Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

sábado, 26 de marzo de 2022

Los farsantes de siempre

 

“Si, mucha gente va a morir cuando se establezca el Nuevo orden Mundial, pero será un mundo mucho mejor para los que sobrevivan” (Henry Kissinger).

 

La noticia de que el presidente Biden va a Ucrania a manifestar su apoyo en la lucha que ellos mismos instigaron no extraña a nadie. Cualquiera medianamente enterado del estado de la política y economía mundial sabe y entiende el papel del vecino del norte, que tuvo un momento estelar en 2014, cuando el senador republicano por Arizona, John McCain, expresa su apoyo y alienta el golpe de Estado en Ucrania.

En la actualidad “la administración Biden ya ha enviado a Ucrania más de 17.000 armas antitanque, incluidos misiles Javelin, así como 2.000 misiles antiaéreos Stinger. Algunos de estos fueron directamente al notorio regimiento neonazi Azov” (rubenluengas.com, 24.03.2022).

Las consecuencias del golpe de Estado, uno más en la larga cadena de golpes patrocinados por EU en nombre de la democracia, van en la línea de hacer avanzar el área de influencia de la OTAN, y se han traducido en la pérdida de vidas humanas en un contexto ideológico que huele a genocidio por razones étnicas porque la consigna es “matar rusos”.

Así pues, tenemos un país que estando a miles de kilómetros de las áreas en conflicto envía armas y recursos, dicta sanciones y presiona a otros países para que se sumen en su campaña contra sus enemigos económicos reales o virtuales y que, sin embargo, la justifica por “razones humanitarias” y de “seguridad nacional”, al tiempo que moviliza medios informativos, realiza montajes y se apoya en la fuerza militar para su hegemonía, pasando sobre los intereses nacionales de sus “socios”, en aras de establecer un “nuevo orden mundial” acorde a sus intereses supremacistas.  

Cabe puntualizar que México no ha estado al margen de la política de “seguridad nacional” del vecino y es del dominio público su patrocinio a organizaciones y movimientos  autonombrados como democráticos y justicieros cuya función es la de desacreditar al actual gobierno mediante críticas constantes en medios de comunicación y manifestaciones callejeras de características violentas, protagonizadas por mujeres, u otras en las que la clase empresarial hace suyas banderas políticas o sociales con pretensiones de cierto impacto coyuntural.    

Al respecto, algunos analistas han descubierto en el discurso y las acciones de emptresarios como Claudio X. González y similares (Frena, Va por México, entre otros), las tácticas del golpe de Estado blando de Gene Sharp, puestas en práctica por la CIA desde 1953 financiando las protestas callejeras en Teherán que ocasionaron la caída del presidente nacionalista de Irán Mohammed Mossadegh, método que ha sido perfeccionado por la CIA desde 1989 en las protestas de la Plaza de Tiananmen. 

En Latinoamérica la estrategia del “golpe suave” ha tenido por escenario a Honduras (2009), Paraguay (2012), Bolivia (2019, tras fracasar en 2008 y 2012), además de un intento en Ecuador (2010) y otro (sin estar del todo comprobado) en Nicaragua (2018).

La intervención militar abierta o subversiva de nuestro vecino en el mundo está suficientemente documentada como para que nadie se asombre o dude de ella, y si usted está interesado en enterarse, puede acudir al interesante testimonio y análisis de Thierry Meyssan en su libro De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump (Editorial Orfila, 2017), que descubre lo que hay detrás de las llamadas “primaveras árabes” o las llamadas “revoluciones de colores”.

Lo anterior sirve para señalar, a propósito del actual conflicto entre Rusia y Ucrania, lo intencionado de la injerencia, apoyo financiero, armamentista, político y mediático que ha ejercido en esa parte del mundo, y cuán absurda puede ser en la actualidad la confianza en las denuncias y campañas “humanitarias” de EU y cuán fácilmente miente cuando señala que tal o cual país posee “armas de destrucción masiva” o que prepara ataques biológicos contra objetivos militares o civiles.

