Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

lunes, 25 de mayo de 2015

Muerte en la infancia

El reciente asesinato (14 de mayo) del pequeño de seis años Cristopher Raymundo Márquez Mora, en Chihuahua, a manos de cinco menores que jugaron con él al “secuestro”, da una nueva voz de alarma acerca del nivel de enajenación que ha alcanzado nuestra sociedad. A la víctima le propinaron 27 puñaladas, le sacaron los ojos, le cortaron los labios, la cara le fue deformada a pedradas; fue enterrado en un hoyo cavado ex profeso y pusieron encima un animal muerto para disimular el olor. 

Una semana después, el jueves 21, en Aguascalientes, una niña de 13 años fue violada y asesinada en su domicilio, horas después de que los vecinos la vieran con un grupo de compañeros de secundaria con los que iba a estudiar. Su madre la encontró al regresar del trabajo. El cadáver de la niña estaba en el baño, presentaba golpe en la nuca y había dos botellas de cloro cerca de ella, con las que presumiblemente fue rociada. Faltaban en la casa un televisor, una computadora y un teléfono celular.

Imposible dudar en calificar estos hechos como crímenes alevosos, crueles, que revelan una mentalidad claramente antisocial. Difícilmente se puede llegar a disculpar la privación de las jóvenes vidas como juegos o bromas estudiantiles que se resuelven con un regaño a los perpetradores. Sin embargo, son menores y, en consecuencia, aún bajo la tutela de sus padres.

Francamente no creo que haya un niño intrínsecamente malo, con tendencias homicidas en espera de una oportunidad para satisfacerlas. Me parece muy raro que exista el mal instalado en la mente de los infantes como característica dominante de su personalidad, salvo en las películas y series de factura gringa. Algo pasa y debemos tenerlo claro como sociedad, a fin de poder prevenir futuras desgracias.

Nuestra sociedad se ha visto enormemente influida por una especie de colonización cultural que proviene del norte y que básicamente gira en torno a la mentalidad neoliberal. Vivimos en una comunidad presa de los estímulos de la televisión y otros medios masivos de comunicación e información, de suerte que los valores y principios de nuestra cultura se han transformado siguiendo la dirección de los elementos ideológicos dominantes que son extraños a nuestra identidad. Lo anterior se complementa con cuadros de explotación infantil laboral y sexual en las áreas rurales y urbanas, siendo México uno de los principales productores de pornografía infantil y un sistema educativo deficiente.

La desintegración y disfuncionalidad familiar corren al parejo del incremento de las tasas de delincuencia, pero es incuestionable que la inseguridad económica, el desempleo, los bajos salarios y la ausencia o disminución de prestaciones sociales están presentes en el origen de los conflictos que se dan en el interior de los hogares. Resulta axiomática la afirmación de que cada crisis económica tiene una respuesta de tipo psico-social que afecta las formas de convivencia.

No es exagerado ni ocioso decir que la economía determina la estabilidad del edificio social y que una de las instituciones más sensibles es la familia. No es lo mismo contar con seguridad familiar mediante empleos justamente remunerados a verse en la necesidad de que ambos cónyuges trabajen y dejen para sus ratos libres la educación y el cuidado de sus hijos. Nadie puede negar la importancia de la madre en la trasmisión de valores ni el elemento vertebrante del ejemplo del padre.

En México, la familia es el asidero tradicional de quienes empiezan a caminar por la vida, sorteando las contingencias propias de una ciudadanía venida a menos, de una sociedad colapsada por sus propias omisiones, complicidades y claudicaciones. Cualquiera tiene el permiso tácito de la inmensa masa informe y maleable que llamamos sociedad para izar banderas de reivindicaciones facilonas y ridículas, frente a los verdaderos problemas que calan hondo en las conciencias de la clase trabajadora y sus familias.

Así, tenemos los efectos de una creciente trivialización de la vida a partir de la influencia de los medios de comunicación masivos como la televisión, donde la muerte se convierte en espectáculo que genera ventas de publicidad, y la familia sirve para el consumo de cualquier producto comercializable, antes que ser la célula de nuestra sociedad y la primera escuela de valores.  

