“Vita brevis, ars longa” (La vida es corta, el arte largo: Hipócrates).
El amistoso vecino del norte manda al Secretario de Estado Blinken, entre otros funcionarios, al “diálogo de alto nivel” celebrado en México, para acordar las acciones conjuntas sobre fentanilo y migración, lo que significa que las sonrisas y las palmaditas en el lomo se verán dosificadas por el grado de genuflexión o poder de los funcionarios correspondientes.
La sonrisa del Tío Sam, tan reluciente por obra de los dentífricos mediáticos de la prensa interesada en el negocio de las ventas, lucirá seguramente espléndida, y se tratará de resaltar la buena disposición de los visitantes extranjeros que llegan con ánimo de propietario a estas latitudes del traspatio latinoamericano,
En estas tierras de Dios donde se supone reina el crimen, el vicio, la ignorancia y la sebocidad históricamente rancia, los “americanos” habrán de prometer las croquetas del caso mientras blanden la vara de contención y disciplina que recomienda la doctrina Monroe, habida cuenta las relaciones comerciales y de intercambio diverso con otras naciones fuera de su órbita.
La moral y las buenas costumbres de exportación con destino a nuestro país seguramente obligan a pagar tanto impuestos como derecho de piso, en aras de la cooperación y la buena vecindad entre naciones.
Ya ve usted que el fentanilo mata a alrededor de 100 mil inocentes adictos en el país de las mil maravillas, gracias a las malas artes de los vecinos traficantes, corrompiendo la impoluta moral nacional y todo por hacerse de algunos millones de billetes verdes.
Queda claro, en la mentalidad de los funcionarios estadounidenses, que el culpable de las muertes y los efectos negativos del deporte nacional de drogarse es quien produce las drogas o las pone en el mercado, no los que las compran y consumen.
Tampoco salen bien librados esos países parasitados que expulsan a su población y la orillan a perseguir “el sueño americano”, gracias a sufrir gobiernos adictos al dinero que venden patrimonio nacional a inversionistas extranjeros con la promesa de “generar empleos”, bienestar y respeto por el ambiente.
El hecho que se explote a los campesinos, se desmonten tierras para cultivos transgénicos y otros productos demandados por el mercado extranjero, a costa del agua, la vida y salud de los nativos, hace que los expulsados, perseguidos y aterrorizados, tiendan a huir hacia el norte en busca de trabajo y seguridad. Pero, para eso se inventaron los muros fronterizos y los acuerdos migratorios, faltaba más.
Las boyas rivereñas empleadas por los texanos como muro contra los migrantes del sur no son obstáculo para hacer negocios con Texas y abrir un gasoducto que llegue al sonorense Puerto Libertad para que puedan competir con comodidad frente a Rusia y China, como tampoco lo es la política antiinmigrante de Arizona para que Puerto Peñasco y Guaymas se contemplen como una parte del pastel territorial de los negocios Made in USA, en territorio ajeno.
El discurso nacionalista y antihegemónico, aperturista y respetuoso del derecho que sostenemos con convicción democrática y transformadora presenta grietas con barras y estrellas, de suerte que la fachada soberanista muestra contradicciones que sugieren la necesaria implementación de un dispositivo de contención, algo así como el derecho de admisión de los clubes o restaurantes con cierto prestigio y autoestima.
Lo mismo sería deseable para el partido de la transformación, ahora en vías de tener una indeseable similitud con el arca de Noé, navegando por la política neoliberal en busca de un puerto en la tierra firme de las realidades nacionales.
Parece que Quetzalcóatl no logra desprenderse de la piel vieja y se retuerce entre el decir y el hacer, sin negar que se ha avanzado, pero el camino por recorrer es largo y sinuoso y acecha el peligro corruptor que viene del norte, por lo que urgen definiciones más comprometidas.
En este punto, es importante para México recuperar y fortalecer su identidad latinoamericana, integrarse con el sur, y avanzar hacia una Latinoamérica unida, soberana, fuerte y solidaria. Razón de más para acercarse al BRICS, y ampliar el área de influencia e intercambio de los países libres y no alineados al dominio unipolar.
Un representante del partido Morena dice que se acepta a todos, pero nada con Beltrones, invocando el derecho de admisión. El caso es que en las nuevas arcas de Noe electorales ese derecho debiera aplicarse, en defensa de la identidad, poniendo por enfrente el programa y los principios.
Al ver este escenario confuso y con olor a oportunismo se debe considerar que los cambios sociales no se dan de la noche a la mañana, que la transición entre un modelo y otro es lenta, con avances y retrocesos en su trayectoria, donde lo exigible es que los actores políticos sean firmes y definidos en sus convicciones.
En este caso, vale la pena tomar en serio la expresión de AMLO de “no te calientes granizo”, o aquella afirmación de Antony Quinn en un vejo comercial, “si las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría”, o la conocida afirmación de que “el agua no hierve a menos de 100 grados centígrados en condiciones normales”. En fin, así estamos.
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