El hecho innegable del despliegue de bases militares y de laboratorios de investigación biológica por todo el planeta fundamenta la idea de que EU es un auténtico peligro para la paz y seguridad mundial, y más si mantiene y dirige estructuras militares multinacionales como la OTAN, que debió desaparecer al final de la Guerra Fría.

México es un país que en la actualidad se encuentra bajo asedio por parte de su vecino del norte, sea por los embargos camaroneros, las vedas al aguacate, las exigencias respecto a la reforma energética, la venta de agroquímicos cancerígenos, los problemas migratorios y de seguridad pública, entre otros que pretenden dificultar o matizar a conveniencia los programas y avances políticos y económicos nacionalistas del gobierno de López Obrador.

El problema no es menor si consideramos que el vecino lo mismo manda armas al otro lado del mundo en apoyo a cuerpos militares o grupos paramilitares “nacionalistas” que al crimen organizado, y que lo mismo habla de derechos humanos que de “matar rusos”.

Queda claro que la defensa de la identidad y los intereses nacionales debe ser prioritaria, y entender con claridad que cualquier oferta de cooperación o ayuda por parte del Tío Sam es, simplemente, una nueva manzana envenenada.

La preocupación humanitaria de EU es, una vez más, una farsa política y mediática, pero recordemos que tras cada farsa hay un farsante.

 

 

jueves, 17 de marzo de 2022

El Ayuntamiento de Hermosillo y sus jubilados

 

“Yo creo en el sindicalismo, yo creo en la democracia, en el sindicalismo democrático” (Richard Attenborough).

 

Según el presidente municipal de Hermosillo, las prestaciones que reclaman los trabajadores municipales jubilados que sostienen eventuales bloqueos en algunas vías importantes de la ciudad son ilegales, porque así lo observó el Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización (ISAF), organismo autónomo encargado de la revisión y fiscalización de las cuentas públicas del Estado y municipios (Expreso, 17.03.2022).

Las autoridades consideran que seguir otorgando prestaciones a los jubilados contraviene “disposiciones legales” y que no están para violar la ley sino para cumplirla, además de ahorrarse lo correspondiente a pagos de vales de despensa, apoyo funerario, entre otros que venían gozando desde 1997, así que, siendo tan responsables y cumplidores, mochan de tajo dichas prestaciones y listo.

El cumplimiento de una supuesta observación del ISAF se convirtió en guillotina y con ello se desató una marea de protestas por parte de los afectados y con el apoyo de otros grupos de jubilados solidarios se generó todo un movimiento ciudadano que no parece dispuesto a parar.

Sin embargo, el propio ISAF aclaró que “no es una autoridad competente en materia laboral, por tanto, cualquier asesoría u opinión en esta materia no es vinculante jurídicamente”, y precisa: “El ISAF no ha emitido observaciones derivadas de las auditorías practicadas, respecto al clausulado del Convenio Sindical celebrado entre el H. Ayuntamiento de Hermosillo y el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Municipio de Hermosillo.” (Oficio ISAF/AM/3905/2022, de fecha 16 de marzo de 2022).

Está claro que lo que menos interesa a la autoridad municipal es el daño económico y moral que puedan causar a los jubilados y pensionados, habida cuenta que es más importante “generar ahorros” que cumplir compromisos vigentes desde hace 25 años, incluso mintiendo descaradamente respecto a la opinión del ISAF.

Como detalle adicional, el sindicato del ayuntamiento, antes que ser garante de los derechos de sus trabajadores, ahora les siguió el rollo a las nuevas autoridades prianistas de Hermosillo y firmaron un nuevo convenio que excluye a los trabajadores jubilados de los beneficios reclamados, en abierta traición a sus compañeros y como una muestra del tamaño de sus dirigentes.

Según lo visto, no sería el primer caso de un sindicato que se pliega a los intereses del patrón en vez de luchar por mantener los beneficios de sus miembros jubilados o adopta actitudes discriminatorias y excluyentes (como es el caso del STAUS cuyo fondo mutualista “no fue pensado para los jubilados”), aunque cabe decir que ninguna ley, norma o acuerdo puede tener efectos retroactivos en perjuicio de persona alguna, según establece la Constitución.