Los medios crean héroes y villanos instantáneos, pero también una idea falsa del éxito personal y familiar basada en el logro material y en modelos de relación que más tienen que ver con la cultura anglosajona que con la nuestra. Basta ver los comerciales de cualquier clase de productos para entender que no nos vemos reflejados en esas caras sonrientes de tez blanca y ojos azules que disfrutan de las mieles del éxito en una sociedad de consumo. Somos distintos. La insistencia diaria de la televisión nos hace suponer que es natural lo que vemos en pantalla, que así debe ser, que estamos obligados a asimilar la violencia como algo propio de nuestra sociedad y que debemos sobrevivir cada día mediante la destrucción de los demás que son enemigos potenciales y obstáculos a vencer, en vez de vivir y construir respetando las diferencias.

Nuestra realidad huele a pobreza y abandono, pero el sistema nos hace creer en que la pestilencia de la corrupción y el engaño se deben a falta de refinamiento de nuestro olfato, al que hay que educar mediante nuevas dosis de engaño y manipulación. Ese es el papel de las campañas electorales en favor de la conservación del sistema y el descrédito de nuevas opciones opuestas a éste. Sin embargo, frente al triunfalismo de las soluciones mágicas se yergue triunfante la decadencia del sistema, donde la explotación infantil y las muertes por crueldad, “diversión” o simple estupidez no son sino las evidencias del fracaso neoliberal. En este contexto, las alianzas y coaliciones entre partidos solo pueden expresar los torpes intentos del gatopardismo mexicano, dando la apariencia de cambio para que todo permanezca igual.

Razón de más para cobrar conciencia de la importancia del voto ciudadano informado, que rompa inercias y simulaciones, que se niegue a seguir siendo manipulado por la propaganda del sistema, que diga basta a la injusticia de un modelo económico cuyas consecuencias sociales y culturales atacan frontalmente a la familia y los valores que la sustentan. Debemos votar por la vida, por la paz y el progreso de un México solidario e incluyente.

jueves, 21 de mayo de 2015

Democracia comprometida

Desde luego que la idea de un gobierno democrático es acariciada, aplaudida, deseada e instalada en la conciencia de los ciudadanos de todos los estratos sociales y niveles de ingreso. El concepto es uno de esos que se dan por sentados como parte integrante de la realidad política, económica y social que vivimos. Nadie lo cuestiona. Todo mundo, en especial quienes ejercen funciones políticas, pregona los milagros y virtudes democráticas como algo propio, como conducta adquirida por la convicción. Con igual  fervor ahora se habla de la transparencia y la honestidad, del afán de servicio, de lo mucho que se puede hacer y la certeza de que el (o ella) es el ejemplo vivo de lo políticamente deseable.

Los medios de comunicación nos ofrecen un menú inquietante por su uniformidad en el formato, donde la suficiencia del candidato queda demostrada mediante la repetición de las cualidades que el mismo dice que tiene, en un ejercicio demencial de autoelogio, de autocomplacencia facilona que convoca al auditorio ocasional a entregar su voto el día de las elecciones. Cheque en blanco de cuya responsabilidad pocos pueden hablar si se analiza la libertad con que se otorga, como una aceptación festiva de una condena por tres o seis años, consistente en llevar a cuestas el fardo de la demagogia y la simulación preñada de vanidad y de insulsa pedantería del elegido.

Como ahora se estila, las campañas electorales representan un pingue negocio para una variedad de prestadores de servicios, donde destacan los diseñadores de imagen, de historias familiares y de éxito para consumo público, de materiales  propagandísticos donde destacan las laboriosas creaciones de expertos en fotografía, vídeo, imprenta, entre otros que inciden en las decisiones de los votantes, ahora puestos en plan de consumidores de mensajes.

