Notas Sueltas es un espacio de opinión sobre diversos problemas de carácter social, económico y político de interés general. Los comentarios pueden enviarse a: jdarredondo@gmail.com

domingo, 27 de febrero de 2011

Gobierno de novedad

Opción múltiple
A pesar de los horrores de la realidad, el gobierno del cambio se propone ganar la apuesta de construir, sobre los sólidos cimientos de la imaginación, un México y un Sonora moderno, competitivo y exitoso. Los jugadores son, al parecer, los chicos malos de la delincuencia organizada, el desempleo, la inflación, el alza de los precios, el complejo de inferioridad de los empresarios nacionales y locales, la voracidad de propios y extraños, la complicidad de los propios con los extraños depredadores de los recursos nacionales y locales, la falta de oportunidades, la contracción del empleo, los salarios, la calidad de vida, la marginación y la corrupción en todas las esferas de la vida social. Por la otra parte, están las buenas intenciones y la fe inquebrantable en que Calderón nos lleva por el camino correcto.

Como el quehacer gubernamental ahora es cosa de buena fe, de creencias impolutas e inalterables, de enjundias y prestigios familiares, resulta que el enemigo principal es, ni más ni menos, la cruda realidad, la espantosa situación de los millones de habitantes que en el país y en el estado vivimos, y la precepción de que las cosas no van bien y que no habrán de mejorar, de que el desempleo no se revierte gracias a la derrama de saliva, de jaculatorias y de fervorines que con entusiasmo albiceleste se sirven pronunciar los gobernantes del partido del populismo de derecha mejor conocido como PAN.

Que ya se está viendo luz al final del túnel legal dedicado al acueducto Independencia, es una buena noticia. Que sigue a la baja el empleo y que las broncas del transporte urbano consagran como víctimas a las clases de a pié, es una mala noticia; que las heladas no fueron cervezas sino eventos climáticos que afectaron las cosechas, malas nuevas; que la dependencia gubernamental dedicada a proteger a las clases socialmente vulnerables predique con el ejemplo de la caridad en vez del empleo y el ingreso popular, mal negocio. Que la salud sea un bien con dedicatoria a la clase turística internacional, mala cosa. Que la urbanización de Hermosillo no tome en cuenta a los peatones y privilegie al automóvil, peor situación.


¿Lo nuevo?
 Pero todos los males de la modernidad, la competitividad, el crecimiento urbano, la demanda creciente sobre los servicios públicos, la insolvencia de los clientes cautivos de los bancos, la voracidad de los acaparadores de bienes de consumo familiar, el alza incontrolable de los precios en gasolinas y electricidad, la amenaza de privatizar servicios e incrementar la tarifa del agua y la incertidumbre de su disponibilidad y distribución en las tomas domiciliarias, son exorcizados mediante el conjuro de la buena voluntad, del aguante ciudadano ante la realidad de una administración chambona y manipuladora, de la eliminación de la palabra fracaso en el diccionario del gobierno, pero sobre todo, por el mantra de lo “nuevo”, “histórico”, “inédito”, que capitaliza, promueve y monopoliza la administración azul en turno.

El prurito de la novedad inaugurado por Vicente Fox como expresión oral, escrita y mímica del cambio y el venturoso destino de la nación bajo el imperio de la imaginación instalada en las nebulosas alturas del Prozac, parece tener vigencia transexenal y aterrizar desde la nube del gobierno federal como gota destilada de espirituoso optimismo en el gobierno del estado. Las maravillas de la evasión pronto colmarán las expectativas de los ciudadanos ansiosos del narcótico efecto del “ahora sí”, del “sí se puede”, del “gobierno del cambio”, del “nuevo Sonora” de la porra, la matraca y la serpentina anticipada de los bienes terrenales del hombre logrados mediante promesas y exhortos que alimentan sin colesterol ni molestas cargas digestivas a los famélicos entusiastas de la demagogia.