El presidente municipal y equipo, con la confianza de que los trabajadores terminarán aceptando cualquier limosna por razones de necesidad y urgencia, optan por el litigio que es lento, largo y penoso en lomos de un sistema burocrático que, con su paso de tortuga, hace lo posible por agotar las fuerzas de los trabajadores que reclaman sus derechos laborales y sociales para que acepten lo que les caiga, porque “de lo perdido, lo encontrado”.

Aquí es difícil no señalar que el sistema de justicia laboral parece pensado para hacer desistir al trabajador de sus demandas y, prácticamente, empujarlo a aceptar migajas so pretexto de la “conciliación”, siempre a favor de la parte patronal que cuenta con tiempo, dinero y relaciones.

La defensa de los trabajadores jubilados del ayuntamiento debe fortalecerse, y considerar que cada paso que se avance va en abono de una mejor impartición de justicia, que exige un cambio en la mentalidad, las normas y mecanismos de acción enfocados a darle la razón a quien la tiene, no a quien puede untar de dinero al supuesto defensor laboral.

En conclusión, el ayuntamiento mintió a los trabajadores, el sindicato resultó ser patronal, y los abogados y las autoridades se siguen chupando el dedo.

Por lo pronto, las protestas siguen, los bloqueos de calles siguen y el encabronamiento sigue. ¿Hasta cuándo?

 


sábado, 12 de marzo de 2022

¿La verdad es negociable?

 

“La verdad se corrompe tanto por la mentira como por el silencio” (Cicerón).

 

Cuando vemos que un país desparrama laboratorios por el mundo y, en particular en regiones en conflicto como es el caso actual de Ucrania, la preocupación se convierte en datos: EEUU tiene 250 laboratorios fuera de sus fronteras y en Ucrania cuenta con 26, dedicados, según ha trascendido, a la investigación de patógenos transmisibles de alta peligrosidad. Si alguien quiere abreviar la descripción se puede decir simplemente armas biológicas.

Desde luego que nuestros vecinos del norte dieron una explicación, aclarando que efectivamente los tienen, pero que son para la salud y protección del país, y que el temor es que los rusos se puedan apoderar de ellos y hacer mal uso de los patógenos (EL Imparcial, 10.03.2022).

La sola idea de que un país promueva, financie y establezca laboratorios biológicos fuera de sus fronteras ya da en qué pensar, y más si recordamos que durante décadas los EEUU han enviado sus hallazgos a Cuba, a fin de atacar su economía. Como muestra van los siguientes datos:

En mayo de 1971 se introdujo el virus de la fiebre porcina africana; en noviembre de 1979 el hongo moho azul del tabaco; en julio de 1981, el virus del dengue que pasó a México y Centro América, y en septiembre del mismo año el virus de la conjuntivitis hemorrágica, que también pasó a México; en 1980-1981, el hongo roya en caña de azúcar; en 1996-1997, un avión fumigador desde Florida roció un insecto que produce la plaga agrícola del “thrips” (Dr. Manuel Servín Massieu. Bioterrorismo, armas de destrucción masiva y ética. Ciencia y democracia, 2007).  

Está plenamente documentado que nuestros vecinos y socios tienen una larga experiencia en eso de hacer investigación para evitar el “mal uso de los patógenos” y, eventualmente declarar la intención de fabricar vacunas que combatan las enfermedades inducidas.

Dada la experiencia y situándonos en el contexto del actual conflicto, tampoco se puede negar la injerencia, presencia o acción de EEUU en todos y cada uno de los conflictos locales, regionales y mundiales que han atosigado al mundo desde el siglo XIX a la fecha, de suerte que han llegado a constituirse en la locomotora que mueve el tren de los intereses anglosajones y, en general, del llamado “mundo libre”, gracias al poder de la coacción, amenaza o compra de la voluntad de gobernantes y “aspiracionistas” sin mucho apego a su identidad nacional.

El poder del dinero y las armas, más la información convertidos en elementos de disuasión garantizan su predominio de carácter imperialista que, por sí mismo, cancela toda posibilidad de que este mundo sea libre; también se niega la existencia del libre comercio dadas las condiciones, candados y limitaciones que se establecen a las mercancías extranjeras en su paso por las fronteras.

