“El heroísmo es también lavarse las
manos” (Pedro Sánchez,
presidente del gobierno español).
El micro-bicho llamado SARS-CoV-2 que
provoca la enfermedad llamada COVID-19 trae con el Jesús en la boca a todo
mundo, o casi. Como usted sabe, el mes de marzo cerró con estas cifras para México:
casos confirmados 1215, sospechosos 3511, muertos 29; mientras que Sonora
reportó 18 casos confirmados, 32 sospechosos y cero muertos; es decir, el 1.4,
0.9 y O por ciento respectivamente del total nacional, sin embargo, se escucha con
cierta estridencia escenográfica el rechinar de dientes y el crujir de huesos
en algunos municipios cuyos ayuntamientos se sienten en la misma situación que
cualquier comunidad de Italia o España… ¡No faltaba más!
A pesar de que el presidente de la
república ha señalado que en México no se cree ni se piensa asumir una actitud
autoritaria ni implementar la suspensión de garantías y colocarnos en un estado
de excepción, y que las más altas autoridades de salud han aclarado que la
emergencia sanitaria no implica ni supone restringir derechos ciudadanos, no
falta algún gobernador que se sienta una copia de Benito Mussolini o de Adolfo
Hitler y decrete la suspensión de derechos o que caiga en protagonismos
ridículos (algunos ejemplos en este video https://youtu.be/M6_1YsmuE0U, a
partir del minuto 0.42).
Tampoco faltan alcaldes que ignoran los
acuerdos y decisiones que toman los órganos nacionales avocados al control y
tratamiento de la epidemia de COVID-19 y se van por el lado de un protagonismo
ramplón y lamentable que, evidentemente, parte del supuesto de que el ciudadano
de sus municipios es un imbécil incapaz de observar las normas de emergencia
que se han publicitado oportunamente y que por eso hay que violar garantías
individuales e imponer el toque de queda, así como en las películas, las series
de televisión o en realidades tan distintas como las orientales y europeas.
Sin duda nuestra vida cotidiana debe
transcurrir de acuerdo con las posibilidades que ofrece la prudencia y el
sentido común informado, por lo que no cabe duda de que observar normas de
comportamiento social que se dictan para la protección de usted y los demás es
importante y, no sólo eso, sino que pueden ser vitales. Una de ellas ha sido la
de cerrar los giros comerciales que no sean esenciales para el funcionamiento
de la economía y la sociedad en tiempos de epidemia sanitaria; sin embargo,
tenemos que el Mercado Municipal de Hermosillo fue cerrado por decisión de los
propios locatarios en una decisión que, aunque no fue unánime, ganó por el
temor de posibles contagios.
Si usted pasa por un banco, verá que los
usuarios se quedan a las afueras debido a un filtro que controla su ingreso y
provee gel antibacterial. Lo mismo se observa en tiendas que ofrecen servicios
financieros, como por ejemplo Elektra o Coppel.
Los temerosos clientes se van formando a
como caiga y a la intemperie, a veces guardando distancia, a veces no, viendo
cómo pasa el tiempo mientras que se acumula el cansancio y agota la paciencia: en
Elektra donde se pagan las pensiones de adultos mayores del programa de
bienestar federal van de dos en dos. Afuera calienta el sol y los viejos
formados apechugan la espera, que se ve compensada con un chorro de gel
antibacterial y el acceso a las ventanillas donde, como puede que sí o puede
que hoy no, recibirán el dinero depositado.
Se entiende que las instituciones
públicas y privadas tengan ciertas dificultades al afrontar fenómenos inéditos,
pero su administración debiera tener cierta capacidad como para prever
escenarios y adecuar sus instalaciones y procedimientos, como en esta
emergencia lo está haciendo el equipo que se encarga de controlar y combatir la
epidemia en el nivel federal.
La eficiencia y la oportunidad de las
medidas no consiste en dedicarse a dictarlas a ciegas, por imitación o a tontas
y a locas (como parece ser el caso de algunos gobiernos municipales con ánimos
teatrales que revelan la poca sensatez de sus titulares) sino en apegarse a las
normas y acciones que dictan los especialistas del centro de control de la
epidemia, respetando en cualquier caso los derechos humanos y las garantías
individuales.
Es decir, no toques de queda, no
intervención policiaca injustificada contra ciudadanos; orientación continua y
accesible por los distintos medios disponibles, vigilancia de que la cadena de
suministros siga funcionando, protección al consumidor o usuario de los
servicios y, sobre todo, absoluto respeto al estado de derecho y la coexistencia
ciudadana. ¿Qué caso tiene generar tensiones adicionales?
En este orden de ideas, es importante que
los gobiernos locales consideren en toda su importancia la reciente declaración
en la que el presidente Andrés
Manuel López Obrador pidió a los gobernadores “alinearse y respetar las
recomendaciones del equipo multidisciplinario que conduce la estrategia
sanitaria. No es tiempo de ocurrencias, es un asunto muy serio… Nada de
politiquería”, lo cual reiteró en su acostumbrada conferencia de prensa, y
que obviamente vale para los municipios (La Jornada, 01/04/20).
Pero más allá de la debida coordinación
entre órdenes de gobierno, es muy importante que nuestros conciudadanos tomen
las siguientes precauciones: guardar su sana distancia (1.5 metros), lavarse
las manos frecuentemente, sobre todo al ingresar a un establecimiento o a casa;
toser o estornudar en el ángulo interno del brazo o usando pañuelos
desechables, evitar aglomeraciones, pero sobre todo guardar calma, comprar
solamente lo necesario y sólo salir de casa cuando es indispensable.
¿Será tan complicado actuar con
seriedad, oportunidad, calma y respeto ciudadano en Sonora? ¿Podrán ciertos
alcaldes contener sus ansias protagónicas? ¿Habrá prudencia e inteligencia por
parte de los regidores municipales? ¿Se dejarán llevar por la histeria y
morbosidad prianista o actuarán en sintonía con las autoridades nacionales de
salud?
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