Lo que está siendo documentado por los acuciosos cronistas de la realidad -estadísticos, periodistas, analistas, académicos- no se parece al escenario que pintan con saliva las huestes del entusiasmo prefabricado, porque las cosas no son como se platican y el hecho de estar en un país y una entidad donde las intromisiones extranjeras, las balaceras, los asaltos, los muertos y heridos son parte de la cotidianidad y se integran al paquete de problemas con que carga el ciudadano común. Urge la fórmula que resuelva el dilema entre la demagogia, el engaño y la ignorancia supina, y el insoslayable fracaso de las políticas neoliberales en sus versiones y matices prianistas (aun considerando que pudiera caber la distinción entre la vagancia priista y la voracidad y el mal gusto panista). Lo que queda en el ciudadano es la expectativa del cambio, su necesidad y urgencia, pero sobre todo, su congruencia y autenticidad.

sábado, 19 de febrero de 2011

Ejemplo de civilidad

Mientras que el centro de la capital de Sonora se convierte en el escenario frecuente de protestas y manifestaciones ciudadanas otros rumbos sirven para armar el teatro de una economía exitosa que va por más en la ruta del mercado sobre el estado.



¡Justicia!
 Las marchas sindicales o de agrupamientos civiles animados por algún afán reivindicativo toman las calles y el centro se convierte en un lugar punto menos que intransitable o, dicho de otra manera, caótico. Las calles aledañas al Congreso del Estado, al ISSSTESON, al palacio estatal, cobran vida ciudadana entre bocinazos y mentadas de madre, rechiflas y consignas que huelen y saben a pueblo en movimiento. Hermosillo es, a final de cuentas, el ombligo político del estado, aunque Ciudad Obregón repunta como centro burocrático donde la salud y la agricultura tienen un asiento en la primera fila de los temas oficiales.

Aquí, los mineros y otros participantes solidarios cruzan rumbo a Palacio, de la mano de los protestantes por la amenaza del alza en el transporte público y su contraparte de transportistas que la solicitan argumentando deudas insolutas. La plaza, flanqueada por las dos instituciones emblemáticas del mundo hispano: iglesia y cabildo, da cabida al pueblo llano, al asalariado y al comerciante, en busca del paraíso perdido, de la utopía libertaria, de la solución paliativa a la crisis económica que es negada con sabiduría cosmética por los rumbos de Álamos, en su papel de caricatura tercermundista de la aristocrática Davos, tan suiza como el chocolate, la relojería de precisión y los bancos alcahuetes internacionales del lavado y engrasado de la economía capitalista.


América Latina, una y libre
 El ejercicio de la libertad de expresión de los economistas y funcionarios reunidos en Álamos (Alliance 2011) les permite declarar que la posición de nuestro país es única, que ya puede temblar de miedo la economía china por nuestras inmejorables condiciones en materia de fuerza de trabajo y costos de transporte, tan baratos que ni siquiera los hijos de oriente pueden llegar a cumplir tales cuotas de explotación. El paraíso económico que se llama México, ofrece su versión latinoamericana del outsourcing y grandes ventajas por la cantidad abrumadora de acuerdos comerciales suscritos que, a tiro por viaje, benefician a nuestros “socios” quienes éstos sean y donde quiera que estén.

Sin embargo, la oportunidad de recibir visitantes extranjeros y servirles de alfombra a través de esa tan particular cortesía nuestra, logra llenar de beneficios por concepto de servicios de hospedaje y alimentación a los propietarios de la infraestructura turística, que no importa que hablen en inglés siempre y cuando reciban los beneficios en estas tierras del señor. Los estados contables son otro departamento.

Por cierto, hasta la fecha no ha trascendido ningún nombre de economista sonorense que esté participando en ese encuentro empresarial cómicamente aplaudido por los funcionarios correspondientes de la administración local.