De hecho, los llamados tratados de libre comercio son tan poco libres como lo es un país que pertenece a la OTAN, al poner su soberanía en manos de un poder extranjero que determina el tiempo y la forma de cualquier acción militar fuera de sus fronteras.

La imposición de reglas termina dependiendo de la mano que las dicta, y pude constituir un vínculo forzado y forzoso que configura bloques de intereses económicos, políticos y militares que ponen en duda los supuestos de la soberanía y el dominio nacional, así como la vigencia del derecho internacional.

La unipolaridad impulsada y financiada en este caso por EEUU desdibuja la diversidad cultural del mundo, violenta sus fronteras y ataca frontalmente la cultura, los valores y memoria en la que se sustenta la identidad nacional, su sentido de pertenencia y todo aquello que vertebra a una nación, que se convierte en un esclavo económico, un cómplice político y un alcahuete cultural del extranjero.

No estaría mal si se aprovechara el actual conflicto instigado por EEUU para favorecer nuestra independencia productiva, financiera, cultural y política en aras de decidir nuestro propio destino, porque aceptar que el país deba actuar como una simple comparsa de los güeros es inadmisible, tanto como suponer que la verdad es negociable.

 

  

    

domingo, 6 de marzo de 2022

Temblores en el sistema

 “Compatriotas americanos, me alegra decirles que hoy he firmado una ley que ilegalizará a Rusia para siempre. El bombardeo empieza dentro de cinco minutos” (Ronald Reagan).

 

Los jaloneos muchas veces violentos entre países se dan con demasiada frecuencia como para ignorarlos o, simplemente, parcializar la realidad y pretender que la justicia, la democracia y los derechos humanos son prioritarios para la ONU, Unión Europea o la OEA.

El mundo siendo redondo adolece de visiones cuadradas o demasiado esquemáticas como para ser compatibles con la realidad viva y actual de las diversas regiones que lo componen, de suerte que la unipolaridad es, por lo menos, contraria a la naturaleza de los pueblos y naciones que compiten rabiosamente por ocupar algún lugar en el concierto de las naciones con voz y voto en los organismos internacionales.

Sin embargo, frente a esta verdad de Perogrullo se levanta imponente la visión imperialista de EUA, vecino norteño de México y matriz de lo que se entiende como mundo libre, franquicia que con su logotipo de barras y estrellas está con frecuencia en abierta contradicción con los postulados del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas.

Así pues, mientras el discurso gringo nos ilustra sobre la paz, la legalidad y el respeto internacional, la mano militar y de “inteligencia” que hace valer los intereses de la industria armamentista y financiera estadunidense da gruesas pinceladas de intolerancia, de sórdidas maniobras de desestabilización de gobiernos electos democráticamente, de favorecer actos terroristas y de comercio de armas y drogas de alcance internacional.

En este contexto, el concepto de “seguridad nacional” se convierte en un arma letal contra la soberanía de muchos países con ideas propias. De aquí se desprende que EEUU no tiene fronteras y que el planeta Tierra es coto de caza de un salvaje psicópata que juega con la tecnología y la ciencia para su exclusivo provecho y entretenimiento.

Llama la atención que por donde quiera se encuentran emplazadas bases militares del Tío Sam, y que a pesar de que la guerra fría terminó en 1991 el discurso de odio hacia el “enemigo” no ha variado gran cosa, manteniendo la diferencia entre “ellos”, los rojos, los comunistas, los terroristas y “nosotros”, los buenos, puros y limpios que defendemos la libertad y la democracia, falacia que tiene por caja de resonancia a la prensa occidental.

Tal parece que la propiedad de la verdad y los valores humanos está reservada por derecho divino, por designio celestial a “América”, entendida como Estados Unidos, nación autista que interviene en todo y pretende decidirlo todo.

Sin duda las armas más poderosas que posee el gigante del norte no son tanto las que exporta alegremente para alimentar los conflictos mundiales, sino la intriga, el dinero, la corrupción, la manipulación y el terror. La dominación gringa es algo así como un estado mental que se apodera de las voluntades de los aspiracionistas que miran hacia el norte, de los pequeños y grandes parásitos sociales que buscan su lugar en la política o la economía, que se cobijan en el cargo público o privado en espera de su momento estelar.

