“El
juez debe tener en las manos el libro de la ley y el entendimiento en el
corazón” (Francis
Bacon).
Usted dirá que los universitarios gozan
de muchos privilegios y que pagan de menos al ISSSTESON, señalando con dedo
acusador a quienes han dedicado su vida a la docencia y la investigación y
que, incluso, forman, o contribuyeron a formar a sus hijos. El “profe”
universitario tiene a cuestas un recorrido de 12 años de educación básica y media
superior, cuatro y medio de licenciatura, algunos agregan un año o dos por
estudios de especialización, dos años de maestría y tres de doctorado. Luchan
todos los días en un ambiente que se puede considerar altamente competitivo
porque exige tener publicaciones en revistas especializadas, ediciones de
libros, ponencias en congresos, foros y encuentros, organización de eventos
académicos, asesorías, tutorías, coordinación o supervisión de prácticas y un
buen número de horas dedicadas a formar parte de comités, comisiones, grupos de
trabajo, y un largo etcétera que pone con focos rojos el aguante de cualquier
mortal.
Frente a las cargas de trabajo y el
agobio de satisfacer los caprichos de una burocracia insaciable y amiga de los formatos,
informes y otras chapuzas sin utilidad académica comprobable, está el inmenso
escenario académico, donde el profesor rebota de aula en aula, de auditorio a
taller, de laboratorio a cubículo, en aras de lograr cumplir con un horario
pensado con casi total independencia de sus capacidades físicas y de su aguante
emocional. Día tras día se celebra el ritual de la academia, de la exigencia de
la acreditación, de la evaluación externa, de la crítica interna, del
canibalismo entre pares, de la marginación de tribus y capillas, de la complicidad
involuntaria hacia los infinitos caminos de la simulación como mecanismo de
defensa de integridades profesionales bajo permanente escrutinio.
La Universidad de Sonora cuenta con
altas calificaciones por parte de los organismos evaluadores, del gobierno
federal, de entidades externas con poder de opinar, evaluar y juzgar lo que se
hace y cómo se hace. El mundo académico sufre de insolación frecuente por el
calor e intensidad de los reflectores de quienes la supervisan, controlan y
estudian, sin embargo, su desempeño vence desmayos y frustraciones dando la
cara siempre tanto a alumnos como a evaluadores. Pese a esta realidad,
infierno, campo de concentración de la inteligencia o como usted prefiera llamarlo,
los académicos universitarios cumplen su cometido, casi sin reconocimiento real
y efectivo a sus méritos, sin premios o compensaciones que puedan paliar
monetariamente el esfuerzo realizado, sin que merezca consideración y respeto
por parte de entidades como el ISSSTESON, que se pitorrea del empleo y de quien
lo ejerce. No hace mucho, el director del ISSSTESON señalaba a los académicos
irónicamente al reprochar las expresiones en su contra en el desfile del 1 de
mayo, que juzgó “groseras y amenazantes”, y se regodea repitiendo viciosamente
que las medidas contra la Universidad por parte de la Junta Directiva “pueden
ser entendidas por los maestros, por los doctores, porque ahí está la
inteligencia”. Repite obsesivamente que la “ventanilla correcta” para los
reclamos de los universitarios es rectoría, porque es la rectoría la que firma
el convenio con el ISSSTESON y la instancia de interlocución del Instituto.
Ha sido evidente el esfuerzo que ha
hecho el pequeño y rudimentario Maquiavelo de bolsillo de la gobernadora
Pavlovich, el pequeño Pedro Ángel Contreras López, sicario financiero a sueldo
del gobierno para lanzar pedradas a los universitarios y hacerlos que presionen
a la administración universitaria para que finalmente firme el ansiado convenio
modificatorio del actual contrato de prestación de servicios que rige las relaciones
entre UNISON e ISSSTESON. Han sido muy claras las maniobras ratoneras de
hostigar a los universitarios y presionar amenazando con la suspensión de los
servicios de salud y las pensiones y jubilaciones a que se tiene derecho por contrato,
ha resultado patético el desabasto de medicamentos y de materiales de curación,
criminal la precarización de los servicios de cirugía porque se tienen que
suspender las intervenciones por carecer de los materiales y equipo necesarios,
y ha sido exasperante que a cada reclamo se responda con promesas, mentiras y
nuevas amenazas y mecanismos de presión y hostigamiento. La irresponsabilidad
exhibida por el director Contreras no tiene parangón en la historia de la
seguridad social en Sonora.
¿Usted había sabido que se pueden
recortar las pensiones alegando que el organismo afiliado ha pagado de menos
las aportaciones y cuotas que le corresponden? ¿Ha oído alguna vez que se puede
“desafiliar” un organismo como la Universidad de Sonora y que, en todo caso,
quedará sin la protección de los servicios de salud y seguridad social que
provee el ISSSTESON? ¿Tiene para usted lógica que el director del ISSSTESON
haga estas amenazas con el fin de obligar a la UNISON a firmar un convenio que
violenta los términos del actual contrato que tiene firmado con el ISSSTESON?