Lo anterior viene al caso porque no estaría mal distinguir entre lo que es una campaña política y otra de carácter comercial donde la mercadotecnia tiene más que ver que las ideas y proyectos de desarrollo social. En las actuales campañas electorales, ¿dónde termina la acción social y política y dónde inicia la promoción de productos comerciales de temporada? Es difícil saberlo, pero es posible apuntar algunas ideas.

Es evidente que la presencia de los candidatos y la exposición de sus ideas se basan en un aparato de difusión y promoción que más se asemeja a la venta de suscripciones para la televisión de paga o para los teléfonos celulares. La sustancia del debate ideológico y de proyectos políticos se ve disminuida por los reclamos publicitarios que marcan tiempos, espacios, estructura y contenido, de donde la campaña resulta una copia de los comerciales por televisión.

El asunto se complica cuando las propias empresas de medios fabrican, promueven e imponen la voz e imagen del candidato, convertido en un producto ajeno y distante, aunque en cierto modo superior al sujeto que sirve de referente, por obra de las virtudes y cualidades que se le añaden. Aquí es el envase y no el contenido lo que cuenta para las ventas, subrayando su temporalidad, ya que es inútil su consumo después de la fecha de caducidad.

Algunos candidatos aluden a los valores familiares, a la honestidad genética, al parentesco, al lugar de nacimiento, a las ideas que guían sus aspiraciones juveniles, de edad madura o en el ocaso de sus vidas. Resulta curiosa la forma en que se aprenden el guion, las inflexiones de la voz, el tono resuelto y sentencioso; cómo se ponen dignos, cubiertos de una blancura de detergente biológico, relucientes al instante como si de Maestro Limpio se tratara.

¿No es sospechoso que las grandes ideas y proyectos de mejora provengan de personas que han formado en las filas de los partidos que han jodido a la cuidad, al municipio y al estado? ¿No llama la atención que se muestren tan conocedores de la realidad que se han empeñado en negar, ocultar, disimular, en cuantas ocasiones han podido? ¿Ahora sí tienen solución los problemas que sus institutos políticos han ayudado a crear? ¿Ya no apoyan el enriquecimiento ilícito que en grado de complicidad ha sido tolerado por sus respectivos partidos? ¿Pueden las administraciones del PRI y el PAN (Prian) hablar de honestidad sin provocarse una hemorragia?

Los gobiernos del Prian han impulsado reformas legales que tienen por resultado el empobrecimiento y la falta de oportunidades para jóvenes y adultos; han disminuido al máximo la seguridad social, acabado con las expectativas de muchos ciudadanos que desean una vida digna, han acabado con la seguridad pública y el propio gobierno es quien agrede, desaparece o mata a la población, mediante operaciones ilegales; se ha criminalizado la protesta, coartado la libertad de expresión, agredido sistemáticamente a los estudiantes, maestros, campesinos y demás trabajadores. Las reformas constitucionales desde Salinas de Gortari hasta la actualidad han sido funestas para el país, y sus consecuencias las leemos cada día en las secciones de policía o seguridad pública de los medios informativos.

¿Es creíble el baño de honestidad y valores familiares que se dan públicamente los candidatos? ¿Es digno de confianza quien políticamente forma parte de la canalla que ha arruinado al país y al estado? ¿Somos una democracia o una cleptocracia?

No podemos hablar de democracia en un estado dominado por las trasnacionales y los negocios mediáticos, por las grandes empresas de televisión y de medios impresos que manipulan y pervierten la opinión pública. No es democrática una sociedad teledirigida, dominada por fuerzas ajenas a los intereses de la sociedad, porque manipula la decisión de los ciudadanos, esteriliza los impulsos de cambio y nulifica el poder transformador del voto. En este caso, el desaliento y frustración ciudadanos obra en favor del mantenimiento del sistema de opresión existente y provocan que la gente decida no votar o anular, siendo que lo realmente necesario es que vote en contra del sistema y apoye opciones distintas al Prian y satélites legislativos. En legítima defensa, votemos por la verdadera oposición al sistema. Ya es tiempo. 


lunes, 11 de mayo de 2015

Voto útil


                                                Cuando despertó, el dinosaurio seguía allí. 
                                                           (Augusto Monterroso)


Iniciamos la semana con una nota que estremece las conciencias, hace crujir las cuadernas de nuestra convicción política y resquebraja con facilidad ciclópea cualquier noción de democracia y acción republicana. Ana Guevara llama a votar por Claudia Pavlovich.