Lo anterior es importante porque México y muchos países se encuentran a expensas de los gustos o disgustos gringos en asuntos que histórica y legalmente sólo les corresponden a ellos, a su soberanía, a su destino. Si no fuera así, no tendríamos que darles explicaciones sobre la política económica y las decisiones en materia de energía, minería, seguridad o comercio.

Recientemente, México se ha tenido que poner en plan de negar su historia diplomática y plegarse al interés gringo respecto al problema en Europa del Este. No condenar enérgicamente el genocidio que se perpetra desde 2014 en el Donbass y solamente condenar, sin más, la intervención de Rusia en esa región es ignorar la historia, el contexto y los acuerdos de Minsk referidos a la paz y neutralidad en Ucrania, mismos que Rusia ha solicitado en múltiples ocasiones que se cumplan mientras la ONU voltea para otro lado.

Nuestro país debe recuperar la seriedad y pertinencia de la política exterior basada en la Doctrina Estrada, de la que curiosamente China dio muestras al subrayar la necesidad del diálogo en la solución de conflictos.

Nadie puede ignorar que desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, EEUU ha intervenido en la gran mayoría de los conflictos y que ha provocado guerras y golpes de estado de acuerdo con sus intereses. Es público y notorio que este país ha mentido y manipulado cuantas veces ha querido, tratado de justificar sus agresiones (Afganistán, Irak, Libia, por mencionar algunos). Aquí es claro que el Derecho y los acuerdos internacionales se los pasan por el forro y que tenemos un modelo imperialista promovido y encabezado por EEUU.

Naciones como Alemania, España, Francia, Reino Unido, Canadá y otros de la Europa Central y del este actúan como comparsas, como mascotas en espera de las croquetas de EEUU (actitud que comparte Japón, por mencionar alguno oriental). Tristes mascotas de un sociópata megalómano y venenoso que lo mismo siembra bases militares, financia y entrena terroristas que desarrolla armas biológicas con el pretexto de buscar curas, antídotos y vacunas. Un país que es capaz de apoyar y financiar a gobiernos dictatoriales, fascistas, y grupos terroristas según convenga.

El mundo está patas arriba, pero algunos llaman a este desorden “estilo de vida”, democracia, libre comercio y diplomacia, pero debe recuperarse la memoria y aprender de la historia política y militar del siglo XX y el presente. Urge replantear la política exterior nacional e internacional. Urge. 


sábado, 26 de febrero de 2022

Otra vez la guerra

 

“Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual” (Martin Luther King).

 

Como usted sabe, nuestros vecinos del norte se han caracterizado por tener comal y metate en todas partes del mundo, en un expansionismo hacia el oeste y el sur que en el siglo XIX le costó la mitad del territorio a México, y que al el siglo XX se extendió por Europa y más allá con el pretexto de salvaguardar la paz y la democracia.

El negocio de las guerras por razones humanitarias les ha dado a los güeros pingues ganancias y un control sobre buena parte del mundo. Tras la primera gran guerra, llamada mundial por la intervención tardía de EEUU, el eje financiero del mundo pasó de Londres a Washington, por lo que la era de los reacomodos mundiales arrojó un resultado muy a favor de Occidente y, en particular, del Tío Sam puesto en el plan de rector de la economía y las costumbres planetarias, y con ello la nueva decadencia económica global que pronto dio el resultado de un nuevo conflicto donde, desde luego, se apresuró a participar EEUU.

El conflicto logró el reacomodo de las piezas mundiales a favor de los intereses gringos y su injerencia en los asuntos europeos se afianzó gracias a la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, bajo los principios de la Carta de Washington, firmada el 4 de abrió de 1949. Su objetivo era (es) defender a Europa de la Unión Soviética (Rusia). En pocas palabras, se crea una estructura defensiva de los intereses de Washington en Europa.

 Ahora, en el conflicto Ucrania-Rusia, es pertinente recordar que existe en esa nación una población ruso parlante y que ha sido permanentemente asediada por ataques xenofóbicos por grupos armados fascistas desde 2014, con los suficientes muertos y heridos como para que el mundo se hubiera horrorizado y gritado ¡paren la matanza!, pero nada de eso ocurrió.