El maestro luchando también está enseñando
 Mientras que Hermosillo adquiere características de ciudad con habitantes capaces de mandar a la porra lo políticamente correcto y no aguantarse las ganas de protestar en defensa de su derecho, así se trate de generar “caos vial” y arriesgarse a molestar a las buenas gentes que se pertrechan en un conservadurismo decimonónico, nos enteramos de que hay otras protestas que teniendo por escenario la ciudad de México, contrastan con las siempre vigorosas de los universitarios y los sindicalistas del SME y otros de carácter independiente. Tal es el caso de la huelga de hambre que mantiene una joven de nombre Estíbaliz Chávez Guzmán, quien lucha por ser invitada a la boda del príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middeleton (http://www.milenio.com/node/649906).


Libertad de expresión
 La mexicana Chávez arguye que así, Inglaterra, lavaría un poco la afrenta a los colores patrios con eso de decir lo que piensan sobre nosotros los conductores del programa Top Gear. Los laxos límites del ridículo y el más pedestre intento de chantaje sentimental nos ponen al día y a la vanguardia en eso de los despropósitos internacionales. Y pensar que creíamos haberlo visto todo con las lacayunas muestras de subordinación del “presidente del empleo” respecto al departamento de Estado de los gringos, por aquello de la guerrita mercadotécnica que ocupa el tiempo de Calderón a favor del intervencionismo gringo en los asuntos internos del país.

Claro que la violencia inducida en un país como el nuestro, así como hace dos décadas ocurrió en Colombia, genera daños colaterales que, según el “México Business Forum”, afectan la atracción de nuevas inversiones y atrasan el proceso de colonización financiera del país, a pesar de los esfuerzos privatizadores de Calderón y sus antecesores neoliberales. Desde luego que las guerras suponen bajas y gastos en armamento y medidas coercitivas hacia los medios de comunicación (¿Aristegui?), restricción general de libertades y control de la vida democrática por el simple argumento de la “razón de estado”, producto de la inseguridad que se pudiera traducir en problemas de gobernabilidad tan serios que solamente el estado de excepción supondría la recuperación de algo del control perdido.

Como quiera que sea, Hermosillo ya está en el mapa de la acción cívica cuya vitalidad se demuestra marchando, manifestando el apoyo o rechazo a medidas que nos afectan de una u otra manera. En esto no vale guardar las formas de una civilidad acartonada, trasnochada o simplemente ficticia. Los ciudadanos al tomar las calles, lo hacen por el mejoramiento de las condiciones de vida y el respeto a sus libertades, por alcanzar el futuro que se construye mediante la acción colectiva. Bien por ello.

jueves, 17 de febrero de 2011

Qué hombre tan sin embargo

Los comentarios a favor o en contra de la revelación vía manta legislativa reunieron lo mismo el encono faccioso como la chunga popular. El dedo en la llaga presidencial no reparó en las pruebas del alcoholímetro porque no iba en automóvil, simplemente se dejó llevar por la fea impresión de vivir en un espuriato, si no por causas electorales (que las hay), sí por razones de lesa humanidad: las cosas van de mal en peor, y la definición de peor resulta ser una materia actualmente en exploración que revela un fondo inimaginable de profundo. El vértigo a las bajuras genera no sólo inquietudes sino certidumbres anticipadas tan incuestionables como la caída libre de los cuerpos y la evaporación del agua a 100 grados centígrados en condiciones normales.



¡hiiic!
 Desde luego que hay voces que afirman que la manta fue un exabrupto colindante con payasada por parte de los diputados petistas, que debieron guardarse las formas de civilidad y cortesía en el seno del recinto legislativo, que hay niveles…, que nada justifica que los representantes populares expresen lo que el pueblo grita en las calles, comenta en las cantinas, desliza en los cafés, masculla y refunfuña en casas, transporte colectivo y oficinas y demás centros de trabajo. Aquí, la vox populi no es la voz de Dios, porque algún plumífero arreolino dice que él inventó el infundio que –sin embargo- los propios panistas comentan con preocupación, según revela Julio Scherer en su libro Secuestrados y que reprodujo Proceso la parte conducente. Otros opinantes señalan que la manifestación de los diputados es simple ejercicio de la libertad de expresión en la propia casa de los diputados, asunto que ya tiene su historia en México y que, no hace mucho, se sirvió de boletas electorales a modo de orejas salinistas en el cráneo del entonces diputado Vicente Fox.