Desde luego que resulta sobrecogedora la visión de la ex velocista mexicana que puso en su momento muy en alto el nombre de México y Sonora en las pistas de carreras, pero lástima que sus aspiraciones se limiten a una chapuza torpe en el juego político neoliberal: sacar al PAN del gobierno de Sonora. Recuerdo con cierta nostalgia aquéllos tiempos anchos en los que se suponía estaba en juego la democracia y que, para algunos, la única salida era votar por el PAN ¡para sacar al PRI!    

Ahora resulta ser un argumento circular, pleno de redundancias que huelen a humor involuntario, a broma que se desgasta en los páramos de la ignorancia política y la flojera de ser un luchador por el cambio a contracorriente. El voto útil al que llama Ana Guevara carece de contenido político en el sentido de convocar a las fuerzas sociales para transformar, para cambiar el perfil autoritario del gobierno, para reivindicar el derecho del pueblo de ser el actor esencial de los cambios progresivos que nos acerquen a la utopía.

Llamar a votar por un partido que ha demostrado ser nefasto para la salud de la república porque ha negado su historia, su carácter revolucionario, laico, progresista aun dentro de los estrechos márgenes del capitalismo, es un absurdo. Si bien es cierto que el PRI de antes de los años ochenta todavía enarbolaba las banderas de la revolución, nadie puede negar las terribles transformaciones que sufrió en sus documentos básicos y en su ideología en los años noventa, hasta abrazar la teoría y práctica del neoliberalismo de guarache e impulsar reformas “estructurales” que son concesión de soberanía y entrega al extranjero de nuestros recursos naturales y culturales, sometidos al más grosero manoseo y abuso ecocida.

Del PAN sólo se puede decir que fue un partido de gente “decente”, de la derecha confesional enemiga de la revolución, que de ser el núcleo del conservadurismo nacional se transformó en una máscara hipócrita y corrupta de lo que fue. Su ideología se mercantilizó hasta quedar convertida en una caricatura pestilente, que al igual que el PRI, en la práctica niega y reniega de sus impulsos fundacionales, pasando a ser otra cara de la moneda neoliberal mexicana.

Llamar a votar por uno para sacar a otro es como argumentar a favor de un corrupto por comparación con otro. Parece que la clase política mexicana y sonorense gusta de los argumentos circulares sin recordar que un círculo entre más se le acaricia más vicioso se vuelve. Para nada se nota el ánimo transformador, la visión del cambio como promesa en nuestras manos, como arcilla por modelar de acuerdo a nuestras más sentidas aspiraciones locales y nacionales. Habla, en todo caso, la desesperanza, la declaración de derrota, el bajar los guantes y quedar sin guardia, para después llamarse víctima en las redes sociales y ante los medios de información que se presten para el desahogo de la impotencia cobarde de quienes decidieron plegarse antes que luchar.

El voto útil es el instrumento de la visión mercantilizada y farisea de la facultad que tiene el pueblo para decidir su futuro político, en ese sentido es tan obtuso y pragmático como la abstención o la anulación del supremo deber ciudadano de ser parte activa del destino nacional erigiéndose en elector. El ser uno entre los muchos que formamos la república y luchar por el cambio progresista y democrático no es asunto menor, de donde la cómoda y ridícula postura de no participar en forma efectiva supone la confesión explícita de la complicidad con el sistema neoliberal que padece el país, como un cáncer que corroe nuestras instituciones y trivializa la función pública.

