Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

lunes, 27 de mayo de 2013

Para documentar el pesimismo

Como se sabe, Sonora no es buen lugar para campañas altruistas al aire libre, fuera de los cómodos salones donde pulula la prensa y donde los elogios menudean pringando los oídos de los asistentes reales o virtuales. El ejercicio de la libertad de expresión y las campañas que tiendan a poner músculo o simple voluntad de por medio a los problemas que aquejan a la comunidad, están condenadas a salir en los periódicos como nota anecdótica o, a veces, luctuosa que llama al morbo antes que a la conciencia.

Así, por ejemplo, no basta con ser experto ciclista para arrostrar con éxito las carreteras y caminos de Sonora. El caso de Mauro Talini, italiano en campaña de concienciación sobre la Diabetes, cayó bajo las ruedas de un pesado tractocamión en Trincheras, tras un recorrido desde Argentina que ya cifraba 20 mil kilómetros, truncando abruptamente su camino a Alaska. Las autoridades competentes (sic) desde luego dicen que investigan el suceso y podremos esperar algún resultado más allá del clásico “usted dispense” a sus familiares en algún punto de este siglo.

Queda más que demostrado que en nuestra entidad el peatón o ciclista es lo de menos cuando debiera ser más lo importante en la vida citadina, lo importante es el pago de planas y artículos periodísticos que reseñen los éxitos del gobierno, las maravillas de la economía que prospera y se fortalece gracias a boletines de prensa y gacetillas que se pagan con prodigalidad, favoreciendo las finanzas de los periódicos y la evaporación del rubor público y privado.

Sin embargo, Sonora no se queda a la zaga en materia de maquiladoras que empobrecen el ambiente y enriquecen a alguna famosa trasnacional en busca de nuevos espacios que aprovechar bajo las premisas de la impunidad ambiental, laboral y política. Tan así es que el gobierno se empeña en anunciarnos cada tanto que llegan “nuevas inversiones que generarán” cientos o miles de empleos temporales y fijos que, de acuerdo a los usos y costumbres, van a explotar al máximo el potencial productivo de personas, animales o cosas por un salario irrisorio, sin prestaciones laborales y sin la posibilidad de crear antigüedad, debido a las maravillas de la tercerización, subcontratación u outsourcing  que galopa por tierras sonorenses, sin dejar sentidas a las otras entidades que conforman el espacio  que aun llamamos México.

Pero, como en todo, la moneda tiene dos caras y cada vez resultan más notorias las diferencias entre la bonanza proclamada y los estragos de una economía neocolonial por la vía financiera y tecnológica: tenemos cada vez más indigentes en las calles. El abandono social se deriva de la desprotección económica y política que padecen cada vez más ciudadanos. Las familias luchan cada día por mantener el alma pegada al espinazo, viéndose incrementadas las dificultades para satisfacer medianamente sus necesidades vitales.  En este sentido, ¿a quién puede extrañar que deambulen por las calles tantos indigentes o candidatos a serlo?

Si nos declaramos una sociedad insensible al dolor de nuestros conciudadanos, ajena a las tragedias de los demás, indolentes cívicamente y acomodaticios políticamente, entonces seguramente no nos indignarán las planas completas que se pagan todos los días a favor de un modelo económico y de un desempeño gubernamental fracasado y pernicioso. Sólo en este contexto de cinismo prostibulario la declaración de que “la economía sonorense va bien”, así como la demencial presunción de que el futuro económico de Sonora se basa en la instalación de maquiladoras extranjeras, encajan perfectamente.


Por si el horror de una economía local de ficción fuera poco, a eso agréguele el impulso apátrida de la reforma al artículo 27 constitucional por parte del diputado Beltrones.  ¿La venta de playas a extranjeros no pone en riesgo la soberanía nacional? ¿En qué universo paralelo un legislador impulsa reformas que agreden frontalmente la integridad territorial y jurídica del país? No hay duda de que la sociedad sonorense presencia una peligrosa coincidencia política entre el neoliberalismo priista y el panista, con el apoyo de un importante segmento perredista.

domingo, 12 de mayo de 2013

Ecos del 10 de mayo

Como cada año, el comercio organizado se aprestó a hincharse de dinero con el afecto que no se compra pero que si se convierte en argumento de venta para un sinfín de artículos que van desde flores, artículos electrodomésticos y dispositivos electrónicos, hasta terrenos campestres y residenciales. La mercadotecnia afinó sus tiros al corazón del consumidor, valiéndose de alusiones maternas que solamente en estas fechas parecen estar libres de albures y llenos de buenas intenciones comerciales.