Estrategia y táctica
 Las manifestaciones de oposición o rechazo por parte de legisladores escriben su historia en la ola ascendente del neoliberalismo periférico mexicano, lo que permite acuñar y popularizar el término “interpelación”. Las interpelaciones cambiaron el tono y el ritmo de las actividades legislativas cuando el tema central era la quema de incienso de otro poder, el Ejecutivo, en la casa del Legislativo. La loa y el ditirambo hacia la figura del Presidente ponía en un plano de subordinación a los miembros del congreso y la única palabra que se escuchaba era la del personaje que reúne en su persona la jefatura de estado y de gobierno de la república mexicana. La interrupción lúdica, recriminatoria, lapidaria, sustituyó al silencio por decreto, a la mansedumbre lanar exigida a los representantes de las entidades federativas y del pueblo que en ellas habita, lo que permitió rescatar el sentido del parlamento, la existencia de la oposición militante, de la ciudadanía representada convertida en un poder en acción. La palabra del diputado se pone frente a la del presidente, y los argumentos de esa soberanía se confrontan con las del poder que informa las acciones y los resultados de la gestión. Así, la relación de subordinación se rompe y se recupera el equilibrio republicano perdido en aras de una parodia mayestática.

La nación creció en civilidad al tenor de un legislativo revitalizado, crítico, distinto a aquél acartonado y lacayuno, subordinado al poder presidencial y callado escucha de los informes de gobierno. De aplaudidor contumaz del discurso presidencial pasó a ser representante crítico del pueblo que trabaja y hace posible en bienestar nacional, con lo que se pone de manifiesto la falta de capacidad en la conducción de la cosa pública, la entrega de la nación a intereses extraños, la desnacionalización de los bienes públicos y la liquidación del patrimonio de la nación.


Del dominio público
 La grave crisis de libertades en la nación mexicana pasa también por el recinto legislativo, al coartar, o intentar hacerlo con el derecho de los diputados a expresar sus objeciones, y se trata de instalar un cinturón de castidad oratoria que permita el tránsito impune de funcionarios inútiles o de plano venales que visitan el recinto legislativo para verter engañifas, prepotencia sectaria, ignorancia supina y falta absoluta de amor a la patria. Una manta, un discurso acusador, un reclamo de respeto, una protesta o el recoger un reclamo popular no son, ni lo serán, faltas al respeto de tal o cual investidura. Son bocanadas de oxígeno que da un organismo vivo que se niega a morir en un mar de autocomplacencias y corruptelas, de silencios forzados y de una cortesía prostituida y degradante. Son, ante todo, la voz del pueblo que reclama honestidad, trabajo y entrega a los intereses de la patria, no a los de grupos o personas que ven como negocio privado el interés público.


Gobierno responsable
 Por eso resulta altamente gratificante la acción de diputados como Fernández Noroña, Di Constanzo y Cárdenas. Porque no se pueden guardar las formas nomás porque sí, como no se puede aspirar con deleite el hedor de un sistema en descomposición. La descomposición del sistema colonial tuvo por respuesta la independencia nacional y la pestilencia del porfiriato desencadenó la serie de procesos que conocemos como revolución de 1910. En todo caso, guardar las formas debiera significar no el aguante sin sentido, sino la adecuación de las formas al nuevo contenido. El respeto debe merecerse, es consecuencia de acciones y actitudes, y no significa una dádiva emocional a perpetuidad. Nuestra idea de la realidad debe reflejar lo más fielmente posible la realidad representada. El gobierno y sus funcionarios, para ser respetados, deben actuar conforme sus obligaciones y deberes expresamente señalados por la ley y siempre guiados por el más alto interés nacional.