¿Qué utilidad tiene votar tanto el PRI como el PAN si se trata de desarrollar una nueva perspectiva social, política y económica para nuestra sociedad? En todo caso, es útil para preservar el sistema de opresión económica y política que se padece, pero absolutamente inútil para avanzar en los cambios que la sociedad requiere para lograr una vida con bienestar y progreso, con verdadera justicia social.   

En este caso, ¿por qué llama Ana Guevara a votar por la coalición encabezada por el PRI? ¿Para que sigan los mismos, ahora legitimados por el voto? ¿Por qué pide la ex deportista seguir votando por la corrupción, la explotación, la inseguridad y la dependencia extranjera? Lamentablemente, la cultura de las canchas y los estadios, donde se gana o se pierde con limpieza, donde la competencia es lo que hace al deportista y donde los retos son para afrontarse y establecer nuevas marcas, se ve rotundamente desmentida por la Guevara. Se deja llevar por el cálculo y sin ningún espíritu deportivo apuesta por el posible ganador.

Por otro lado, la verdadera oposición vota por principios, por razones ideológicas y por el proyecto con el que se identifica y por el que trabaja, no por tal o cual posible ganador porque la cuestión electoral no es como las carreras de caballos. La política no es asunto de apuestas sino de voluntad ciudadana. Hoy pueden ser pocas las posiciones logradas, pero se hace camino al andar. Nada más útil que un voto que traza nuevos caminos, que oxigena las conciencias, que aunque se pierda esta elección, demuestra que está en la competencia, perseverante, incorruptible, honesto, sabedor de que el mañana le pertenece. 

lunes, 27 de abril de 2015

Convénceme

                                                        Si los izquierdistas anulan y los derechistas votan, 
                                                                         ¿qué futuro nos espera? 
                                                                     (Martha Lamas, Antropóloga).

La temporada de las campañas electorales ha traído cosas curiosas y anecdóticas, junto con muchas que son perfectamente olvidables, como por ejemplo las peroratas de los candidatos que hacen como que proponen y adoptan aires de enterados de los problemas y las soluciones del municipio y el estado, demás de los chismes y balconeos que han caminado junto a las diatribas, el protagonismo barato y las muestras gratuitas de mentecatez aldeana. Sonora es el escenario del circo, maroma y teatro que permite el acercamiento del ciudadano espectador con el empresario-político o el político-empresario, que busca nuestro voto como si fuera obligatorio su otorgamiento en pago a la parodia democrática que protagoniza y nos toma como su auditorio cautivo.

Como en cada farsa hay un farsante, debemos estar de plácemes al constatar que en la actual coyuntura las cabecitas locas y huecas no faltan, como se pudo comprobar con el show mediático de la manifestación y vandalismo panista en el edificio de la SCT, donde se increpó al delegado y se le conminó a renunciar “por corrupto”, dado su reciente conversación con Claudia Pavlovich, exhibida (la conversación, aunque también la candidata) públicamente como un acto de influyentismo capaz de modificar una convocatoria de obras ya publicada, supuestamente en beneficio de algunos constructores sonorenses. El ridículo y deprimente espectáculo tuvo como epílogo la huida de la pandilla pitufa tras hacer añicos el cristal de una puerta, así como la imagen de legalidad que tradicionalmente se adjudican.  

Por otro lado, entre las cosas curiosas y anecdóticas de la temporada, se puede mencionar el estreno del mantra anulista “convénceme”. Sucede que los partidarios de la nulidad o la abstención, responden con cierta acrimonia a quienes manifiestan su voluntad de votar y la necesidad de hacerlo, que los “convenzan”. Es decir, que el grupo de ciudadanos que han optado por hacerse a un lado para no enfrentar la aplanadora prianista con el argumento de la pureza, limpieza, honestidad y transparencia debida y no cumplida en los comicios, exigen, ante cualquier insinuación en contra de la pasividad y el berrinche, que quienes los critican tienen la obligación de persuadirlos con argumentos a favor de acudir a las urnas y hacer efectivo su sufragio.

