Gabrielle Giffords |
La ex gobernadora de Alaska, la republicana Sarah Palin, se perfila como una de las principales instigadoras de un crimen político que desvela los entretelones del cinismo supremacista en un país de inmigrantes que ahora los combate a pesar de que, como potencia mundial, los genera al provocar el odio y la inseguridad en los escenarios económicos de la relación centro-periferia. El gigante del Norte padece los efectos del terrorismo de Estado que rebota y tiene efectos de boomerang en su política doméstica, como ironía del destino manifiesto.
La congresista Giffords, aun con las limitaciones ideológicas propias del liberalismo gringo, sostiene una posición progresista respecto a temas como la investigación en células madre y el estatus de los inmigrantes.
Sarah (Rambo) Palin |
En un país respetuoso de las leyes, la formalidad jurídica no es impedimento para el espíritu emprendedor que transgrede la norma sin violarla, gracias al poder seductor del dinero que maquilla el rostro de la hipocresía diplomática, de la charada que exige respeto a los derechos humanos mientras que, tras bambalinas, propicia su asalto y nulidad.
El terror es intolerable cuando estalla en la cara de sus patrocinadores. Es una medicina que debe consumirse fuera, en la periferia geopolítica del imperio. El horror, por consecuencia, sólo debe conocerse como nota periodística que informa de la barbarie ajena y que persuade de la pertinencia y necesidad del gasto militar y de inteligencia, para preservar la seguridad nacional, las hamburguesas y el pastel de manzana. Pero los escenarios de la lucha del bien contra el mal ofrecen articulaciones perturbadoras. El efecto de rebote tensa la política interna, permite que aflore su corrupción y capacidad destructiva, y aparece el gusano en la manzana con las notas de horror que se instalan en el vecindario ante el estupor de sus habitantes.
Ayuda |
La política, en un país que ha convertido en franquicia la democracia, corre los riesgos de la competencia monopólica que justifica los medios y comercializa los extremos. Los resultados están a la vista, aunque las claves de su funcionamiento y expectativas son un misterio celosamente guardado en las cloacas del sistema financiero internacional y la industria militar.
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