Una interpretación corta por su literalidad de la famosa manta quizá no alcance a recoger su mensaje: de acuerdo a sus resultados, la conducción de los asuntos nacionales pareciera estar en manos incompetentes, intoxicadas por un hedonismo ramplón y fatuo. ¿Por qué tenemos que seguir tolerando la ruina nacional?

martes, 8 de febrero de 2011

Niños muertos

Los daños colaterales de una guerra mal pensada y peor ejecutada lesionan en lo más íntimo a la sociedad mexicana. La creciente militarización del país y la intolerancia hacia las opiniones, organizaciones sindicales y los movimientos ciudadanos, a la par que se dan procesos de privatización en la esfera de competencias gubernamentales, como es el caso de la energía eléctrica, el petróleo y el servicio de agua potable, constituyen el escenario de la muerte física y cívica de los mexicanos.
Hoy el llamado de atención es sobre la indefensión de la niñez mexicana, sobre los ya muchos niños muertos y heridos, mutilados y enfermos graves que resultan de acciones militares y policiacas animadas por el miedo, el desconocimiento del enemigo y la poca claridad y pertinencia de las órdenes que terminan siendo sentencias de muerte para los menos culpables. La niñez en México es una etapa peligrosa y, en muchos casos, última. Ya basta de sangre inocente.

lunes, 7 de febrero de 2011

Libertad de expresión

Vox Populi
La noticia que ha causado revuelo, pasmo, estupor y emoción en el café mañanero, fue la de la salida de Carmen Aristegui de MVS Radio. Que había infringido el código de ética, dice la empresa; que la alusión a la manta que recientemente exhibieron en la cámara de diputados los petistas Fernández, Di Constanzo y Cárdenas, aparentemente referida al alcoholismo del jefe de las instituciones nacionales, que coronó Aristegui con la exigencia de que la presidencia de la república aclarara la especie, lo cual pone en aprietos a la autoridad y enfurruña al panismo organizado y dedicado al arte difuso y confuso de hacerse de la vista gorda, en aras del bienestar del partido y sus hombres. MVS pidió a la periodista que leyera una disculpa redactada en Los Pinos (La Jornada, 7/02/2011) y, ante la negativa, la empresa dio por terminada su relación laboral.



Otros tiempos
 La puesta del dedo periodístico en la llaga de la presidencia no hizo gracia a los señores empresarios de la radio y, como tienen el poder de la firma y la entrada de publicidad oficial, hicieron buena la norma clave de la simulación mexicana: si quieres llegar a periodista viejo, hazte pendejo (lo mismo vale para el empleado federal, estatal, municipal, privado; o el etcétera que usted quiera y en distintos niveles de exposición al ojo del Big Brother). Las normas de conducta ética sirven como cinturón de castidad para la mente y moderan la facultad de expresar ideas, sentimientos y opiniones, de acuerdo a la necesaria tersura que se requiere para seguir siendo un país con altas calificaciones de manipulación y acamellamiento. El sentido común recomienda que el artículo o comentario editorial se escriba con la sazón de la ambigüedad y la corrección de estilo de la inquisición.

Las muestras de pensamiento independiente sólo pueden ser toleradas cuando se refieren críticamente a situaciones y personajes ajenos a nuestra realidad y, aunque nos podemos declarar admiradores de programas como el de Bill Maher o de Jon Stewart, o ciertos segmentos de Saturday Night Live, o el memorable programa español La Parodia, nos resulta menos que indiscernible ponernos en plan de espectadores y apoyadores de la verdad directa o parodiada en el caso de las personas e instituciones nacionales. Nuestro sentido del humor parece ser altamente selectivo y discrimina lo que nos atañe, siendo en todo caso, objeto de mil y un ocultamientos, disfraces y manipulaciones. La verdad es material de consumo exclusivo de las agencias extranjeras, particularmente gringas, que comparten las intimidades de nuestra economía y política con quienes, se supone, gobiernan este país. El pueblo llano puede y debe permanecer en la inopia informativa con lo que, una vez más, se reafirma el supuesto foxista de que la ignorancia produce felicidad.