¿Usted cree que es posible que un funcionario ignore un contrato legal de plena
vigencia que es el que norma las relaciones entre el Instituto y la UNISON,
señalando en su clausulado cuánto porcentaje debe aportar la Institución y sus
trabajadores y a qué tienen derecho?
Por otra parte, ¿sabrá el director del
ISSSTESON que el contrato es ley suprema, que las relaciones entre la UNISON y
el ISSSTESON deben apegarse a la letra y al espíritu del contrato firmado
existente, y que cualquier modificación en sus términos debe ser producto de un
nuevo acuerdo de voluntades donde no cabe la presión, el chantaje y la coacción
por parte del ISSSTESON sino la procura de las mejores condiciones y el supremo
interés de los trabajadores? ¿Sabrá el significado e implicaciones del
principio legal de “pacta sunt servanda”? Los hechos demuestran que no, que estamos
los sonorenses ante un troglodita dispuesto a emprenderla a golpes contra la
Máxima casa de estudios de Sonora, sin considerar que coloca a los
universitarios en estado de indefensión, de extrema vulnerabilidad en caso de
enfermedad, además de generar las condiciones para que la insolvencia provocada
por el recorte a las pensiones, según “acuerdo” del 28 de febrero y aplicado el
1 de mayo a los trabajadores jubilados y pensionados de la UNISON, agraven las
enfermedades y agudicen el malestar moral y el dolor emocional al verse
desprotegidos y arruinados. ¿Cuántos podrán resistir este estado de indefensión
económica y moral? ¿Cuántas muertes deberemos de lamentar por el “acuerdo”
criminal de la Junta Directiva del ISSSTESON? Es claro que la Junta Directiva
carece de facultades para ejercer este tipo de acciones, que resulta no sólo
ilegal sino criminal la medida acordada, pero ¿usted cree que actúa por sus
pistolas y que la gobernadora es ajena a esta decisión irresponsable y dolosa?
El alegato del director del ISSSTESON
carece de sustento legal, es como el borracho que se sostiene por el vaso en el
que bebe, empezando porque ha ignorado el contrato de servicios
UNISON-ISSSTESON que obliga a las partes contratantes en el mismo tenor que
señala el contrato; ha aplicado un criterio jurisprudencial de la SCJN que se
refiere a otro contexto, lo que manifiesta ligereza e irresponsabilidad por
parte de la directiva del ISSSTESON; ha actuado más allá de las facultades de
la dicha Junta Directiva, lo que supone una intención política adversa a los
fundamentos del propio ISSSTESON y agresiva y desproporcionada contra la
Universidad de Sonora, objeto de sus amenazas, ataques y arbitrariedades. Por
otra parte, pasa por alto el hecho de que la Universidad es un caso de
excepción por ser un organismo autónomo financiado por el Gobierno del Estado en
la misma proporción que el Gobierno Federal, y que desde el gobierno de
Guillermo Padrés no se le ha entregado completa la parte del subsidio que
corresponde al Estado. Antes que ser deudora la Universidad, lo es el gobierno
de Claudia Pavlovich. Aquí cabe recordar también que fue el gobierno quien
ocasionó el saqueo milmillonario de los fondos administrados por el ISSSTESON,
sin presentar, a estas alturas, ante las instancias legales competentes a los
defraudadores. ¿El gobierno saquea los fondos y ahora resulta que los culpables
son los trabajadores universitarios? ¿No hay recuperación de los fondos robados
y hay que liquidar propiedades públicas y golpear a la UNISON? ¿En Sonora gobierna
la leperada y la ley es de chicle? ¿Usted puede creer esto?
Los universitarios, las organizaciones
sindicales y sociales y el ciudadano común no merecen este insulto a su
inteligencia, este desprecio a sus valores y principios, pero hoy y siempre
contra la mentira y la opacidad opondremos la verdad y la justicia.
En lo personal, 34 años de servicios durante los cuales se atendió la formación integral de aproximadamente 15 mil alumnos, inculcado en ellos no solo conocimiento disciplinar de la Física, se incluían cambio de actitudes,reforzamiento y desarrollo de habilidades y destrezas, fomento de valores personales, familiares, sociales, éticos, morales, cívicos, humanitarios. Han aprendido a observar, no solo a ver. Han aprendido a escuchar, no solo a oír. Han aprendido a expresarse, no solo a hablar y escribir. Han aprendido a analizar su entorno, no solo a sentirlo. Han aprendido a valorar no a juzgar. En suma, han aprendido a SER, SABER,VALORAR Y EMPRENDER. Los cuatro pilares fundamentales de la EDUCACIÓN.
ResponderEliminarAtentamente, Ignacio Cruz Encinas
Licenciado en Física con
Maestría en Innovación Educativa.