Los bombardeos y ataques constantes a la población de la zona conocida como Donbás donde se sitúan las repúblicas separatistas de Donetsk y Luhansk, perpetrados a ciencia y paciencia del gobierno de Kiev (capital de Ucrania) generaron una crisis humanitaria que los defensores de la paz y la democracia simplemente ignoran.

En este contexto la intervención, que no invasión, de Rusia tiene un carácter pacifista y subraya el hecho de que EEUU y su mamotreto militar OTAN pretenden no sólo ocultar este antecedente sangriento sino sacar raja del conflicto echando la bronca a Rusia, por la simple razón de que en la guerra de los energéticos la potencia del este europeo saca la mejor parte con la venta de gas a Europa, afectando los intereses de Washington.

Lo que tenemos aquí no es una guerra defensiva de valores humanos sino una más de las guerras económicas emprendidas por EEUU, en este caso por el gas natural y el mercado europeo, con la consiguiente relevancia de Rusia en este contexto.

En resumen, el problema surge por el incumplimiento de Ucrania de generar condiciones de paz a lo que se comprometió en 2014 mediante la firma del Protocolo de Minsk, y por otro lado, el oportunismo de EEUU al intervenir en el conflicto haciendo uso de la fuerza de la OTAN para satisfacer sus intereses económicos y políticos en Europa.

Lo triste del caso es que naciones que nada tienen que ver con la circunstancia europea y mucho tienen que recordar del intervencionismo gringo se están uniendo al coro de lamentaciones por “la invasión rusa”, en una maniobra mediática y política que en nada ayuda a la solución del conflicto y mucho abona a la perpetuación de la farsa humanitaria del gran fabricante y vendedor de armas que son los EEUU.

En este sentido, la política mexicana tradicional de no intervención y solución pacífica de los conflictos parece resquebrajarse ante la declaración condenatoria de la diplomacia nacional contra Rusia, lo que resulta no sólo ridículo sino contradictorio con las reiteradas declaraciones de que México no es colonia de EEUU.

Aquí resulta imposible no sonreír ante el curioso espectáculo de una política exterior que se hace de chicle ante el calor de una relación tóxica con el vecino del norte, hoy por hoy sembrador de bases militares en el continente y, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en Europa y parte de Asia.

Me quedo con la idea de que México (y el mundo) necesita redefinir sus relaciones y prioridades sin intervencionismos externos ajenos al interés nacional, y que la comunidad de naciones debe respetar las diferencias y celebrar las coincidencias, sin imposición alguna porque “entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez, Manifiesto a la Nación, julio de 1867).


 

viernes, 18 de febrero de 2022

Las guerras y el miedo

 “Sólo tengo miedo de tu miedo” (William Shakespeare).

 

Usted seguramente recordará la expectación mundial sobre el desenlace de la Guerra del Golfo, la invasión de Afganistán, la de Irak, la de Siria y un largo etcétera que los medios de información (sic) se han servido documentar para la memoria y vemos que en todos los conflictos del siglo XX y el presente, destaca la presencia de nuestros vecinos del norte.

Si una mosca suelta una flatulencia a 10 mil kilómetros de las fronteras gringas tenemos una amenaza para su “seguridad nacional”, asunto que no deja de asombrar para quien conozca algo de geografía.

Si una nación del este europeo tiene broncas con algún vecino, de repente sale la cabeza militar de los sobrinos del Tío Sam a meter la cuchara en la sopa transatlántica, y el mundo entero está, además, pringado de bases militares con la bandera de las barras y las estrellas ondeando con total desparpajo.

¿Usted se puede imaginar cuánto dinero se gasta en juegos de guerra, mantenimiento de bases militares y una industria al servicio de las mejores formas de matar gente y destruir activos productivos?

Algunos países pueden dar fe de los daños que sufren décadas después de una invasión “humanitaria” de nuestros güeros vecinos, de las minas terrestres enterradas para que alguien las pise y quede para vender cachitos de lotería, si bien le va.

