado y transformar el país. Lo anterior me parece suficiente razón para votar a favor del cambio.

Vemos que se unen los neoliberales por cuestiones de afinidad de principios y se apoyan mutuamente quienes van contra la soberanía y el dominio de la nación sobre sus recursos; pero del otro lado, ¿será posible que las fuerzas al interior de Morena logren entender que las divisiones y luchas ratoneras por tal o cual posición no valen tanto la pena como la consolidación de un proyecto nacional y local?

¿Tiene sentido, en medio de la lucha electoral, dividir al partido y promover que no se vote por Morena sino por tal o cual persona que no logró su registro como candidato, a sabiendas de que tal acción es tan inútil como el voto nulo?

Si bien es cierto que el artículo 39 constitucional señala que la soberanía reside en el pueblo, y que éste tiene en todo momento “el inalienable derecho de alterar o modificar su forma de gobierno”, no hay que olvidar que esto solamente es posible por medio de los poderes de la Unión, es decir, mediante la participación de los partidos políticos en elecciones libres (artículo 41 constitucional) y que, de acuerdo con la ley electoral, son los partidos quienes postulan a sus miembros como candidatos a los puestos de elección popular, salvo que sea por la vía independiente, cubriendo los requisitos de ley.

Es claro que la democracia no se construye por caprichos ni a empujones, y que las instituciones deben estar siempre sujetas al marco normativo que las rige y legitima. En este sentido, si la institución llamada partido no funciona o funciona mal es señal de que la norma debe ser revisada, y en esto el ciudadano tiene la palabra.

Morena tiene frente a sí al bloque neoliberal porque la ideología hace posible que partidos distintos se unan y creen una coalición. Estando así las cosas, ¿a quién beneficia que en este momento Morena se desgaste en luchas internas? ¿Importa más el puesto de diputado o alcalde que el proyecto de transformación nacional? En este contexto, el llamado a votar masivamente por Morena tiene sentido.

Soy de la opinión de que se debe apoyar el proyecto de AMLO y votar a favor de los candidatos a diputados federales de Morena para conservar la mayoría en San Lázaro, al igual que la candidatura al gobierno estatal. En cuanto a las diputaciones locales y alcaldías, algunas ameritan pensarlo un poco más, por ejemplo Hermosillo, y decidir lo mejor… o lo menos peor.  

 


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