Reacción por aropellamiento...
 Calderón en el país de las maravillas compite fuertemente con Foxilandia, y ambos escenarios constituyen la fuente de certidumbres oníricas donde abrevan los periodistas serios y responsables, adalides de la verdad, heraldos del progreso y el bienestar prometido en cada manifestación literaria que recoge las promesas y los argumentos de venta de cada gobierno.

La imagen es todo, el gingle presidencial y los variados promocionales de los éxitos y logros recién imaginados son, en el mundo virtual de la república, el sustento de la autoridad moral del que sanciona al transgresor de la libertad de expresión.

Nuestro país parece estar en el dilema de enfrentar la realidad cuando ésta apenas está siendo diseñada en los laboratorios psicológicos de las agencias de inteligencia del imperio, en una asincronía precoz que despierta el rumor, la insidia y la mala interpretación de los signos, ya no tan transparentes, del ocaso de una época y la renuencia de aceptar el futuro.

El despido de Aristegui salva la necesidad de la ejemplaridad que exige el combate contra el tráfico de ideas, el trasiego de inconformidades y la trata de noticias. La justicia tiene, en el país, nombre y apellido, va con dedicatoria y puede ser sumaria en sus juicios dependiendo de a quién se aplique.

jueves, 3 de febrero de 2011

Digamos salud por el sistema

Curva del éxito
Todas las noticias son alentadoras: los beneficios de ser cautelosos con la economía y confiar en la atinada conducción del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, reditúan en la sensación de posible recuperación económica, resistencia a la crítica maliciosa y fe inquebrantable en las instituciones financieras internacionales. La salvación del país está en manos de las instituciones financieras internacionales que siguen como perros a la longaniza las directrices de Washington, que dedica sus esfuerzos a la práctica de un onanismo económico con cargo a la economía mundial.


¿Se imagina usted tener un gobierno capaz de impulsar el desarrollo nacional de manera soberana? Tan herética posibilidad supondría poner por encima de cualquier interés o compromiso aquellos relativos a nuestro progreso y bienestar, lo que por sí mismo huele a independencia y libertad, conceptos que son administrados por Estados Unidos e interpretados, corregidos y aumentados por las administraciones en turno de ese país.


Caras vemos...
 Considerando el papel de colonia o protectorado (según se vea) que asume México ante el tronido de dedos de nuestros vecinos del norte, la imitación desangelada de las medidas que previamente se han demostrado fallidas o peligrosas en los escenarios gringos, constituye una práctica casi religiosa en el imaginario político de la derecha en el poder, en permanente confrontación con la realidad nacional y a contrapelo de la lógica más elemental. La subordinación económica y política a los intereses de los vecinos es cada vez menos cuidadosa de las formas y más evidente en sus manifestaciones de lameculismo institucional. Las botas de los gringos son limpiadas con las nalgas de los dignatarios mexicanos, ansiosos de la palmada en el lomo y expectantes de alguna dádiva que refuerce su autoestima lacayuna.

Usted se preguntará por qué la soberanía nacional debe pasar por el escrutinio cuidadoso de nuestros vecinos y ser acotada según sus conveniencias, lo que surge tras enterarse de que el propio gobierno panista ha permitido que Estados Unidos intervenga en las labores policiales relacionadas con el combate a la delincuencia y la prevención del delito, asuntos que en cualquier otro tiempo correspondían al gobierno nacional que legislaba y proveía lo necesario para el cumplimiento de las leyes. El neoliberalismo panista, transido de emoción por ser la puerta de entrada a la modernidad, a lo nunca visto, a lo inédito, a lo novedoso, lo último de lo último en las materias en que debe examinarse el gobierno, ha decidido darle el sí a nuestros vecinos en materia de seguridad y contribuye cediendo soberanía sobre el territorio nacional para que ellos puedan protagonizar la versión oficial de la saga de Rambo, o alguna de las gustadas series sobre espionaje y defensa del planeta contra los ataques de fuerzas malignas o incluso extraterrestres.