Es curioso que un adulto en pleno ejercicio de sus facultades mentales y políticas requiera del tiempo, la atención, el esfuerzo mental y argumentativo de otro, a fin de manifestar su voluntad de cambio a través del voto. ¿Qué no tienen criterio político formado? ¿Carecen de nociones acerca del sistema electoral del país? ¿Ignoran que los votos que cuentan y que finalmente eligen son los que pueden ser adjudicados a tal o cual opción? ¿Supondrán que el sistema obedece a consideraciones morales en donde la abstención y la anulación pueden tener algún peso en las decisiones electorales?   

¿Ignorarán los anulistas que existen casos de países donde las condiciones han sido iguales o más difíciles que las nuestras y que, sin embargo, el pueblo y sus candidatos han logrado hacer valer su triunfo? ¿Estarán enterados de las victorias de pueblos como Venezuela, Ecuador, Bolivia, entre otros, sobre el sistema dominante? ¿Sabrán del caso griego? ¿De lo que actualmente ocurre en España?

Si alguien presumiblemente enterado del acontecer político nacional y estatal y crítico del sistema y sus corruptelas, necesita que lo convenzan de ser parte del cambio deseado  (del que dan ejemplo otras naciones), ¿qué tan racional puede ser su actitud? ¿Ya no es capaz de participar en el cambio democrático y pacífico mediante el voto? ¿Estaremos en presencia de antiguos luchadores sociales y ciudadanos críticos que también dicen “ya me cansé”? ¿El futuro del país no merece un nuevo esfuerzo? ¿Tendrán idea de la importancia de tener una mejor correlación de fuerzas en el Congreso? Los cambios, lamentablemente, no vienen solos.

Si alguien le pide que lo “convenza”, véalo con ojos de pena ajena. Acaba de renunciar a su mayoría de edad ciudadana. Eso debe doler…


lunes, 20 de abril de 2015

Viajeros frecuentes

Al parecer el panismo organizado compite con ventaja con el priismo turístico que, en sus ratos libres, gobierna las tierras copetitlanas con mexicana alegría. Así tenemos que si la prole presidencial viaja al extranjero como ir por tortillas, la élite pitufa lo hace como ir al súper. Cierto que los viajes ilustran, pero de tanta ilustración, los ciudadanos no sacamos nada que huela a mejor calidad de vida y sí mucho a chamusquina internacional que nos coloca entre los primeros lugares en materia de impunidad.

Un día leemos en la prensa que las hijas de Madero, presidente nacional del PAN, viajan como contratadas por el mundo, en una histeria turística que sólo compite con el periplo del hijo recién casado del pitufo mayor, aunque la casa presidencial de la república no hace malos quesos ni canta mal las rancheras cuando se trata de ir de compras donde se tiene que pagar en dólares.

En estos días la clase política parasitaria en ejercicio o en campaña para tal fin, se ha visto implicada en problemas ligados a aviones, a gastos que se antojan excesivos, amén de las innúmeras declaraciones que se desgranan en los medios y que atosigan a los lectores o espectadores a cada hora de cada día. Las planas completas o medias planas menudean y aburren por su desproporcionada frecuencia. Los señalamientos surgen de los diversos frentes en lucha por el posicionamiento favorable, llenando de lodo el paisaje electoral y vacunando a muchos contra la credibilidad que pudiéramos estar dispuestos a conceder a título gratuito a tal o cual personaje.

Quizá sea más digno de mención el aniversario luctuoso de Cantinflas, este 20 de abril, que la más reciente acusación de manejos deshonestos, influyentismo o simple patanería que se atribuye con aparente justificación a los personajes que la euforia económica de la coyuntura ha dado visibilidad. Por lo menos, el gran cómico mexicano hacía gala de ingenio y arrancaba carcajadas con su muy particular forma de expresión, errática, disparatada, absurda pero con un hilo conductor que hacía de sus diálogos y monólogos una experiencia un tanto desquiciante pero singularmente divertida, fresca, original y humana.