En los cruceros menudearon los vendedores de flores y las esquinas fueron tomadas como almacén transitorio de su oferta vegetal, llenando de aromas más o menos naturales el ambiente de fiesta por las expectativas de borracheras conmemorativas del milagro de la maternidad. Hijos, nietos y demás consanguíneos cuentan con la licencia socialmente avalada para dar rienda suelta a la hilacha presupuestal que nos acerca a los bares, restaurantes, antros o simplemente al expendio más cercano al hogar. Al parecer, el amor materno se aceita con alcohólicos efluvios en estas arideces culturales que conforman nuestro entorno.

Si la madre es el pretexto para derramar afecto, el comercio obra el milagro de materializarlo, de darle precio y código de barras, de colocarlo en anaqueles y exhibirlo con llamativos colores y frases edulcoradas que llaman al coma diabético cuando no al colapso de las neuronas que ceden ante los embates de la más babeante cursilería. El resto del año deben buscarse otros reclamos y festividades, otros argumentos para demostrar el poder de la firma del consumidor, la solvencia de su quincena y las virtudes de los abonos chiquitos. En esta trama, el comercio demuestra que lo que nos sobra de madre le falta al salario de ese poder remunerador que la leyenda oficial atribuye a la económica mexicana.

En Sonora, por ejemplo, no falta el cateto que diga que la economía del estado ya bien, volteando hacia el lado del gobernador en turno cuando debiera hacerlo hacia las calles pobladas de indigentes, las plazas colmadas de menesterosos que disputan los espacios a los perros callejeros, en una difícil competencia por sobrevivir a una economía “ejemplar”, que logra sus mejores golpes a fuerza de complacencias y venalidades oficiales y la infaltable codicia e irracionalidad privada. La mitología neoliberal supone atributos mágicos a la acción privada y más si ésta se confunde con la pública, porque se da el caso de que, desde el poder público, se mercantilice la acción gubernamental en aras del bienestar de quien lo ejerce.

Así tenemos escuelas que se caen a pedazos, que no tienen agua, drenaje funcional y problemas de pago en el fluido eléctrico; pizarrones de la edad del gis, profesores mal pagados, que soportan el peso de una responsabilidad que no viene acompañada de los recursos para cumplirla; trámites engorrosos para cualquier cosa y una burocracia que se siente benefactora de la humanidad por el solo hecho de atrincherarse tras un mostrador, ventanilla o un escritorio y atender de mala manera al sufrido ciudadano que llega a ponerse enfrente. Sin embargo, el gobierno declara que Sonora es una maravilla en cuestiones de educación y la reforma padresista va que vuela para ser ejemplo nacional y más allá.

La aparente sintonía entre el gobierno federal y el local pudiera, en otro contexto, suscitar ciertas dudas si no fuera por una razón bastante elemental: su base ideológica es la misma; es decir, son tan neoliberales uno como el otro, de suerte que la diferencia de colores partidistas es irrelevante ante la solidez monolítica de sus objetivos, de ahí que decir que “la economía de Sonora va bien, muy bien”, no suene fuera de lugar en los absurdos y torcidos términos de los supuestos neoliberales que disponen  de la herramienta de la privatización y el lucro privado para logar dislocar la realidad y transformar la pulverización de lo público en una mina de oro privada, local o transnacionalizada.

La enajenación del espacio público supone la renuncia a ciertas facultades y responsabilidades que están determinadas por las leyes bajo el supuesto del bien común. Desde luego que el gobierno puede modificar el texto legal, pero lo que no cambia con acuerdos y corruptelas es la ilegitimidad de las normas al servicio de unos cuantos.

El 10 de mayo fue motivo de salutaciones con diversos acentos en cuanto a afecto o afinidad, que fueron de parientes y amigos hacia la madre, pero también por parte de ciudadanos que, agraviados, dieron en convertir la fiesta materna en una sonora y masiva mentada de madre al titular del Ejecutivo federal, vía redes sociales. “La voz del pueblo es la voz de Dios”, o ¿es cosa de unos cuantos resentidos electorales? Si esto fuera así, tendríamos que un alto porcentaje de la población voto por otra opción, lo cual nos sugiere preguntar ¿cómo llegó Peña a Los Pinos? La respuesta es de Perogrullo.


Si los clavos que unen al ciudadano a su cruz no fueran suficientes, se agrega la burla: “en cuatro meses se verán los resultados de la campaña contra el hambre”, en el escenario onírico de Hermosillo y Etchojoa, con lo que la celebración del día de las madres tiene connotaciones lúdicas cuando se esgrime la felicitación materna como herramienta de rechazo, protesta y reclamo. La mentada de madre es, sin duda, un arma de civilidad masiva.