Otros quedan sin infraestructura, sin alimentos y sujetos a la depredación en nombre del libre comercio y la democracia, con un reguero de sangre que alimenta radicalismos y exclusiones de efectos duraderos.

Más allá de la evidencia de que el gran capital se alimenta de pólvora y materiales radioactivos, además de drogas y substancias químicas, tenemos la enorme masa de recursos económicos y políticos que se despliegan en aras de alguna supremacía y un nuevo frente de dominación imperialista, de suerte que la intervención militar y la permanencia de tropas y “asesores” se complementa con inversionistas deseosos de “ayudar” al sufrido pueblo liberado, revelando la verdadera naturaleza de la intervención.

Se puede decir que no hay intervención militar sin política y que no hay política sin economía: Si A es igual a B y B es igual a C, entonces A es igual a C.

Los gringos se han convertido en los permanentes vigilantes de la paz y la estabilidad en un mundo en el que no ha habido paz desde hace mucho tiempo, así que se puede sospechar que gracias a sus intereses e intervención la región y el mundo están hechos un desastre.

La última intervención mediática, política y económica de EUA, secundado por sus marionetas europeas, ha sido la ucraniana. Durante un tiempo se dedicaron a calentar el ambiente anunciando una” inminente invasión” rusa contra Ucrania, y hasta fijaron una fecha, el 16 de febrero, a la una de la mañana.

Previamente se había surtido de armamento a la nación ucraniana por parte de EUA y socios. La prensa occidental esperaba ver chorros de sangre, explosiones y destripaderos fotogénicos pero… resulta que los pronósticos y las previsiones serias y científicas de los analistas gringos se quedaron con sus escenarios de computadora mientras que la realidad era otra: no había tal invasión.

Ahora los analistas estadounidenses declaran que no se equivocaron en sus predicciones, solo que aún no se cumplen y habrá que esperar nuevas fechas, porque a veces la realidad se equivoca. Parece ser que el mundo se mueve gracias al dinero y al miedo. La historia confirma que el dinero ha servido para corromper a los políticos y sus clientelas, mientras que el miedo ha hecho el trabajo de quebrar la voluntad de gobiernos y pueblos enteros.

Es claro que la imposición de una idea, plan o proyecto requiere de estímulos que dobleguen la voluntad y el pensamiento críticos de la gente, que la conviertan en una masa aborregada que acate instrucciones sin reparo, y el miedo debidamente instalado en la mente de los hace el milagro de nulificar la razón en favor de la emoción.

Miedo al estallido de una bomba, o de la presencia de una bacteria o virus que se propague en forma de pandemia; miedo de perder derechos e identidad, miedo a la pobreza y la marginación, miedo a las amenazas de la delincuencia y sus consecuencias físicas y morales; y dinero para comprar voluntades y juicios sean “científicos” o políticos al servicio del negocio de la guerra, del control de recursos naturales, de las ganancias de los laboratorios y distribuidores ligados a la industria farmacéutica, por ejemplo.

    Parece evidente que no hay guerra sin miedo ni miedo sin daño emocional, de suerte que habría que analizar sin prisas pero con consistencia lógica los acontecimientos de los años recientes, en los que se pone de relieve un cambio o una serie de movimientos contrarios a los cambios en favor del interés nacional y a las expectativas de paz, progreso y bienestar, no sólo de México.

Lo anterior viene al caso por aquello de que en la campaña mediática contra el gobierno de AMLO, también están presentes argumentos emanados de la fraseología de la guerra fría y la amenaza comunista, referidos al ataque contra las libertades, la defensa del derecho a la libertad de expresión, adobados con otros que van de la ecología y el feminismo a la moral y las bondades del viejo régimen prianista que tanta confianza inspiraba a las transnacionales, a los riquillos sebosos nacionales y los espantajos de las clases conservadoras que aún extrañan a Don Porfirio. Pero, como quiera que se vea, los gringos entre más lejos mejor.  

 

 

jueves, 17 de febrero de 2022

La salud se politiza

 

“En una mente desordenada, una buena salud es imposible” (Marcus Tullius).