Pero, lo que se soporta viniendo de fuera, se rechaza al interior con histérica energía y denodada pasión, como si les fuera el apellido. Pongo por caso la reciente pataleta de los diputados panistas quienes abandonaron el recinto legislativo en protesta por la manta de los petista, con la leyenda de que si usted no permite que un borracho maneje, por qué deja que uno de ellos lo haga con el país. El panismo organizado argumentó que se le faltaba el respeto a la institución presidencial, siendo que solamente se aludía a uno de sus azulosos cófrades. Aquí tenemos la clásica confusión del patrimonialismo de derecha: no es lo mismo don Felipe que la institución presidencial, como no lo es el whisky a la botella que lo contiene.


Sin escrúpulos, sin memoria, sin progenitora...
 Mientras que las noticias sobre las cifras del desempleo en México gozan de cabal salud, la autoestima mexicana desciende por el tobogán de la lucha por el rating, como se ve en el programa Top Gear, donde calificaron a un auto deportivo de lujo como capaz de expresar las características de los nacionales de su país de origen: los mexicanos son flojos, vagos, irresponsables, flatulentos y subidos de peso. La aseveración de los conductores del programa motivó la protesta oficial vía Secretaría de Relaciones Exteriores y el jolgorio informativo que celebra las manifestaciones de un ludismo plano, chabacano, vulgar y típicamente inglés, al adecuarse a los modos y maneras de los talk show gringos con toda su parafernalia coprófaga. El resultado es un espectáculo que alimenta la ignorancia y el morbo de sus espectadores en medio de la fascinación de ver en vivo y a todo color el hundimiento de la materia fecal que dispensan los esfínteres que conducen la pavorosa pieza escatológica. Por otra parte, no se puede generalizar el mal gusto a todos los ingleses, aunque resulta claro que los seguidores de programas como Top Gear merecen el calificativo de imbéciles en grado de eufemismo.


¿Justicia?
 La oferta de embutidos y conservas fecales no se limita al extranjero ni en particular a la Gran Bretaña, como se demuestra al salir a la luz pública el encarcelamiento de dos funcionarias menores del IMSS a quienes se les ha nombrado chivos expiatorios en el caso del incendio de la guardería ABC. Mientras que algunos padres de niños afectados por el siniestro temen que “salgan bajo fianza” los muy raquíticos pájaros que tienen en mano las autoridades, los pájaros gordos siguen atacados de la risa al ver que pueden confiar en el sistema en tanto el dinero y las influencias sean el lubricante oficial que lo mueve. La impunidad en México es alentada por los propios afectados, cuando las víctimas directas terminan convirtiéndose en argumento para el logro de fideicomisos, prebendas y concesiones.

Los movimientos que impiden la participación y apoyo de ciudadanos simpatizantes por aquello de que “no se politice”, pierden de vista que las manifestaciones públicas de protesta son para el consumo de todos, con lo que se corre el riesgo de ser apoyadas y, en consecuencia, politizadas. La solución está a la mano: si usted no quiere que su movimiento de reclamo o protesta se contamine con la participación de otros, hágalo desde la comodidad de su videocámara y no abra la opción del chat. Simplemente emita su protesta y deje que corra el marcador de visitas como simple dato estadístico. Cualquier tema siempre podrá ser un éxito y, si de eso se trata, con posibilidades de ser anotado en la factura.

Los chivos expiatorios forman parte del ritual de procuración de justicia en México, así como las procesiones de santas cofradías debidamente registradas en la oficina correspondiente. Los verdaderamente culpables son pilares de la sociedad, apellidos ilustres, constancias vivas de la permanencia de estructuras económicas y políticas capaces de sobrevivir regímenes y señalamientos memoriosos. Los pobres, después de todo, no tienen prosapia sino, quizá, derechos históricos colgados del futuro.