La epidemia autoritaria
José Darío Arredondo López
“Nada hay más terrible que una
ignorancia activa” (Goethe).
Como hemos venido insistiendo, en Sonora
las autoridades estatales y municipales parecen navegar por las aguas de la
epidemia a contracorriente de las disposiciones emanadas de la Secretaría de
Salud federal al irse por la libre en la imposición de medidas que claramente
representan un desatino en materia sanitaria y una ofensa a los derechos
humanos, en vez de coordinarse con el gobierno federal, por ser un problema de
alcance nacional.
En el contexto actual, es fácil suponer
que la vieja fórmula de salir a cualquier costo en la foto, manifestar
preocupación y estar dedicados a implementar medidas (en este caso de
contención obligatoria de la movilidad ciudadana, no tanto de mitigación según
las disposiciones federales), sirve para hacer presencia en el reparto de
héroes civiles en la película del próximo año electoral.
Usted recordará que la estrategia
federal que debe observarse en toda la república se centró en estas tres
actividades: suspender temporalmente las actividades laborales no
esenciales, las actividades escolares en todos los niveles y las
correspondientes en los espacios públicos: cines, teatros, estadios, entre
otros, sin aludir de manera directa al ciudadano, a quien se debe respetar
y, en todo caso, llamar a participar mediante el resguardo domiciliario
voluntario, la sana distancia y el lavado de manos frecuente.
Sin embargo, hemos visto una serie de
acciones que ponen en duda en buen juicio de quien las establece con carácter
obligatorio, disponiendo de la fuerza pública para su cumplimiento y aplicación
de las sanciones que a su juicio procedan.
En nuestro caso, el anuncio de la fase
dos con restricción domiciliaria obligatoria es una clara muestra de
autismo gubernamental al ignorar el contexto nacional y las directrices de la
autoridad sanitaria federal, lo que ha motivado que la Secretaría de
Gobernación haya tenido que aclarar que la emergencia sanitaria es muy distinta
a emergencia nacional, y que no se recomiendan en absoluto los toques de queda
y cualquier tipo de restricción o limitación de los derechos ciudadanos
consagrados en la Constitución y leyes derivadas.
La amenaza de multa o arresto por parte
de la autoridad municipal carece de fundamento y utilidad para los fines
que se han declarado, salvo que se trate de recaudar fondos para el municipio
aprovechando la epidemia, o de promoción personal aparentando preocupación y
actividad.
Por lo pronto, se han violado preceptos
constitucionales que son fundamentales para la vida en sociedad, y pongo por
caso que, so pretexto de la epidemia se discrimina o limitan los derechos de
los adultos mayores, con lo que se transgrede lo dispuesto en el artículo 1º
constitucional.
Asimismo, cuando se establecen filtros o
se limita la movilidad ciudadana se viola el artículo 11 de la Carta
Magna, que consagra la libertad de tránsito. Si se trata de una emergencia
sanitaria, solamente el presidente “…podrá declarar, mediante decreto, la
región o regiones amenazadas que quedan sujetas, durante el tiempo necesario, a
la acción extraordinaria en materia de salud general” (artículo 183 de la Ley
de Salud). A la fecha, el presidente no ha declarado limitación alguna a la
movilidad.
En el mismo contexto, al declarar
restricciones a las libertades ciudadanas se viola el artículo 29
Constitucional referido a la suspensión de garantías para enfrentar una
situación de emergencia, toda vez que el Presidente ha negado la necesidad de
ejercer dicha medida y, en cambio, ha hecho un llamado a la conciencia y la
solidaridad nacional.
De manera particular llama la atención
la violación del artículo 16 Constitucional, al someter a hostigamiento
y presiones ilegales al ciudadano en la vía pública, sin mediar “mandamiento
escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa del
procedimiento.”
Lo anterior viene al caso debido a que,
como es del dominio público, la propia alcaldesa de Hermosillo ha dado en musicalizar
amenazas, diciendo que “no salgas de casa porque te voy a multar… porque te voy
a arrestar” (El Sol de Hermosillo, 29/04/20), en un furor comunicacional tan
torpe como lamentable.
Cabe aclarar que el municipio, de
acuerdo con el artículo 115 constitucional y el Capítulo Segundo de la
Constitución de Sonora, no tiene facultades en materia de salud, pero sí debe
colaborar en la ejecución las políticas de salud de la federación y el estado y
establecer con ellos los acuerdos y convenios que sean pertinentes.
La inconformidad por actos de autoridad
sin fundamento ha llevado, por ejemplo, a los choferes de taxi y Uber a
protestar por las multas que se les aplican cuando transportan más de un
pasajero, y que, según el miope y caprichoso criterio que acatan los
uniformados, debe portar cubrebocas (El Imparcial, 29/04/20); o que el
cubrebocas que usan “no es el oficial” (Expreso, 1/05/20), lo que documenta no
sólo la ignorancia sino el abuso y la falta de atención a las recomendaciones
federales de no restricción a las libertades.
Muchos hermosillenses empiezan a
cuestionar el tono y el carácter de las acciones emprendidas por las
autoridades, de suerte que se dibuja en el ambiente político la pregunta de
quién gobierna en realidad el municipio, ¿es gobierno de Morena o simplemente
de panistas disfrazados que se colaron en la ola del cambio liderado por López
Obrador para llegar al gobierno?
Por fortuna, la epidemia y la forma en
que se quieren resolver problemas como la rehabilitación de las calles por los
baches, están sacando a flote situaciones que resultaría difícil no
relacionarlas con viejos intereses inmobiliarios generados en los gobiernos del
PRI y el PAN. Aquí aprovecho para felicitar a los defensores del Corredor
Biológico de Hermosillo, a los deportistas y familias que luchan por proteger
las áreas verdes que son patrimonio de la actual y de las futuras generaciones.
Es claro que el municipio de Hermosillo
aún no ve la llegada de un gobierno encabezado por auténticos promotores de la
4T, y que estamos sufriendo los efectos de un cambio de siglas plagado del
oportunismo de unos y la novatez de otros, sin lograr superar en esencia los
modos e intereses del viejo régimen.
Lo anterior sirve para subrayar la
diferencia entre el político y el activista universitario o social, con lo que
se plantea la necesidad de una buena formación política cuyo sustento sea la
visión, los valores y principios de una ideología transformadora.
Esperemos…
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