sábado, 27 de marzo de 2021

Las campañas de hoy

 

“Quien vota a los corruptos los legitima, los justifica y es tan responsable como ellos” (Julio Anguita).

 

Las noticias de arranques de campaña, donde se habla de continuación de esfuerzos, de procesos (sic), de planes maravillosos y nunca vistos de progreso y bienestar para todos, del “ahora sí se va a poder”, de empujar “hasta donde tope” el carro del estado y la sociedad mientras se asan filetes así de gordos sin despeinarse; o las gastadas peroratas mamonas del partido tricolor o el bicolor albiceleste, encuadradas en las quemas de incienso a la propia imagen en tanto que se desacreditan los aromas ajenos, menudean en la localidad, el estado y el país.

Los murmullos de disgusto flotan en el aire mientras las muecas de asco condimentan alegóricamente el panorama pintado de más o menos lo mismo que en otros períodos electorales, como si un bostezo sirviera de subrayado fosforescente en el trillado guion de “yo la tengo más larga que aquél… mi experiencia data de tu primer descuido electoral y voy por más”, como parece enunciar el rollo de algunos ganosos colgados en la lucha del 2021.

Todo esto es bastante normal, salvo que ahora algunos podrán reciclar sus miserias y presentarlas como oferta novedosa o producto clasificado en la pasarela comicial dado que se consideran legales las reelecciones, y para pronto se apuntan quienes no se conforman con haber dado traspiés durante tres años, cantado corridos de ocasión y amenazado al pueblo a punta de guitarra y quieren seguir la fiesta del exhibicionismo y la ramplonería. En este punto del camino, ¿quién querría tropezar nuevamente con la misma piedra?

Se vale que un partido aspire seguir gobernando un municipio o un estado, pero lo que no se vale es que presenten candidatos cuyo olor a broma trasciende las formalidades electorales para ubicarse en el circo de una vanidad alimentada por la imagen a cargo que los diseñadores; o dicho en otras palabras, por la idealización de una imagen que no corresponde a la auténtica y que ahora quieren vender “de oportunidad”.

También se vale que los partidos que son cartuchos quemados, como el PRI, PAN, PRD y alguna rebaba política adicional, se pongan de acuerdo para atacar electoralmente a otro, que presenten un nuevo logotipo, nuevo nombre y se ostenten como solución de los problemas que, en buena medida, ellos mismos crearon.

Tampoco resulta extraño que los empresarios se instalen en el palco de los jueces temporaleros y lancen críticas al gobierno en turno, ardidos por el señalamiento de corruptos que todos pensábamos pero que hasta ahora alguien lo dice con todas las letras y demuestra las razones que le asisten.

La iniciativa privada, como siempre privada de iniciativa propia y obediente al interés del capital extranjero, no se conciben como traidores, mercachifles apátridas, o como parásitos que chupan la energía eléctrica, el agua, mientras evaden el pago de impuestos y exigen una situación de privilegio fiscal, de modosita aceptación del abuso, de complicidades legales y de abierta rebeldía al cumplimiento de sus deberes ciudadanos, y que ahora vemos que se apunta como un jugador más en el juego del 2021, pero como siempre lo hacen: tras la fachada que oculta no sólo podredumbre sino autocomplacencia.

Las campañas de hoy huelen a viejo, a decadente tufo de pasado que quiere confundirse con presente y que aspira a futuro gracias al esperado despiste de algunos ciudadanos sin mucha memoria, sin mucho interés, con quizá compromisos y con casi nada de conciencia.

Pero, seamos propositivos. Por lo pronto digamos un categórico y fuerte NO a los candidatos que insisten en seguir apoderados de México y Sonora, envueltos en las hilachas de la alianza Prianista, en la parodia del MC, en la feriecita distractora que aburre de tan simple.


Siendo pragmáticos, digamos NO al engaño de siempre, y de preferencia refrendemos el apoyo a Morena y aliados, a pesar de que algunos no sean tan tragables como quisiéramos, pero que finalmente representan la marca de la casa que debemos defender como ciudadanos que apoyamos el cambio.

Claro, se entiende que no se espera incondicionalidad o voto irracional, pero estamos en un punto en el que cada voto por Morena tiene más peso del que aparenta, justamente por lo que está en juego, que es el rescate de la nación secuestrada por un marco legal de entrega al extranjero, con jueces y magistrados apátridas y mariquitas sin calzones, con residuos de una burocracia dedicadas a la rapiña y un empresariado proxenético y corrupto.

En lo personal veo con cierta repugnancia la candidatura de algunos, pero creo que andando la carreta se acomodan las calabazas, y porque votar por el prianismo sería un absurdo.

En otro asunto, la vacuna llegará, a pesar de los “buenos” deseos de la oposición flatulenta y emberrinchada que no acaba de entender (o reconocer) que la pandemia es un problema mundial, no nacional o local.

 

   

 

 

 

 

 

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