El grupo de familiares de migrantes desaparecidos fue recibido en el atrio de la Catedral por el rector de ese recinto, Manuel Arellano Rangel, quien manifestó la solidaridad de la Iglesia con quienes dejan sus países en busca de un mejor futuro. Luego, la caravana se dirigió a la antigua sede del Senado, en Xicoténcatl, para sostener una reunión con legisladores. Ahí, el sacerdote Alejandro Solalinde dijo:
Insistimos al gobierno de México en que no sea más el gendarme de Estados Unidos, que deje de ser agachón hacia arriba y deje de ser ojete con nuestros hermanos centroamericanos. La Jornada, 2 de agosto de 2011.
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