No pocas películas de Mario Moreno dieron ejemplos divertidos pero luminosos de valor civil, respeto a los valores y principios, sentido del deber, amor a la patria y solidaridad con el que sufre. Algo se aprendía con Cantinflas, como se puede ver en El gendarme desconocido, Yo Colón, Ama a tu prójimo, Si yo fuera diputado, Su Excelencia, El patrullero 777, entre otras. En cambio, los monólogos y diálogos de los politicastros locales sólo son recibidos con sonrisas y aplausos por los grupúsculos o sectores privilegiados que esperan seguir recibiendo beneficios y prebendas. El pueblo asiste al espectáculo de la “política” en calidad de acarreado digestivo, es decir, movido por el hambre. El silbato, la matraca, el tambor y la dignidad hecha añicos son los instrumentos que amenizan la danza electoral de los millones. Cantinflas representa a los ciudadanos de a pie capaces de defender su integridad mientras que los otros a sus explotadores.


¿Usted necesita verle la jeta al (hombre o mujer) candidato todos los días, a cada hora, en cualquier lugar? Pues sucede que hasta en YouTube le arruinan la vida con discursitos babosos a todo el que busca ver algo de su interés. Los primeros segundos de muchos vídeos son tomados por asalto, invadiendo su intimidad, imponiendo la presencia de un esperpento político, haciendo esfuerzos ridículos por persuadirlo de su confiabilidad, honestidad y capacidad de trabajo. Los prianistas piensan que pueden convencer a quienes han sido víctimas de sus políticas nefastas y traidoras de que de veras puede haber cambio votando por los mismos. ¿Usted qué cree?

lunes, 13 de abril de 2015

Triste destino

                                                                 Fiat iustitia ne pereat mundus
                                                 (Hágase justicia para que el mundo no perezca)
                                                                                 Hegel


El asesinato del joven estudiante universitario Heriberto Gaxiola Ruy Sánchez, que vacacionaba en Guaymas, causó verdadera conmoción entre sus compañeros y maestros, además del natural dolor y estupefacción de sus familiares y amigos cercanos. El horrible crimen presuntamente perpetrado por tres jóvenes porteños ya tiene las características de cosa juzgada, de acuerdo a los avances que ha informado la Procuraduría General de Justicia  de Sonora. Como usted sabrá, se puso tras las rejas a dos de tres inculpados de lo que presuntamente inició como un asalto y terminó en homicidio ejecutado con alevosía y brutal ferocidad, de acuerdo con la propia autoridad investigadora.

La Procuraduría afirma tener la seguridad de que los presuntos culpables están identificados y que se están reuniendo los elementos de juicio definitivos que cerrarán este penoso y grave asunto. Sin embargo, flota en el ambiente la duda sobre cuál fue el verdadero curso de los hechos, el por qué, cómo y quiénes participaron en la agresión, muerte y disposición del cuerpo; cómo fue que las autoridades dieron tan pronto con los implicados y cómo se logró su confesión, y qué tan consistente puede ser la versión ofrecida a la opinión pública con la verdadera naturaleza de los hechos.  

Independientemente de la confiabilidad de las pesquisas formales, salta a la vista el nivel de inseguridad y peligrosidad que enfrentan los jóvenes vacacionistas cuando la fiesta se prolonga en tiempos y lugares poco favorecidos por un contexto social cada vez más problemático, que se agrava debido a la desconfianza existente respecto a la veracidad y eficacia del desempeño de las autoridades policiales. La prevención del delito es importante, pero ante hechos consumados, la sociedad sonorense espera que el caso se cierre con absoluta certidumbre y que los culpables reciban el castigo que la ley establece.