 

Como usted sabe, desde que inició formalmente la pandemia y llegó a nuestro país y región han surgido como hongos los opinantes con cierto barniz de especialización en algo que tenga que ver, siquiera remotamente, con la salud y, en particular con la virología, la vigilancia farmacológica, ecología o la epidemiología.

De repente vemos con la gorra y camiseta de la sabiduría sanitaria a simples médicos, dentistas, abogados, editores de periódico y hasta políticos de cualquier ralea, que pontifican acerca de las medidas que habrían de tomarse para evitar el mal del siglo en forma de un microorganismo bastante capaz de contaminar las vidas y conciencias de pueblos enteros.

La ciencia aún está boca abierta esperando qué decir de manera creíble acerca del fenómeno viral que ha lanzado al estrellato la prensa ansiosa de lectores y clientes de publicidad. Abundan las notas que repiten hasta del hartazgo los males directos o indirectos de la pandemia, las muertes y hospitalizaciones y, ya para no dejar, las calamidades que seguramente vendrán como consecuencia de las variantes y nuevas cepas del bicho que emergen como por encanto.

Y no hay que olvidar las nuevas y terribles posibles complicaciones en enfermedades ya conocidas que se ven potenciadas por el virus que aprovecha las vulnerabilidades y saca raja de cualquier sistema inmunológico deprimido, sembrando su semilla de enfermedad y muerte.

En estos tiempos, los vecinos, amigos y familiares son personas de interés para la vigilancia epidemiológica cuando de rastrear se trata los contactos permanentes o eventuales del sujeto sospechoso de infección. De esta manera, la lente de aumento de la opinión pública se enfoca hacia quienes no se han protegido contra el mal, o contra sus consecuencias deveras según se dice, y de pinchazo en pinchazo se escribe la nueva narrativa de estos tiempos, mientras que el bicho sigue su camino tan tranquilo como si nada ocurriera en el mundo de la farmacología.

En este contexto tan estrambótico como rocambolesco los diputados del PRI estatal reclaman la urgencia de vacunar a los menores de entre 5 y 14 años, porque son tan mexicanos como los mayores y hay que protegerlos ahora que van de regreso a las clases presenciales.

Sin embargo, se sabe que los menores de edad (niños y adolescentes) tienen muy pocas posibilidades de enfermar dado el natural buen estado de su sistema inmunológico, es decir, los chicos tienen buenas defensas y no requieren de precauciones más allá de las normales cuando se trata de afecciones virales.

¿Cuál es el interés del PRI (en algunas otras latitudes es el PAN agarrado de la mano de su mascota el PRD), cuando promueve en el foro del Congreso del Estado una medida que corresponde a las autoridades de salud?

¿Qué pretende este partido y sus satélites parlamentarios cuando impulsa estatal y nacionalmente campañas o iniciativas que corresponden a otras entidades legalmente responsables y debidamente capacitadas para abordar los problemas de la salud pública?

Se entiende que la oposición al gobierno de Morena, encabezado por López Obrador en el nivel nacional y Alfonso Durazo en el local, quiera algo de oxígeno cuando se ve herida de muerte por la toma de conciencia de la sociedad que finalmente optó por el cambio, y que cualquier pretexto es bueno para hacer ruido y aparentar preocupación por la población que no hace mucho solamente era tomada en cuenta para verle la cara de tonteja y seguirla robando y manipulando, pero ¿llegar hasta este punto?

En serio, llama la atención la clase de políticos que tenemos y la poca inteligencia que manifiestan, pero al mismo tiempo, maravilla el oportunismo de quienes promueven el terror y la desinformación incentivando el miedo a los contagios y la necesidad de dar palos de ciego ante un bicho de cuyas características y alcances nadie está aun completamente informado.

Parece que para nada importan las advertencias de los daños colaterales de una substancia experimental que no en todos los casos resulta recomendable, porque mucho depende de las condiciones particulares de quienes la reciban, además de la certidumbre de que los menores no son tan susceptibles de enfermar en la misma proporción y consecuencias que los mayores.

¿Los priistas han sido contagiados por el mismo furor epidemiológico oportunista que sus homólogos del PAN? ¿La desesperación hace que recurran al ridículo expediente del protagonismo alarmista de la derecha pitufa? Triste papel.