sábado, 16 de octubre de 2021

Los cambios de lugar

 “Aparentar tiene más letras que ser” (Karl Kraus).

 

En estos tiempos se supone que cambiar es progresar, pero la realidad no se conforma con buenas intenciones ni ocurrencias. Se requiere que la naturaleza de los cambios incida en la modificación de la realidad para el bien común.

En este supuesto, las transformaciones nacionales cuyo punto de partida sea la administración federal deberán tener sentido y dirección; es decir, ser necesarias y basadas en un plan que conduzca hacia la mejora de su funcionamiento y eficacia.

Como se sabe, uno de los cien compromisos asumidos por el actual gobierno fue el de descentralizar algunas dependencias del Ejecutivo federal.

Así pues, el presidente dice que la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) se va a Cd. Obregón, Sonora, Petróleos Mexicanos (Pemex) a ciudad del Carmen, Quintana Roo, Secretaría de Educación Pública (SEP) a Puebla, la Secretaría del Bienestar a Oaxaca y la Secretaría de Salud (Ssa) a Acapulco, Guerrero (El Imparcial, 14.10.21).

Hasta la fecha no queda muy clara la necesidad de trasladar las Secretarías de Estado fuera de la Ciudad de México siendo que el problema mayor está en la operación. Si el cambio es solamente de lugar, los futuros viajes para efecto de trámites burocráticos serán a Puebla, Quintana Roo, Guerrero, Sonora, o a tal o cual entidad federativa en vez de a la capital de país.

Se dice que es por la descentralización, pero mover una dependencia de un lugar a otro no hace la diferencia ni responde al concepto y, en todo caso, servirá simplemente para descongestionar un poco el centro político y administrativo de la nación, para congestionar otros. Pero eso no es descentralización.

Lo que sí parece una buena decisión en términos de descentralización es la de eliminar a los llamados “superdelegados” y, en todo caso, dejar a los gobiernos estatales las responsabilidades y los apoyos necesarios para su cumplimiento, justamente para evitar la duplicidad de funciones y el exceso de oficinas, representaciones y costos.

Lo importante, en este caso, es el cumplimiento de las funciones y objetivos de cada dependencia así como la coordinación entre el gobierno federal y el estatal, sin sobrecargar las nóminas y los costos de operación de las diversas oficinas.


Otro asunto que llama la atención es el de la aprobación de un crédito por 180 millones de pesos, y que la autoridad municipal de Hermosillo se ponga a solicitar 6 mil millones de pesos como “apoyo para la pavimentación”.

Hermosillo es el tercer municipio más endeudado del país, y se espera que en vez de aumentar la deuda se pongan a trabajar en serio en la revisión de la plantilla de personal, los aviadores, los sueldos, los gastos personales a cargo del erario, los gastos superfluos, el mejoramiento de la recaudación en el predial, el agua y otros rubros que requieren de urgente mejora y transparencia.   

Pero, hablando de salud y seguridad social, urge que los organismos afiliados al Isssteson respondan al rezago que tienen en materia de aportaciones. Considere usted lo complicado de la situación si a los trabajadores se les descuentan cuotas y los organismos retenedores no reportan los fondos al Instituto.

La recuperación de los adeudos y de los fondos robados en las pasadas administraciones debe ser prioritario, como también lo es la austeridad y transparencia en el gasto, la reducción del costo de la nómina eliminando plazas que no estén justificadas, el control y la legalidad del monto de las pensiones asignadas, en referencia a aquellas demasiado altas como para ser sostenibles.

La ciudadanía requiere una relación directa con el Isssteson, sin intermediarios ni riesgo de manipulación política o mediática; es decir, que la atención al derechohabiente sea directa, eficiente y responsable, tan sencilla como acudir a la ventanilla correspondiente y salir con una respuesta acorde a la necesidad planteada.

Hasta ahora la nueva directiva ha dado pasos alentadores en la gestión de medicamentos y materiales de curación y en el pago puntual de las pensiones, pero la sociedad espera que ahora sí haya estricta vigilancia en su operación diaria y que finalmente sea posible que la honestidad se haga costumbre.


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