En otro asunto, la Universidad de Sonora nuevamente se ve bajo la mirada muchas veces ociosa de los sectores acostumbrados a manosear la realidad, como es el caso de los iniciativos privados, los grupúsculos ligados al gobierno y las infaltables mentalidades neoliberales que ve con horror que los trabajadores se pronuncien por mejores condiciones de vida. Estamos frente a lo que parece ser otro exceso en la defensa de la clase patronal, nuevamente protagonizado por lo que parece ser un manejo faccioso de la autoridad, que tuvo a bien archivar el emplazamiento a huelga del STEUS, lo que se añade al hecho de que ahora el presupuesto asignado por el gobierno del Estado a la institución es menor que la parte correspondiente al gobierno federal, lo que significa una disminución unilateral de los recursos, que claramente habla de incumplimiento de obligaciones. Lejos de apoyar un ambiente propicio para los acuerdos y negociaciones, las acciones del gobierno parecen dirigirse a la profundización de los conflictos y el enrarecimiento del clima laboral y, por ende, el político-electoral de la entidad.

Sin duda, el celo neoliberal de guarache, nopalero o periférico, afecta el sano y prudente juicio de las autoridades del trabajo, haciendo cada vez más factible que el emplazamiento a huelga de los sindicatos actores desemboque en algo que se puede y debe evitar. Los sindicatos cumplen con la ley al emplazar a huelga, pero en el tiempo que corre hacia la fecha señalada para el estallamiento, se pueden celebrar acuerdos que disminuyan la tensión y las razones para la suspensión de actividades. El problema está en que la administración universitaria frecuentemente ha demostrado poca voluntad (o capacidad) de negociación, y la autoridad laboral una cierta parcialidad que huele a consigna de dudosa legalidad.

Lo fácil es decir que no hay dinero aunque lo pertinente sería transparentar los recursos y realizar las gestiones correspondientes, de cara a los sindicatos interesados y, de ser posible, conjuntamente con ellos. Pero cada vez es más evidente que la administración universitaria se encuentra encaramada en el ladrillo de la autoridad y completamente ajena y distante de las obligaciones legales y morales implícitas en las relaciones formalizadas en los contratos colectivos de trabajo. Es deseable que la administración abandone poses prepotentes e inflexibles y que prive el ánimo de conciliar lo posible con lo necesario.        


A propósito de licuados de nopal, seguramente usted sabrá que las armas del extranjero se cubrieron de gloria (Astillero  dixit) en una reciente jornada senatorial donde los votos del PAN y el PRI lograron la hazaña de autorizar, o más bien legitimar, la portación de armas de los agentes extranjeros, so pretexto de incentivar el comercio entre EE.UU. y su virtual colonia México (http://www.jornada.unam.mx/2015/04/10/politica/010n1pol). Tan ridículo argumento fue esgrimido con singular desparpajo por el panismo organizado y por la mafia cacofónica del PRI.

De nada valieron razones patrióticas y de elemental defensa de la soberanía nacional para los empecinados defensores del bodrio legislativo de Peña Nieto. Para nada sirvieron los lunes de honores a la bandera en los que seguramente los legisladores participaron en sus años escolares, o en aquéllos curso de educación cívica que antes de la oscuridad neoliberal se impartían en las primarias. Pues nada, que los legisladores decidieron que carecía de sentido aquello de la soberanía porque puede “afectar al comercio”. En otras palabras, los valores y principios cotizan a la baja en la bolsa transfronteriza de la conciencia nacional.


Sonora y el país requieren de menos promesas de campaña y más trabajo orientado a la mejora de las condiciones reales de bienestar y progreso. Es claro que nada cambiará mientras los ciudadanos sigan apoyando electoralmente a los candidatos de la dupla neoliberal, aunque vale recordar que “al que nace pa’ tamal, del cielo le caen las hojas”. ¿Será?

Eduardo Galeano

Eduardo Germán María Hughes Galeano (Montevideo, 3 de septiembre de 1940-13 de abril de 2015), autor de libros imprescindibles como Las venas abiertas de América Latina (1971) y Memoria de Fuego (1986), se ha ido. Nos deja un legado invaluable de amor por la vida, las libertades y los derechos humanos de todos los latinoamericanos. Firme opositor de la injusticia y el vasallaje neocolonial e imperialista, su vida y obra son un ejemplo de congruencia y de inteligencia al servicio de nuestros pueblos. Por una América latina libre y unida, ¡gracias, Galeano!